Infancia y terrores nocturnos: cuando los niños nos asoman al horror más abyecto

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«Tal vez por eso Dios nos hizo niños para empezar cerca del suelo. Él sabe que uno debe caerse muchas veces y sangrar mucho antes de aprender esa simple lección. Se paga por lo que se recibe, se posee lo que se paga… y, tarde o temprano, lo que se posee vuelve a uno».

¿Alguien sabe a qué corresponde? Como más de uno habrá acertado, se trata de uno de los pasajes clave de ‘It’, uno de los más comentados, relevantes y reveladores de una de las novelas más oscuras y absorbentes de Stephen King. Sus “perdedores”, ese grupo de niños que la sociedad ya se ha anticipado y tildado de parias, son los únicos capaces de ver y entender por qué hay un monstruo bajo la superficie.

Se dice que si los adultos viésemos lo que algunos niños imaginan no podríamos ni dormir. Parece que el relato social impone un muro de cemento entre la imaginación febril y la edad adulta, más adusta y constreñida. Pero, ¿qué ven los niños que no podemos ver los adultos? Esta es la premisa central de ‘Hay algo matando niños’, el sobresaliente cómic publicado por Planeta e ideado por James Tynion IV (The Woods, Batman) ilustrado por Werther Dell’Edera (Briggs Land) y coloreado por el barcelonés Miquel Muerto.

Ya comprobamos en nuestro especial sobre brujas que la literatura sobre el género aún cuenta con amplio espacio de expansión y crecimiento. Y ya descubrimos a muchas de las autoras que están redactando las líneas maestras. Esta vez nos fijamos en otros elementos bajo dos claves: terror y niños. Bienvenidos al mundo bajo la mirada de un infante en clave cómic. Si te atreves a mirar, claro.

La infancia como espejo

¿Cuánto dura la infancia? ¿Qué lo determina? Parece que la infancia es en sí misma un fin de siècle: sobre ella acecha eternamente una finitud, una especie de esquinazo que servirá de punto de no retorno. Un hecho traumático dará al traste con una infancia hasta entonces sana y equilibrada. Para qué esforzarse entonces. ¿Una mala infancia será catalizador de una mala vida?

Portada You Are Obsolete

El relato social los ha vestido de pobres almas a merced de situaciones que nunca desearían. De Oliver Twist a Lázaro de Tormes. Pero ya se sabe: un niño puede ser más cruel y despiadado que muchos adultos, otro tema abordado en ‘You Are Obsolete’, un alucinante cómic de Aftershock que Planeta ha traído a España donde los niños han tomado el control y asesinan, indiscriminadamente, a cualquier persona que pase de los 40. Apúntalo en tu lista de pendientes.

Escrito por Mathew Klickstein (periodista, guionista en cine, teatro y televisión) e ilustrado por Evgeny Bornyakov (DESCENDENT), esta vuelta de tuerca tecnológica a ‘Los chicos del maíz’ —otra vez con Stephen King— parte de una idea popular en cierta literatura apocalíptica, un holocausto, para abrir debate sobre otros estereotipos discriminatorios.

Hijos

Después vendrá la vida adolescente. Esos “proyectos de futuro” que podemos leer en cualquier parte, desde las novelas de época más decimonónicas hasta en las intrigas de ‘Juego de Tronos’. ¿Quién es Bran Stark sino el hilo invisible que terminará conectando a los seis Reinos, tras haber sufrido lo indecible, desde una parálisis de por vida tras un intento de asesinato hasta su particular travesía huyendo durante años, pasando hambre y frío?

Lo que nos lleva a otro punto: la frustración ante esas exigencias. ¿Por qué un niño debe responder a tal o cual previsión?

Tal vez la infancia da miedo, en parte, por esa imposibilidad para tenerlo todo controlado, por esa improvisación sin partitura capaz de convocar monstruos que al final terminarán por devorar a los adultos. Que le pregunten a ‘Carrie’ —ya, imposible no volver a King— y el demonio de la menstruación como eje para liberar el poder mágico de una niña, hasta entonces, encadenada a su madre.

Terror a la americana

Hay algo matando niños

Está claro que el terror visto desde los ojos de un niño es mucho más terrorífico. Y, quizá, más estimulante. Donde un adulto verá fracaso, un niño verá culpa, donde un adulto tire la toalla, un niño, ajeno a cualquier planificación futura, verá un rayo de esperanza.

Solo hay que fijarse en cómics como ‘SAGA’ o ‘Paper Girls’, ambos guionizados por Brian K. Vaughan. El primero, narrado a través de la hija de ambos protagonistas, se habla explícitamente sobre esta relación nada sencilla entre padres e hijos y cómo encaran los mismos problemas, pero también sobre cómo los pequeños pueden salvar el tipo a los mayores más veces de las que les gustaría reconocer.

Brian

En el segundo,  ya disponible en formato integral, todo el planeta depende de un grupo de amigas y de la capacidad de esa amistad para sobrevivir ante inclemencias cada vez más inesperadas.

Esta es una línea explorada a lo largo y ancho del citado ‘Hay algo matando niños’, uno de los proyectos más interesantes de los últimos años nacidos de BOOM! Studios. El primer volumen, ya disponible, posee ese magnetismo que invita a devorar páginas y a revisarlas buscando pistas, a dar dos pasos adelante porque nos carcome la curiosidad mientras damos uno atrás sintiendo que hemos perdido un dato clave.

Portada Creepshow De Stephen King Y Bernie Wrightson 201901161342

Entre la novedades también destaca ‘Creepshow’, la adaptación en clave de cómic del clásico de George Romero escrito por Stephen King. Readaptando el original de 1982, a lo largo de 80 páginas se presentan cinco historias siniestras en forma de folletín y dibujadas por el icónico Bernie Wrightson: 'El día del padre', 'La solitaria muerte de Jordy Verrill', 'La caja' y 'La invasión de las cucarachas'.

Y si buscamos historias inusuales siempre podemos explorar en dos antologías capitales: la serie Creepyaquí puedes encontrar el primer número— y la serie Eerieaquí puedes encontrar el primer número—.

Ambos, editados en el pasado por Warren Publishing y publicados actualmente por Planeta, son una mina llena de diamantes, el hogar para todo aquel que busque terror weird e historias que contar en torno a una fogata. Y donde cabe de todo: desde el western más bobo, hombres lobo arrepentidos, zombis con plena consciencia, robots erotizados y muchos cuentos en clave Poe y Lovecraft renacidos a través de la nueva generación de los 70.

O a la japonesa

Ryo

Como puedes leer, el mundo del cómic no está exento de historias desde la perspectiva de un niño —incluso entre obras canónicas como ‘Stitches’ ganadora del premio Eisner 2010, o ‘Maus’, la eterna novela gráfica de Art Spiegelman—. Pero si hay un plano demográfico donde los relatos infantiles cobran un peso especial es en los mangas. Si lo que se busca es una conexión más radical entre infancia y terror, no cabe duda: hemos de mirar a Oriente.

Portada Dragon Head

Que se lo digan al escritor Haruto Ryo, que, con su novela Ibitsu ha logrado encandilar a los fans de Junji Ito. Con un marcado estilo creepypasta, Ibitsu construye una historia de terror urbano que parte de la siguiente leyenda: mugrienta y abandonada, una extraña joven aparece cerca de la basura en mitad de la noche. Cuando pasas a su lado te pregunta si tienes una hermana. Da igual lo que respondas, ya estás condenado y morirás a su merced. Una premisa simple que no tarde en convertirse en escalofríos tras cada página.

Y si buscas algo similar en el tono, la salvaje ‘Dragon Head’, de Minetaro Mochizuki será de tu gusto. Y para el connaisseur dejamos Uzumaki, la obra que condensa todas las filias, todo el rigor técnico y la depurada madurez estilística de Junji Ito, considerado uno de los grandes maestros del horror seinen.

Uzu

La premisa de Uzumaki —remolino en japonés— no puede ser más rara: todo comienza cuando el padre de un estudiante queda absorbido por las espirales de Kurouzu, un pueblo maldito. Mirando absorto esa espiral formada sobre una pared terminará consumido por su obsesión. El chaval y su mejor amiga tendrán que enfrentar cómo esta especie de infección, esta enfermedad mental va extendiéndose hasta devorarlo todo.

Una obra que nació, por cierto, de otra experiencia infantil. De niño, Ito vivió en un pueblo rural, en una antigua choza japonesa, pasando las horas leyendo las revistas de sus hermanos, rebosantes de terror escrito por maestros como Kazuo Umezu. Este integral recopila la obra al completo, en 656 páginas de constante descenso a los infiernos.

Por supuesto, estas son solo algunas lecturas recomendadas. Hay muchas más y, si lo tuyo no es el terror, busca entre la comedia. Ya lo decían en Totoro, «venga, vamos a reírnos para alejar a los fantasmas». Fantasmas que solo veían los niños, por supuesto.

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