Otro bonito día en Twitter, otro día en el que alguien tiene que recordar que Hitler era malo.
En un tiempo en el que las mentiras, las fake news y las informaciones medio-verdaderas dominan los cuatro rincones de la red, no es de extrañar que las tergiversaciones históricas y la manipulación documental estén a la orden del día en Twitter, Facebook y otros tantos foros digitales. De modo que, de tanto en cuanto, alguien se llena de valor y se pone a recordar lo evidente: todas esas cosas positivas que un hilo cualquiera glosa sobre Adolf Hitler son en realidad bullshit.
En esta ocasión el viral le ha correspondido a @rockylogy, que ha cogido este otro hilo de @Kappalfly y que en pleno 2017 había obtenido más de 300 retuits. La versión de Rocky, en la que una a una se dedica a desmontar las mentiras o medias-verdades propagandísticas del otro hilo, lleva ya 6.000 retuits y un sinfín de flames con otros usuarios de filiación nazi que han aprovechado la marejada para entablar interminables discusiones de ciencia-ficción.
Como estoy viendo bastantes gilipolleces sobre Hitler. Os voy a explicar por qué es importante leer para evitar el ridículo. Empezamos.->
— Rocky (@rockylogy) 23 de mayo de 2017
¿Y de qué trataba el hilo original? De una serie de hechos que alumbraban la verdad sobre la figura de Hitler. Veamos qué tienen de cierto.
¿Fue Hitler un héroe de guerra de su país?
No exactamente: Hitler fue veterano, se desempeñó con cierto tesón según sus contemporáneos y terminó en un hospital alemán por culpa de las armas químicas empleadas a diestro y siniestro durante la Primera Guerra Mundial. Pero no contó con actos especialmente heroicos. Fue condecorado, como muchos otros soldados, por su desempeño. Y en rigor, ni siquiera luchó por su país, el Imperio Austro-húngaro, sino por Alemania.
¿Recuperó la economía de Alemania?
Más o menos. El ascenso del partido nazi al poder sólo se puede entender tras el gigantesco cataclismo que el Crack del 29 representa en la economía alemana. El sistema se tambalea porque el paro se dispara hasta la estratosfera (hasta el 30%) y en un contexto de descomposición económica y social los nazis encuentran el río revuelto idóneo para hacerse con el poder y desmontarlo.
¿Qué pasa durante los siguientes años? La economía alemana crece bastante, sí, pero en gran medida espoleada por el gigantesco déficit que el estado estaba acumulando. El origen del problema se encuentra en las Mefo Bills, una suerte de letras del tesoro emitidas por el Reichsbank que sustituían al papel moneda y que permitían a las grandes industrias armamentísticas refinanciar el rearmamento nazi sin que la inflación se resintiera o sin que la comunidad internacional lo trazara.
El ideólogo de tal experimento fue Hjalmar Schacht, director del Reichsbank absuelto en los juicios de Núremberg, que logró cuadrar un complejo círculo económico: insuflar dinero en la economía cuando los ahorros o la producción industrial renqueaban. El resultado fue un pequeño boom lastrado por la gigantesca deuda acumulada. Más tarde, el Plan Cuatrianual de Hitler generó una alta dependencia en las economías vecinas, lo que pudo empujar las necesidades económicas de Alemania a su invasión y a adueñarse de sus recursos.
Hubo recuperación, pero fue un proceso de pan-para-hoy-hambre-para-mañana, y es difícil realizar un contra-factual de cómo habría terminado el experimento de prolongarse y aumentar la deuda.
¿Logró acabar con el desempleo?
Sí, y en tiempo récord, pero con ciertos detalles que merece la pena comentar: eliminó los sindicatos y evaporó de buenas a primeras cualquier tipo de negociación colectiva por parte de los trabajadores; fijó los salarios de gran parte de las industrias estratégicas; inculcó un modelo de represión institucionalizado para todos aquellos trabajadores rebeldes; y expulsó a millones de mujeres de los sectores público. Sumado a un boom constructor y armamentístico, el paro bajó.
¿Mejoró las condiciones laborales del obrero?
Un tuit divertido: una de las características básicas de la legitimidad interna del régimen nazi es que reposó sobre la miseria de otros grupos étnicos. Primero los judíos y más tarde los casi 12 millones de trabajadores-esclavos arrastrados a las fábricas alemanas en el contexto de una brutal economía de guerra. Hitler logró una serie de condiciones sociales y económicas positivas para los alemanes sobre la explotación o aniquilación de otros grupos demográficos. Un éxito amoral y, además, tramposo.
¿Creó un nuevo sistema de seguridad social?
En realidad no, aunque los orígenes del mismo sí pueden ser rastreados en la historia anterior de Alemania. Fueron las ideas social-conservadoras de Bismarck y de la administración prusiana a finales del siglo XIX quienes optaron por extender la cobertura social a trabajadores y campesinos como forma de mejorar su situación vital y, por qué no, frenar las atractivas mieles de la revolución social. Aquellas medidas se extendieron rápidamente a otros países.
Hitler aplicó ideas previas, pero de forma perversa: su sistema de seguridad social racialmente-dirigido (excluyendo a minorías de todo tipo y redistribuyendo la riqueza en función de la etnia) fue una de las primeras piedras en el gran edificio del estado totalitario que terminó construyendo.
¿Las políticas de energía nazis eran eco-friendly?
Nope. En realidad las de ningún país por aquel entonces tenían el más mínimo interés en cuidar el medio ambiente. El desarrollo de las políticas verdes y de la protección del entorno natural surgen al albur de los estudios científicos que miden el impacto humano en nuestro clima. Además, la muy industrial y belicosa economía de guerra alemana dependía en gran medida tanto del carbón, abundante en el país, como de la importación de petróleo, para la que tuvieron ciertos problemas.
¿Favoreció la conciliación familiar o el ocio obrero?
La idea aquí rota en torno al Kraft durch Freude, una suerte de "Fuerza a través de la alegría" (un concepto muy orwelliano, por otro lado, pero aquí nuestro amigo Adolf superó toda distopía imaginable) que hizo las veces de programa-de-ocio-para-el-pueblo con múltiples actividades culturales, sociales y lúdicas destinadas a los alemanes, a la clase correcta de alemanes. Dentro de aquel gran programa nacional se incluían cruceros (con el implícito objetivo de impulsar la industria turística).
La idea de los nazis era albergar una suerte de programa nacional de mezcolanza de clases que impulsara la conciencia nacional entre los alemanes y que apreciara las bondades del estado nacional-socialista, repleto de propaganda e intoxicación ideológica. Entre ese gran programa se incluyó el coche para cada alemán bautizado como Volkswagen, que se aprovecharía de las numerosas autovías construidas con letras Mefo para reactivar con artes sospechosas la economía nacional.
Todo un continuum de sórdidas ideas enlazadas que controlaba el ocio del trabajador, limitando su acción y contribuyendo a una falsa sensación de libre elección (por cierto, la economía de guerra dejó la idea de un utilitario-para-cada-familia en dique seco).
¿Era Adolf Hitler un vegetariano-ecologista?
Lo primero, sí, pero sólo lo sabemos con certeza a partir de 1942, ya que antes son diversos los testimonios que hablaban de su pasión por diversos productos cárnicos.
Lo segundo es bastante más complejo. Es cierto que los nazis aprobaron leyes que protegían específicamente algunos parajes naturales alemanes, como los preciados bosques, pero la palabra ecologista o un programa, de nuevo, "verde", es más que improbable. Dado el carácter nacionalista y mitológico de la cosmovisión ideológica nazi, la protección del paisaje alemán se atenía al papel central que los ríos, bosques y montañas jugaban en la identidad nacional alemana.
Una asociación, la de paisaje y nación, que no tenía nada de novedosa y que se había expandido con ahínco a lo largo del siglo XIX, al albur del romanticismo y del surgimiento de los movimientos nacionales. Y una mezcolanza de ideas que no tenían nada en común con el moderno ecologismo, preocupado por las cuestiones globales del medio ambiente y del cambio climático. Dicho de otro modo, los bosques de Turingia ok, pero si hay que arrasar el paisaje bielorruso se hace y listo.
Ah, Hitler tenía perro, era bastante amigo de los animales y los nazis incluyeron pronto leyes pro-protección de las mascotas. Ok, hubo algo que sí fue bueno.
Y en cualquier caso, ¿supera todo esto a sus atrocidades?
TL;DR: no.
En esencia, la mayor parte de logros del estado nazi sirvieron a los intereses de una enfermiza visión del mundo y de la sociedad y a un demencial proyecto de dominación mundial (de otras razas) que, de forma colateral, permitía a los alemanes étnicos vivir bastante bien ("disfruta la guerra porque luego vendrá la paz"). Cualquier hallazgo social o económico del nazismo tiene tras de sí un reguero de crímenes, víctimas, discriminaciones, injusticias o directamente exterminios del todo injustificables.
Y de regalo, el tipo era un pintor espantoso (aunque esto sí es discutible).