Cómo está aprendiendo la comunidad científica el lenguaje más complicado de la Tierra: el "balleno"

Aún no se puede aprender ningún dialecto cetáceo en Duolinguo y eso hace este artículo aún más necesario

Beanca Du Toit Pcniuz8lvpc Unsplash
4 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Llega un momento en la vida de toda persona humana en que siente la imperiosa necesidad de comprarse una moto de gran cilindrada, hacerse un nuevo corte de pelo o ponerse a aprender idiomas. Y, al menos en cuanto a esto último, no faltan opciones: inglés, nórdico antiguo, quenya, klingon o un complicado lenguaje chino que solo usaban las mujeres... hay más de 7000 idiomas donde elegir.

Pero ¿y por qué no dar un paso más allá? ¿Por qué no internarse en las fascinantes profundidades (nunca mejor dicho) de los idiomas "menos visto"? ¿Por qué, en definitiva, no aprender balleno?

Razones para no hacerlo hay muchas, claro. La principal es que no tenemos ni rematada idea de cómo se habla. Pero, si no estás dispuesto a dejar que detalles de este tipo se interpongan con tus sueños, es importante tener claro que no estás solo: hay una considerable cantidad de científicos que también están en ello. Y por eso, hemos recogido siete consejos para ello.

1: Coge todo lo que crees saber sobre las ballenas. En una escena que no llegó a ser célebre, pero debería, un pez cirujano azul llamado Dory se encuentra con una ballena en mitad del océano Pacífico. En ese momento, y ante el estupor del pez payaso que la acompaña, empieza a gritar, a hacer complejos sonidos graves y a decir cosas difíciles de comprender. Pocos minutos después,  ambos peces acaban dentro de una ballena.

Es una buena metáfora de lo que hay que hacer con todo lo que creemos saber sobre estos animales: cogerlo y tirarlo a la basura.

Y es que, pese a que las ballenas llevan fascinando a los seres humanos desde la primera vez que nos encontramos con ellas, lo cierto es que seguimos sabiendo relativamente poco sobre el que sin duda es el animal más grande del planeta (y el resto de sus 'primos' evolutivos).

2: No te confundas de cetáceo. Los cetáceos se componen de unas 80 especies y, por supuesto, no todos son ballenas. En general, llamamos ballenas a los cetáceos con barbas. El resto (delfines, marsopas, cachalotes o narvales) son lo que solemos denominar cetáceos con dientes.

Si queremos hablar balleno, es bueno tener esta y otras muchas cosas más o menos claras. Hay buenos libros con los que documentarse (y mucha información en la red). No obstante, los misticetos "varían considerablemente en tamaño y forma" según su comportamiento alimenticio. Así que si nos confundimos, tampoco pasa nada. Como dice el viejo refrán marinero, "Dios aprieta, pero no a orca".

3: Aprende la técnica. Según contaba Lorenzo Hernández, en el Museo de Historia Natural de Londres hay (o había) un cartel explicativo en el que se explicaba cómo imitar a una ballena en tres sencillísimos pasos: 1) tápate la nariz, 2) cerrar la boca y 3) decir 'oh' tres veces (debajo del agua).

Y, aunque puede parecer una broma, tiene más sentido del que parece. Como explicaban ellos mismos "Se puede imitar el sonido de una ballena desplazando el aire entre los pulmones y la boca a través de la tráquea sin dejar escapar el aire. Los cetáceos también hacen el sonido desplazando el aire a lo largo de  la tráquea, sin dejar escapar el aire".

Requiere mucha práctica, no voy a engañarte. No obstante, si no te sale, siempre puedes grabar ballenas en mitad del mar y usar esas grabaciones para comunicarte con ellas. Es lo que hacen los turistas con Google Translate.

4: Eso sí, no te dejes engañar. No es la primera vez que pillamos a una ballena haciendo cosas raras. En 1984, unos investigadores de la Fundación Nacional de Mamíferos Marinos de EEUU empezaron a escuchar a dos personas hablando en la distancia en el recinto donde nadaban los cetáceos. No tenía ningún sentido porque, en fin, no había nadie.

Pero las cosas raras siguieron: poco tiempo después, un buzo "salió a la superficie preguntando a sus compañeros quién le había pedido que saliera". Algo que, por supuesto, no había hecho nadie. Extrañados, los zoólogos marinos empezaron a estudiar lo que pasaba y en 2012 presentaron las primeras evidencias de una ballena imitando la voz humana.

Y esto es algo muy interesante porque, para ellas, nuestra voz no es nada sencilla de imitar. Como decían en aquel momento, la ballena "tuvo que modificar  su mecánica vocal para emitir este tipo de sonidos" y conseguir "un ritmo similar al discurso humano" y unas frecuencias que estaban "varias octavas por debajo de los típicos sonidos de las ballenas, más cercanas a la frecuencia de la voz humana".

5: Píllate un buen equipo de sonido. Precisamente por esto, cuando el 18 de agosto de 2021, el equipo de Brenda McCowan se preparaba para tener la "primera conversación" con una ballena jorobada, recorrió las inmediaciones de Five Fingers en Frederick Sound (Alaska) grabando todos los sonidos que pudieran grabar.

Al día siguiente, volvieron a la zona, apagaron los motores y metieron un altavoz gigante en el agua. Su intención era usar los sonidos del día anterior para niciar y mantener esa "conversación" que buscaban. Y vaya si lo consiguieron: estuvieron 20 minutos 'charlando' con una ballena jorobada de 38 años que, según los investigadores que monitorizan esa zona del océano Pacífico, era una hembra.

El único problema es que no entendieron anda de lo que decía.

6: Aprende algo de vocabulario. Porque, en fin, a nadie se le ocurre irse de viaje a la Baviera profunda y no saber decir en alemán cosas como "Hola", "¿dónde podría encontrar un baño público?" o "quiero más chucrut en mis knödels". Y, sin embargo, no es raro encontrarse con científicos que (por lo que sea) van a hablar con ballenas sin conocer lo más básico de su vocabulario.

Y, claro, luego pasa lo que pasa.

Por suerte, hay gente que está trabajando en ello. Una de esas personas es Josie Hubbard, estudiante de doctorado en la Universidad de California, Davis y parte de SETI (sí, la institución que busca vida inteligente en el espacio). Hubbart fue una de las encargadas de 'cortar' las grabaciones de ballena jorobada para decir cosas como "whup" o "throp" -- que, según parece, viene a ser un 'hola, buenos días' en jorobado.

La idea de que SETI esté usando a las ballenas para buscar soluciones con las que 'salvar las distancias comunicativas' en caso de cruzarnos con algunos monstruos siderales inteligentes es interesantísimo. Pero no son los únicos, en los últimos años, cada vez más equipos están usando tecnología punta, inteligencia atificial y muchas ganas para conseguir entendernos un poquito mejor con ellas.

y 7: Prepárate para el milagro. Porque esa es, sin lugar a dudas, una de las consecuencias más alucinantes de empezar a hablar con otras especies: que la comprensión fenoménica del mundo en que vivimos cambiaría radicalmente.

Como recordaba Don Hoffman, profesor de Ciencia Cognitiva en Irvine, en la misma Tierra hay muchísimas diferencias entre los sistemas visuales de las distintas especies: "los murciélagos ven el mundo vía radar, las pitones indias ven en infrarrojos y las abejas se orientan gracias a la  luz polarizada". Las ballenas, sin ir más lejos, no son muy hábiles con la vista y su mundo se compone de sonidos y temperaturas. ¿De verdad sería fácil entendernos con ellas?

Es decir, "hablar balleno" es mucho más que intercambiar un par de palabras, es hacer un ejercicio de empatía y comprensión para el que ni siquiera sabemos si estamos preparados. Si algo nos ha enseñado la biología moderna es que podemos convivir con decenas de especies y ni siquiera percibirlo.

Y es precisamente ante estos abismos de la naturaleza que hay que darle la razón a la poeta Berta García Faet: "coincidir es un milagro". Un milagro que puede cambiarnos para siempre.

Imagen | Beanca Du Toit

En Xataka | Por primer vez en la historia hemos charlado 20 minutos con una ballena. Es mucho más importante de lo que parece

Inicio