El peso de la industria en el PIB español se situó en la primera mitad de 2023 en el 15,6 % del PIB. En términos de empleo, el sector da trabajo a un 13,6 % de los trabajadores de este país. Son cifras importantes, pero que demuestran también que la industria española tiene mucho margen de crecimiento. De hecho, tras unos años de incertidumbre en las cadenas logísticas mundiales, el objetivo de la Unión Europea es que la industria recupere terreno y represente en los próximos años al menos el 20 % de la actividad económica total del continente.
La industria representa el 15,6 % del PIB en España. Hay margen de crecimiento. El objetivo de la Unión Europea es que llegue al menos al 20 % de la actividad económica del continente
El sector industrial está muy abierto a la competencia mundial. Y para ser competitivas en los mercados globales, las empresas de este ámbito tienen que apostar claramente por la innovación, la digitalización y la automatización. Llegados a este punto, se dan varios problemas. Uno es que, entre las principales barreras para la transformación digital de la industria, está la resistencia a cambiar. Además, hay una falta de modelos y estándares de adopción digital listos para ser utilizados.
Otro problema —verdadero foco de este artículo— es el exceso de información y la confusión a la que da lugar. Demasiadas tecnologías y tecnicismos se cruzan por el camino de los gestores de las empresas industriales y los llevan a dudar o a posponer sus planes de mejora.
Para facilitar las cosas, hemos seleccionado unas cuantas propuestas de modernización que van más allá de la robotización y la automatización. Y que hoy incrementan la competitividad de cualquier empresa manufacturera. ¿Objetivo? Hacer realidad eso que los expertos llaman “la industria 4.0”. Un objetivo para el que cuenta con iniciativas como Activa Industria 4.0, que les ayudará a la hora de elaborar un plan de transformación digital.
Internet de las cosas (IoT)
Se presenta como una de las tecnologías más importantes de este siglo XXI. Gracias al Internet de las Cosas, cualquier dispositivo (desde un simple electrodoméstico hasta un aerogenerador de más de 100 metros de altura y 60 toneladas) puede quedar conectado por medio de sensores y enviar datos a un sistema central, que los analizará y tomará decisiones en función de ellos.
Gracias al IoT, se pueden controlar de forma remota equipos de producción desplegados en distintas factorías
Así, gracias al IoT, se pueden controlar de forma remota equipos de producción desplegados por varias factorías. También facilita el mantenimiento de esos equipos, que, por medio de los sensores, mandarán alertas sobre su estado, con el fin de prevenir averías y fallos de funcionamiento. En un almacén, el IoT hace posible, por ejemplo, seguir en tiempo real la evolución del inventario. Ahí los sensores pueden desplegarse en los productos almacenados o en los equipos de los operarios.
Inteligencia artificial
A pesar de que, desde la salida de ChatGPT, todo el mundo habla de inteligencia artificial, esta tecnología lleva muchos años con nosotros. En esencia, consiste en combinar algoritmos y modelos matemáticos para crear máquinas y sistemas que tengan las mismas capacidades de los seres humanos. Es decir, que puedan recomendar productos, planear el inventario o desarrollar procesos logísticos.
Y, en un estadio más avanzado, como el de la IA generativa que propone el propio ChatGPT, se trata de sistemas que son capaces de crear sus propios textos, imágenes o vídeos, a partir de los datos que reciben.
En el mundo de la industria, la inteligencia artificial se materializa en el uso de robots de fabricación o de transporte de piezas y mercancías. Son dispositivos capaces de funcionar de forma autónoma, que optimizan sus desplazamientos y movimientos, y que pueden informar del estado de la producción o avisar con tiempo de posibles averías.
Cloud
La ola de digitalización que recorre las empresas de todo el mundo se asienta desde hace unos años en el cloud o la nube. Se trata de una forma de organizar la informática alternativa a la tradicional.
En vez de comprar equipos y servidores físicos, y de instalar en ellos programas de software, como ha sido normal durante décadas, las compañías subcontratan a terceros esos servicios de computación o los mismos programas, que son ofrecidos como un servicio, desde centros de datos remotos.
El cloud no es una solución final en el mundo de la industria, sino un habilitador de otras tecnologías. Por ejemplo, permite analizar al momento los datos o tener visibilidad de las distintas operaciones
No hay empresa que no tenga algún servicio en la nube: desde el correo electrónico a la facturación o las copias de seguridad, pasando por los programas ofimáticos.
En realidad, el cloud no es una solución final en el mundo de la industria, sino un habilitador de otras tecnologías. Gracias a la nube, las compañías pueden analizar al momento los datos procedentes de los sensores de IoT, por ejemplo. O tener visibilidad de sus operaciones con el fin de optimizar la producción. También la potencia de computación de los grandes centros de datos que respaldan la nube permite acelerar los cálculos de los científicos y los ingenieros que desarrollan un producto.
Gemelo digital
Los gemelos digitales están cambiando los procesos de diseño y fabricación en muchos sectores industriales, permitiendo hacer simulaciones para ver cómo se comportarán en el momento de estar operativos
Los llamados gemelos digitales o digital twins sirven para predecir en un laboratorio o en un entorno muy controlado cómo va a funcionar en la vida real un elemento. Puede ser el motor o la carrocería de un coche, la turbina de un avión o la pala de un aerogenerador, e incluso un hospital o una ciudad entera, con sus flujos de pacientes o personas.
Los llamados gemelos digitales están cambiando los procesos de diseño y fabricación en muchos sectores industriales. Gracias a ellos, es posible hacer simulaciones y conocer cómo se comportarán en determinadas circunstancias esos objetos cuando les llegue el momento de estar operativos.
Esas representaciones virtuales reciben información ingente de sensores repartidos por el objeto físico. Una información que, una vez procesada, tiene como objetivo mejorar el diseño y el desempeño de este último.
Analítica de datos
Se dice que los datos son el petróleo del siglo XXI. Pero si no se sabe interpretarlos y no se les saca partido, en realidad tienen muy poco valor.
La irrupción del Internet de las cosas y la proliferación de sensores en las fábricas están multiplicando la generación de datos en estas instalaciones. Y por lo tanto, cada vez es más acuciante para las compañías industriales la disponibilidad de potentes herramientas para analizar esa información que se genera en tiempo real durante los procesos de producción.
La analítica de datos permite a las empresas del sector industrial mejorar el rendimiento de las máquinas adaptando su modo de funcionamiento, detectar problemas en ellas, controlar los costes de la planta y cambiar la producción en función de la información disponible.
Trazabilidad
La trazabilidad permite dar una respuesta rápida a los usuarios en caso de que surja algún tipo de problema y detectar rápidamente cualquier merma de calidad
La trazabilidad industrial es el proceso que permite conocer el recorrido de un producto desde que es producido hasta su destino final. Es decir, desde la planta de producción hasta que llega al cliente. Y viceversa, si, por cualquier razón, tiene que hacer el camino contrario.
Tener el control de los productos durante todo su itinerario no solo es una exigencia legal, sino una exigencia de los consumidores, y permite a las compañías mejorar su imagen y reputación. Además, les facilita evaluar el origen y estado de las materias primas y los componentes que se integran en un producto, para dar una respuesta rápida a los usuarios en caso de que surja algún tipo de problema y detectar rápidamente cualquier merma de calidad.
Ciberseguridad
Un software o un equipo informático antiguo es una puerta de entrada para los ciberdelincuentes. Al estar obsoletos, estos sistemas no disponen de parches ni actualizaciones de seguridad, ni de soporte por parte de los fabricantes. Y esa desprotección es la que explotan los atacantes para introducir programas maliciosos, como el ransomware, que bloquea la información de los sistemas y permite a "los malos" lucrarse pidiendo un pago por su liberación.
Proliferan los ataques al software desactualizado, que es habitual en muchas instalaciones industriales. En ocasiones, los delincuentes aprovechan las brechas más insospechadas, como el programa que gestiona una máquina del café
En los últimos años, han proliferado los ataques al software desactualizado, que es habitual en muchas instalaciones industriales. En ocasiones, los delincuentes aprovechan las brechas más insospechadas, como el programa que gestiona una máquina del café.
Por todo ello, una empresa industrial que se precie tendrá que invertir en soluciones que le ayuden a detectar comportamientos y accesos anómalos a su información, con el fin de prevenir cualquier brecha de datos. Y también tendrá que adquirir tecnología para responder si el ataque efectivamente se ha llevado a cabo. Y, más importante aún, tendrá que formar a sus empleados para que estén en guardia y no habrán correos sospechosos o respondan a SMS malintencionados. El engaño sigue siendo la mejor forma de ataque informático.
Realidad aumentada y realidad virtual
La realidad aumentada permite superponer elementos virtuales a nuestra visión de la realidad. Por ejemplo, con unas gafas o con una app en el móvil o en la tableta que van cambiando el color o la configuración de los objetos que vemos.
Activa Industria 4.0 ofrece a las compañías interesadas un diagnóstico y un análisis exhaustivo de la situación digital de partida de la empresa
Una de las grandes aplicaciones de la realidad aumentada en la industria está en el soporte remoto. Gracias a unas gafas de realidad aumentada, por ejemplo, un técnico puede, desde la distancia, guiar a una persona en la reparación de una máquina. Esto supone un claro ahorro de costes y tiempo para las empresas industriales.
Por su parte, la realidad virtual que proporcionan las gafas o cascos diseñados para tal fin permite a los ingenieros construir simulaciones de productos, procesos o plantas de producción, y analizar su funcionamiento por esta vía, que es muy visual e inmersiva. De esta manera, se pueden reducir errores y también acortar tiempos de desarrollo. Además, la realidad virtual permite ensayar tareas complejas y peligrosas sin tener que afrontarlas de forma real.
Fabricación aditiva o impresión 3D
Una impresora 3D es capaz de crear objetos físicos superponiendo materiales (plásticos, metales o materiales compuestos como fibra de carbono o vidrio, entre otros). Y se ha convertido en otra de las tecnologías que están revolucionando el mundo de la industria en los últimos años.
Este tipo de equipo ha sustituido al dibujo manual y la artesanía a la hora de crear prototipos. También está facilitando la personalización de componentes y piezas, lo que hace realidad la fabricación bajo demanda. Es decir, que muchas empresas están empezando a entregar productos acabados y fiables impresos en 3D solo cuando el usuario los pide, sin tener que mantenerlos previamente en stock, con el ahorro de costes y espacio que eso supone.
Un plan para acelerar la digitalización de la industria española
Hoy, las empresas industriales en España se pueden beneficiar de programas diseñados para impulsar su modernización. Es el caso de Activa Industria 4.0, una iniciativa del Ministerio de Industria y Turismo que se enmarca dentro de la Estrategia Nacional de Industria Conectada 4.0.
Activa Industria 4.0 ofrece un diagnóstico y un análisis exhaustivo de la situación digital de partida de la empresa, y la elaboración de un plan de transformación digital
Activa Industria 4.0 ofrece a las compañías interesadas un diagnóstico y un análisis exhaustivo de la situación digital de partida de la empresa, y la elaboración de un plan de transformación digital.
El asesoramiento se presta a través de reuniones individualizadas con las empresas en la sede de las mismas, trabajo remoto de la entidad especializada y la realización de talleres temáticos y demostrativos con presentación de las tecnologías que ayuden a la empresa beneficiaria a avanzar en su transformación digital.
Como regla general, la duración del programa es de cuatro meses para cada empresa beneficiaria, con un mínimo de 50 horas de asesoramiento. El futuro está en juego.
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