Resulta interesante que el grueso de las invenciones humanas sean máquinas más o menos sofisticadas basadas en cómo objetos o sustancias colisionan unas con otras. Desde los radiotelescopios más futuristas a los colisionadores de hadrones más novedosos, la mecánica es similar: esperamos hasta que determinadas partículas choquen entre sí.
Los primeros lavavajillas, así como los primeros hornos o lavadoras, seguían un patrón similar de partículas golpeando la vajilla, la comida o la ropa, respectivamente. Pero de aquellos modelos primerizos ha llovido mucho. Hacemos un breve repaso de la tecnología del lavavajillas, deteniéndonos en cómo los últimos diseños nos permiten una mayor limpieza y ahorro.
¿En qué consiste un lavavajillas y cómo funciona?
La física tras el lavado de la vajilla (lava-vajillas) es sencilla _grosso modo_: sobre la superficie de los platos, vasos y otros utensilios de cocina se depositan restos orgánicos en su uso cotidiano y, para evitar retirarlos a mano debido al coste energético y de agua que conlleva, se introducen en una suerte de caja más o menos grande donde el agua retira la suciedad gracias a distintas propiedades mecánicas.
Los primeros lavavajillas eran circulares, y la limpieza se basaba en la fuerza del agua
En los primeros modelos, como el lavavajillas de Joel Houghton de 1850 (izquierda), este consistía en una tina circular que lanzaba agua a presión contra los platos, y la propiedad del agua usada era la propia fuerza de la misma, lo que con frecuencia rompía la vajilla. El diseño se mantuvo constante durante unas décadas, como vemos en el croquis de la derecha de L.A. ALexander en 1863.
Hubo que esperar a que la inventora Josephine Cochrane diseñase el primer lavavajillas "convencional" (y comercial) que hacía uso de jabón, desplazaba el agua gracias a un motor, y estaba pensado como un electrodoméstico más. El llamado _lavavajillas Cochrane_ fue diseñado en 1886, patentado en 1888 (imagen de abajo) y presentado en la Exposición Universal de Chicago de 1893.
La forma de caja del lavavajillas actual deriva del diseño de Josephine Cochrane
Hacia 1910, los lavavajillas se asemejaban en forma bastante a los actuales: usaban agua caliente y fría, chorros a presión y distintos jabones para limpiar, así como bombas eléctricas o filtros que ayudaban a secar la vajilla. Sin embargo, eran muy limitados y, aunque a lo largo de un siglo hemos visto mejoras considerables, las últimas han sido las que han revolucionado el lavado de nuestros platos.
Así pasamos del modelo de aspas al “muro de agua” que llega a todos los rincones
Ha habido numerosas iteraciones en la forma de este electrodoméstico. El lavavajillas ha sido vertical, frontal, circular, e incluso algunos bocetos rupturistas han venido con pilas en su parte alta, o estando ellos mismos incrustados en los fregaderos, como el diseño 1924 de los hermanos Walker que, por fortuna para nuestra higiene, no se convirtió en un estándar:
Sí lo hizo el lavavajillas de tipo "caja" en formatos de 60 cm de anchura neta, con toma de agua y eléctrica trasera, así como carga y descarga frontal. Hoy día buena parte de los diseños se basan en este último, pero no todos son iguales a la hora de lavar, y es que la mayoría sigue usando un sistema de chorros centralizado en un haz circular en el centro del electrodoméstico.
El Samsung WaterWall™ innova en la forma de lavar con una cortina de agua a presión
Samsung presentó hace años su diseño WaterWall™ que, en lugar de focalizar el chorro a presión en la parte central del lavavajillas, hace rebotar un haz de agua contra una superficie a 45º, generándose así una corriente vertical de mucha fuerza que recorre el 100% del volumen inferior del electrodoméstico, alcanzando en el proceso todos los rincones.
Cómo se ahorra tiempo, electricidad y dinero gracias a evacuar el vapor
Con frecuencia, vemos que los cacharros y utensilios situados en las esquinas requieren de una nueva puesta o de programas más largos por no contar con sistemas de lavado como el WaterWall™ (en inglés, _muro de agua_). Esto hace que el electrodoméstico tenga que estar más tiempo encendido. Si a esto se le suma que el lavavajillas no es A+++, el gasto energético es considerable.
Aunque a lo largo del siglo XX los diseños de los distintos lavavajillas presentados en las ferias de tecnología eran más y más eficientes, la combinación de WaterWall™ y AutoOpen™ en el lavavajillas de Samsung dejan atrás, por su mecánica, al resto hasta la fecha. Es un asunto importante no solo desde el punto de vista medioambiental, ya que un programa más corto conseguirá hacer un mejor uso de la misma cantidad de agua y electricidad, evitando nuevas pasadas, sino también desde la usabilidad.
Nuestro tiempo es oro, y debido a la vida acelerada que llevamos, buscamos que nuestros electrodomésticos respondan en el menor tiempo posible. En otras palabras, valoramos la rapidez del lavavajillas y de los programas rápidos de lavado y secado.
En este sentido, las invenciones han avanzado mucho para diseñar ciclos de lavado y secado hasta conseguir situarlos, como hace el _Programa Rápido 55 min_ del Samsung WaterWall™, por debajo de la hora desde que los ponemos hasta que podemos guardar la vajilla seca. El programa AutoOpen™ que usa Samsung se apoya en un sistema mecánico de apertura de la puerta, favoreciendo el desalojo del vapor para ahorrar tiempo.
El vapor (aire con alto contenido en agua) presenta problemas a la hora de ser retirado de lavavajillas convencionales, que hacen uso de bombas de extracción mecánicas que precipitan el vapor sobre la vajilla. El sistema AutoOpen™ permite que se evacúe de forma natural.
Cómo el lavavajillas ha ido orientando su espacio al tipo de vajilla
Macarrones con queso y tomate, una cacerola con restos algo secos de puré o copas de vino con posos… todos conocemos esas manchas que nuestro lavavajillas convencional nos obliga a retirar y limpiar a mano incluso después de varios ciclos de lavado. Pero este desconsiderado gasto en agua puede ser cosa del pasado gracias a cómo los nuevos diseños de los lavavajillas incorporan una configuraciones físicas específicamente diseñadas para eliminar estas manchas.
Los lavavajillas más modernos dividen su espacio interior en base a la presión del agua (y tipo de vajilla)
En el caso del lavavajillas WaterWall™ de Samsung, se dispone de una zona llamada Zona Booster (del inglés _boost_, impulso) en la que cinco inyectores potentes ayudan a eliminar las manchas más resistentes en la parte izquierda (según observamos frontalmente el lavavajillas), mientras otros tres chorros más suaves cuidan la vajilla delicada en la parte de la derecha.
Este tipo de invenciones resultan muy útiles a la hora de lavar el resultado de una cena familiar en la que incluimos varios platos y una vajilla variada: copas, cerámica, platos convencionales, etc.
Mucho ha cambiado en más de siglo y medio de diseños en lavavajillas, y es probable que dentro de unas cuantas décadas veamos un salto cualitativo más como hoy día supone la tecnología que nos trae Samsung y el lavavajillas WaterWall™.
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