Nuestro problema con la fusión nuclear es que lograrla conlleva domar una serie de fuerzas que aún nos quedan grandes. No solo por nuestros medios técnicos, sino sobre todo por nuestra imperfecta comprensión del plasma con el que trabajamos.
Con el tiempo, los científicos han sido capaces de conocer bien el comportamiento del plasma en condiciones estables. Pero en cuanto se perturba, su comportamiento desafía casi todo lo que sabemos. Las situaciones contraintuitivas (y casi delirantes) son el 'pan nuestro de cada día' de la fusión nuclear.
Un ejemplo claro es lo que ocurre cuando enfriamos deliberadamente los bordes del plasma confinado en un reactor termonuclear. En respuesta a ese enfriamiento, el plasma sufre aumentos abruptos en la temperatura central. A veces. Este "fenómeno de pulso frío" es algo que no explican nuestros modelos de transporte de calor. Hasta ahora.
La intimidad del plasma
Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts acaba de plantear un nuevo modelo de transporte de calor en el plasma. Y, como decía, el primer autor es Pablo Rodríguez, un estudiante español de doctorado en el departamento de Ciencia e Ingeniería Nuclear del MIT.
Durante más de 20 años, el problema que acaba de resolver Pablo Rodriguez ha traído de cabeza a los investigadores de la fusión fría
Rodríguez ha usado el reactor termonuclear tipo Tokamak que tiene el Instituto para estudiar el problema de la turbulencia y las dinámicas de subida y bajada de temperaturas. No era sencillo, como reconocen ellos mismos.
"Sabíamos que la rotación del plasma […] se modificaría durante estos experimentos de pulso frío, algo que complica bastante el análisis”. Esto se debe a que aún no comprendemos completamente las interacciones entre las transferencias de movimiento, energía y materia dentro del plasma. "Necesitábamos aislar inequívocamente un efecto del otro”, explicaba Anne White, directora del grupo de investigación.
Un sistema realmente complejo
Al aislar las distintas transferencias, el equipo llegó a la conclusión de que el fenómeno del pulso frío está vinculado al transporte de calor de forma independiente al estado de rotación del plasma. Grosso modo, es como si dentro del plasma convivieran una gran cantidad de subsistemas en un precario equilibrio que cambia radicalmente ante cualquier perturbacion.
la idea era sugestiva, pero conllevaba un gran esfuerzo para modelar los resultados de todos los experimentos previos y analizar si el comportamiento anterior, encajaba con la nueva teoría. Ahí es donde entra Pablo Rodríguez, en entender (y modelar) que la competencia entre distintos subsistemas de turbulencias en el plasma es la que está detrás del fenómeno del pulso frío.
Poco a poco, la fusión nuclear está dejando de ser algo para tener «a un montón de científicos entretenidos en sus laboratorios» y sus mayores problemas van resolviéndose paso a paso. Sí, le siguen quedando los famosos "30 años", pero con noticias como estas ese reactor comercial está cada día más cerca.
En Xataka | Fusión nuclear: qué retos plantea, la seguridad de esta tecnología y cuándo estará lista
Ver 56 comentarios