Nunca ha sido más difícil disputar las primeras posiciones del mercado telefónico. Tampoco aspirar a la corona de la fotografía móvil. Desde hace ya unos cuantos años, la industria se ha volcado de forma casi monolítica en la creación de buques insignia que se dirían desarrollados en torno al mismo diseño de referencia, utilizando virtualmente los mismos elementos en casi idéntico orden para dar lugar a teléfonos móviles muy potentes, en efecto, pero casi clónicos. No hay creatividad. No hay originalidad.
Romper este bucle con productos que se atrevan a ir más allá de estos límites aceptados de forma casi unánime por la industria se ha convertido en uno de los desafíos de Xiaomi, que cada vez está más volcada en la creación de móviles más —y mejor— diferenciados. El nuevo Xiaomi 13T es uno de ellos, proponiendo algunas de las mejores prestaciones fotográficas del momento en un móvil que logra un adecuado equilibrio en su ficha técnica y que no obliga al consumidor a adquirir un móvil de 1.000 euros solo por disfrutar de la fotografía más top.
Una obra maestra doblemente interpretada
El gran problema de todos estos móviles clónicos es que sus fabricantes se pierden en la ficha técnica y no atinan a pensar en el uso que van a recibir. Teléfonos top para power users que aparentemente van a exigir prestaciones límite en cada momento del día. Si las cosas fueran así, posiblemente las ventas de la gama alta en España se reducirían a 12 móviles por año. La realidad es que hay muchos usuarios que hacen un uso especialmente intensivo de algunas funciones muy concretas del móvil —particularmente la cámara de fotos—, así que los responsables de producto del fabricante se hicieron una pregunta muy simple: “¿Qué exige el auténtico amante de la fotografía móvil?”.
Xiaomi 13T y Xiaomi 13T Pro son dos teléfonos prémium que, manteniendo una ficha técnica de altura, hacen un singular énfasis en sus capacidades fotográficas y animan a disparar
La respuesta la encontramos en los Xiaomi 13T y Xiaomi 13T Pro, dos teléfonos prémium que, manteniendo una ficha técnica de altura, hacen un singular énfasis en sus capacidades fotográficas. Y eso contempla desde los sensores al software de cámara diseñado por Leica hasta aspectos que podríamos considerar ‘de apoyo’ como una pantalla de calidad y espacio de almacenamiento más que suficiente para no tener que ir recurriendo continuamente a la nube. Y es que nos encontramos ante dos móviles que animan a disparar.
Presididos en ambos casos por una pantalla CrystalRes AMOLED de 6,67 pulgadas capaz de cubrir el 100 % del espacio DCI-P3, la familia Xiaomi 13T ha sido diseñada para poder capturar las imágenes más espectaculares incluso bajo el sol más cegador, para lo cual brinda un extraordinario brillo que alcanza de forma puntual los 2.600 nits. Esta luminosidad —casi cegadora— permite también generar HDR10+ end-to-end en el modelo Pro, ofreciendo así una representación fidedigna del vídeo capturado.
Bajo esta pantalla encontramos dos chipsets sumamente ágiles firmados por MediaTek: el Dimensity 8200-Ultra y el Dimensity 9200+. Los dos están fabricados usando un proceso de 4 nm de MediaTek para sacar el máximo partido a su batería de 5.000 mAh —con carga HyperCharge 120 W en el modelo Pro—, al tiempo que brindan una generosa cantidad de almacenamiento. El Xiaomi 13T ofrece hasta 256 GB, pero si nos vamos al modelo Pro, orientado a sustituir las cámaras compactas y grabar vídeo apto para producción —y no solo para guardar recuerdos—, podemos alcanzar la extraordinaria cantidad de 1 TB. Nunca más volverás a quedarte sin espacio en el móvil cuando más lo necesitas.
Son detalles que marcan la diferencia entre un teléfono con cámara y un teléfono para fotógrafos o “fotoadictos”.
Es más que una cámara: es otra forma de concebir la fotografía móvil
Pero, por supuesto, lo que define un móvil fotográfico es la cámara. Y es aquí donde debe concentrarse la inversión tecnológica, pero también donde más se tienen que cuidar los detalles. Y es que de poco sirve tener una cantidad astronómica de megapíxeles si al final el software de cámara o la propia composición óptica no están a la altura. En este punto, Xiaomi parte con ventaja y, a través de su asociación con Leica, tiene todo el know-how acumulado durante décadas en el mercado de la fotografía.
De poco sirve tener una cantidad astronómica de megapíxeles si al final el software de cámara o la propia composición óptica no están a la altura. Y, en este punto, Xiaomi parte con ventaja
Tomemos por ejemplo la configuración de cámara del Xiaomi 13T. El sensor principal de 50 MP ya destaca por su tamaño de 1/1,28 pulgadas que brinda una gran luminosidad. Pero es que todavía va más allá gracias a la utilización de una óptica de siete lentes asféricas y a un objetivo Vario-Summicron 1:1,9-2,2/15-50 mm —palabras mayores en un móvil de su rango de precio—.
La firma germana también aporta sus conocimientos en la cámara ultrapanorámica (50 MP f/1,9) y el teleobjetivo (12 MP, f/2,2), que se benefician junto al sensor principal de un software de cámara de estilos basados en los modelos tradicionales de Leica, como un bokeh con simulación de una focal de 50 mm.
No es necesario decir que el Xiaomi 13T Pro va incluso más lejos. La nueva referencia fotográfica del mercado es capaz de capturar el 100 % del espacio DCI-P3 en caso de que no se quieran utilizar los perfiles cromáticos de Leica —Authentic Look y Vibrant Look—. Y no hay que olvidar el nuevo modo fotográfico Pro, con el que se puede ajustar parámetros como la tonalidad y la textura antes de disparar para reducir el tiempo de edición y obtener mejores resultados.
La grabación de vídeo, a su vez, es también excepcional. Ayudado por su chipset de mayor potencia, el Xiaomi 13T Pro es capaz de grabar vídeo de 10 bits en el estándar H.265 LOG 4:2:0 usando su propia tabla de referencia LUT Rec.709, lo que en la práctica convierte a este móvil en una videocámara apta no ya para llevarla con nosotros en nuestros viajes, sino para darle un uso incluso semiprofesional —se puede utilizar con un gimbal en sustitución de más de un modelo compacto, aunque su estabilizador óptico es suficiente para la mayoría de las ocasiones—.
También es posible importar tablas LUT personalizadas en caso de que queramos editar nuestros propios vídeos en base a parámetros más granulares. Y puede grabar a 8K, la máxima resolución soportada actualmente por los televisores de consumo.
Un diseño que eleva el conjunto
Esta Leica de bolsillo debe además parecerlo. La calidad, además de real y efectiva, también debe ser aparente. El look y el tacto del icónico fabricante alemán de cámaras fotográficas se ven replicados en los Xiaomi 13T con un diseño muy cuidado que combina una estética limpia y minimalista —por la ausencia de líneas superfluas— con la posibilidad de escoger con el modelo Alpine Blue el acabado Xiaomi BioComfort, que emula la suave textura del cuero para darle un toque todavía más prémium.
El resultado final de los nuevos 13T no es tanto un móvil, sino una auténtica cámara secundaria capaz de sustituir a la tradicional compacta de backup cuando no es necesaria una DSLR
En los Meadow Green y Black se apuesta por un vidrio pulido de alta resistencia que crea contraste con el aluminio del perfil. La pantalla, en todos los casos, se cubre con una capa de vidrio reforzado Gorilla Glass 5, que lo protege frente a caídas y arañazos. El conjunto es sólido en la mano y resistente a los elementos, puesto que está homologado como sumergible a nivel IP68 para garantizar un mayor número de escenarios de uso.
El resultado final no es tanto un móvil, sino una auténtica cámara secundaria capaz de sustituir a la tradicional compacta de backup cuando no es necesaria una DSLR y que, al mismo tiempo, brinda el tacto, el aspecto y la presencia de un teléfono que logra la rara hazaña de sentirse como una Leica. Y eso, como saben los aficionados a la fotografía, no es nada fácil.
Imágenes | Xiaomi
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