realme 8 Pro y otros dos dispositivos con los que estrenar un ecosistema conectado y equilibrado en calidad-precio

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Los smartphones han ido asumiendo más y más responsabilidades durante los 14 años de vida que suman ya estos dispositivos. El prefijo “smart”, que en un principio era poco más que una intención, ha ido cobrando sentido y utilidad real con cada nueva generación. Hoy por hoy, los teléfonos móviles son, sin lugar a dudas, auténticos terminales inteligentes y herramientas de ocio y productividad personal prácticamente imprescindibles.

Además de su “inteligencia”, la conectividad también ha evolucionado notablemente desde aquellos primeros días de la telefonía móvil. Lo que en un primer momento era básicamente comunicación de voz, ahora es también, y principalmente, comunicación de datos. Un intercambio de datos entre nuestro móvil e internet, así como entre nuestro móvil y otros dispositivos inteligentes y conectados a nuestro alrededor, que también han pasado a sustentar nuestra experiencia de ocio y productividad.

Realme 8 Pro 7

De hecho, todos ellos conforman un ecosistema en el que el smartphone es el centro y otros productos, como los relojes inteligentes o los auriculares inalámbricos, adoptan el papel de ayudantes allí donde el smartphone no “llega”.

Por ejemplo, si queremos tomarnos el pulso de manera continua durante una actividad deportiva, difícilmente podremos hacerlo con un teléfono, pero sí con un smartwatch o una pulsera de actividad. Lo mismo podemos decir de los auriculares o de las cámaras de videovigilancia “smart”, que comparten sus prestaciones en un entorno conectado más global y funcional donde el smartphone es el rey.

El teléfono móvil como centro de ocio y productividad personal

Las compañías que fabrican teléfonos móviles han ido adaptándose a estos cambios de un modo más o menos afortunado, mientras que otras de reciente creación como realme han acogido desde un primer momento este ecosistema conectado. Y lo ha hecho como columna vertebral de su gama de productos, añadiendo además un ingrediente esencial: la asequibilidad que hace posible que este ecosistema esté al alcance de una audiencia mayoritaria.

Estos ayudantes digitales primero se dieron en llamar de forma genérica “wearables” o “ponibles”, aunque su función se veía seriamente comprometida por las limitaciones de una tecnología incipiente. Ahora, cuando la tecnología ha alcanzado un grado de madurez y especialización suficientes, los wearables se engloban dentro de categorías diferenciadas en virtud de su función o su campo de aplicación.

Realme Watch S Pro 1

Así, en este ecosistema de dispositivos conectados, tenemos aquellos en los que se emplea de un modo más evidente la Inteligencia Artificial. A estos dispositivos, realme los identifica como dispositivos AIoT (AI + IoT, esto es, Inteligencia Artificial + Internet de las Cosas) para reforzar su identidad inteligente y conectada.

Es el caso de los smartwatches, que ejemplifican muy bien esta doble identidad como dispositivos inteligentes y dispositivos del Internet de las Cosas. Con un reloj smartwatch, tenemos la capacidad para capturar datos biométricos relacionados con la actividad física y la salud, datos de posición a través del GPS, saber la hora o llevar cuenta de nuestro tiempo. Pero también podemos recibir notificaciones desde nuestro móvil de un modo selectivo e inteligente y controlar diferentes funciones de este como la cámara o la reproducción de música.

En cuanto a los dispositivos específicos para el audio, hablamos de los “hearables” o “escuchables”. Se han erigido como una categoría con entidad propia, y han sido acogidos de forma generalizada por los usuarios como parte esencial de las experiencias de ocio y productividad personal vinculadas a nuestros smartphones.

Realme Buds Air 2 4

Estos tres elementos: smartphone, smartwatch y auriculares inalámbricos, se han convertido en el paradigma de ecosistema conectado. Lo meritorio es que no ha sido impuesto en ningún caso, sino que ha sido el resultado de una acogida natural y espontánea por parte de los usuarios.

La democratización, clave para la adopción generalizada de este ecosistema

La realidad actual es que una fluida experiencia digitalizada ya no solo es responsabilidad del teléfono móvil. El único obstáculo que encuentran muchos usuarios para adoptar este ecosistema conectado es el posicionamiento de sus elementos en gamas altas o por encima de las posibilidades de una parte importante de la población.

Frente a ello, la vocación de realme es la de acercar este ecosistema a estas audiencias ofreciendo un entorno conectado sin fisuras y con un precio equilibrado y asequible. Y con su último lanzamiento, el realme 8 Pro, ha encontrado un hilo conductor excelente.

Este smartphone conjuga tecnologías útiles en la vida real, como la carga rápida SuperDart de 50 W, batería de 4.500 mAh y pantalla AMOLED de 6,4’’ con lector de huella integrado y elementos de valor añadido adicional como la cámara de 108 Mpx, un zoom 3x sin pérdidas y otro híbrido 5x, o un diseño delgado y muy ligero. A pesar de alzarse como el flagship de la marca en gama media, su precio se encuentra al alcance de audiencias mayoritarias tanto en su versión de 6 GB de memoria y 128 GB de almacenamiento como en la de 8 GB y 128 GB.

Completa su configuración una cámara ultra gran angular de 8 Mpx y otra macro de 2 Mpx. En este sentido, son detalles de agradecer una correcta luminosidad o el uso de lentes 6P y 5P con múltiples elementos ópticos y funciones de IA con modos como el de retrato muy logrados en aspectos como el bokeh.

Realme 8 Pro 13

En este terminal, realme potencia elementos esenciales para que su uso cotidiano responda a las exigencias actuales: autonomía, cámara de fotos y vídeo o ergonomía. Y, por supuesto, se suman a las tecnologías de conectividad que le permiten “hablar” con otros dispositivos para configurar ese ecosistema conectado y equilibrado que estamos adoptando como parte de nuestra experiencia vital.

Smartwatch y auriculares: los ayudantes del smartphone

Los auriculares realme Buds Air 2 llevan el peso del audio más personal. Actúan como una extensión especializada del smartphone tanto para escuchar música, podcasts o el audio en juegos como para hablar por teléfono, capturar notas de voz o interactuar con apps.

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Han sido diseñados junto con el grupo de música The Chainsmokers, por lo que realme ha tenido feedback de primera mano para ajustar los parámetros de sonido con la mayor precisión. Los Buds Air 2 son muy ligeros y cuentan cpon controles táctiles.

Asimismo, presentan una autonomía de hasta 25 horas, carga rápida, resistencia al sudor y al agua y reducción de ruido activa junto con modo passthrough (Transparencia) para escuchar lo que sucede alrededor sin tener que quitarse los auriculares. Y todo ello a un precio al alcance de todos los bolsillos.

Por su parte, el smartwatch realme Watch S Pro podría ser el tercer elemento de este ecosistema conectado que empezamos a configurar en torno al móvil. Su labor se centra en aspectos que han adquirido gran relevancia durante esta crisis sanitaria: la monitorización de parámetros de actividad y salud.

Es un reloj smart de acero en la esfera y correa de silicona donde contamos con todo lo que se puede pedir a un wearable de salud en estos tiempos: GPS, modo natación, una pantalla táctil AMOLED de gran tamaño, batería de hasta 14 días, monitor de oxígeno en sangre, monitor de frecuencia cardiaca, personalización con más de 100 esferas, control de funciones en el smartphone como la cámara o el audio, diseño resistente y elegante o diferentes correas donde elegir.

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Un estilo de vida conectado y asequible

El resultado del trabajo de realme es una familia de soluciones tecnológicas construida desde cero con vocación de ecosistema conectado para permitir a una audiencia mayoritaria disfrutar de sus ventajas. No en vano, el siguiente paso en la digitalización pasa por que el smartphone extienda su funcionalidad en áreas como la salud, la productividad personal o el ocio digital de una manera sencilla, coherente y natural.

El smartwatch y los auriculares se conectan a él automáticamente, sin intervención del usuario, hasta el punto de que casi nos olvidamos de ellos y nos centramos en usarlos cuando se necesitan sin pensarlo. La autonomía no es un problema, gracias a la duración de la batería y a la carga rápida.

Además, todos ellos (smartphone, smartwatch y auriculares) son dispositivos ligeros, ergonómicos y, como hemos visto, brindan las últimas innovaciones tecnológicas. Valgan de ejemplo la cancelación de ruido activa de hasta 25 dB de los Buds Air 2, la función de pantalla Always-On Display del Watch S Pro, compatible con hasta 15 modos de deporte.

O las infinitas posibilidades del sistema fotográfico del realme 8 Pro, con tecnologías como pixel binning 9 en 1 para mejorar la calidad de las capturas en escenarios de baja iluminación, así como funciones como la de vídeo time-lapse combinada con el efecto tilt-shift (diorama) o con el Starry Mode, para obtener un vídeo del cielo estrellado a cámara lenta ciertamente espectacular.

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