EEUU necesitará al menos diez años para no depender de otros países en la fabricación de chips. Palabra de NVIDIA

  • China controla buena parte de la producción de algunas materias primas necesarias para fabricar chips

  • Jensen Huang pronostica que EEUU tardará hasta dos décadas en independizarse de los proveedores extranjeros

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Llevamos muchos meses analizando en qué medida depende China de EEUU y sus aliados en lo que se refiere al sostenimiento de su industria de los semiconductores, pero este país no es en absoluto el único que está sujeto a la interdependencia de la cadena de suministro global. No hay ningún país por muy avanzada que sea su tecnología y muy sólida que sea su cadena de suministro local que sea absolutamente independiente. Ni siquiera EEUU lo es.

El país liderado por Joe Biden está sometido actualmente si nos ceñimos a la industria de los circuitos integrados a una dependencia muy profunda de algunas empresas extranjeras. ASML, que es de Países Bajos; Tokyo Electron, Canon y Nikon, que son japonesas; o ZEISS, que es alemana, son algunas de las compañías que han desarrollado tecnologías empleadas por Intel, GlobalFoundries o Micron Technology, entre otras firmas estadounidenses con mucho que decir en la industria de los chips.

La Administración liderada por Joe Biden no parece tener razones para preocuparse a medio plazo. Al fin y al cabo todas las tecnologías que necesitan sus fabricantes de chips o están en sus propias manos o lo están en las de sus aliados. Sin embargo, si miramos más allá y oteamos el mercado de las materias primas que requieren los fabricantes de semiconductores para producir obleas China tiene una posición hegemónica. Y la está haciendo valer.

El director general de NVIDIA ha puesto el dedo en la herida de EEUU

Jensen Huang, el director general de NVIDIA, sabe qué tiene entre manos. No solo no tiene ningún problema para reconocer que la compañía taiwanesa TSMC ejerce un rol primordial en su negocio (produce la mayor parte de sus GPU); tampoco pone ninguna objeción a la hora de admitir que sus productos dependen de componentes y tecnologías diseminados por todo el planeta, y no solo en Taiwán. Con toda seguridad Pat Gelsinger o Lisa Su, que son los directores generales de Intel y AMD respectivamente, pueden hacer suyas estas mismas palabras.

EEUU quiere reforzar su industria de los circuitos integrados local y reducir su dependencia de los proveedores extranjeros

"La cadena de suministro estadounidense necesitará entre una y dos décadas para alcanzar su independencia de la cadena global [...] Hacerlo en menos tiempo es impracticable", ha sentenciado Jensen Huang durante una conferencia muy reciente organizada por el diario The New York Times. Esta declaración llega en un momento en el que el Gobierno liderado por Joe Biden se ha fijado el doble objetivo prioritario de reforzar su industria de los circuitos integrados local y reducir su dependencia de los proveedores extranjeros.

El problema al que se enfrenta EEUU es que llevar a buen puerto esta declaración de intenciones requiere mucho más que dinero. Requiere recursos. Y no todos ellos están a su alcance. Al menos no de una forma inmediata. Buena parte de la producción mundial de grafito, germanio y galio está en las manos de China.

Y, además, desarrollar las tecnologías de vanguardia que actualmente le proporcionan Países Bajos, Corea del Sur, Alemania o Japón requiere tiempo. No cabe duda de que la reflexión de Jensen Huang apunta en esta dirección y recuerda tanto a EEUU como a sus aliados que deshilar la compleja cadena de suministro global a corto plazo es completamente imposible.

Imagen de portada: Intel

Más información: Bloomberg

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