La furgoneta eléctrica en la ciudad: ventajas que la convierten en el vehículo esencial para última milla

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Con el incremento de ciertos hábitos de consumo debido a la pandemia, las ventas online y las compras por internet se han vuelto el nuevo común denominador. El comercio electrónico ha aumentado más de un 20% en España durante el 2020 y se prevé que en el 2021 crezca hasta en un 24 % más, según un estudio elaborado por Astound Commerce. Es por este motivo que la logística ha adquirido una mayor relevancia y se ha convertido en fundamental en el proceso de venta.

En estas circunstancias, el transporte de bienes es fundamental dentro del proceso logístico. El mismo cuenta con diferentes fases, que pasan desde la recogida en almacén hasta el reparto último en manos del cliente final. Una de esas fases, conocida como la última milla, o distribución capilar, se centra en el trayecto final de la distribución, aquella que, con una serie de paquetes agrupados en una furgoneta se reparten a través de la ciudad y sus diferentes zonas.

Retos de la última milla en 2021

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Según un informe de Deloitte, la última milla representa el 40% de los costes logísticos totales. Además, la gestión de esta fase tiene un impacto directo en la satisfacción del cliente y, por consecuencia, todo el proceso previo podría verse seriamente afectado si esta última etapa sufre retrasos, fallas o complicaciones. Gestionar adecuadamente la última milla en los grandes centros urbanos que cuentan, cada vez más, con mayores restricciones medioambientales repercute considerablemente en el coste si lo comparamos con otros elementos de la cadena logística de distribución como el transporte a larga distancia.

El vehículo eléctrico como palanca del cambio en los grandes centros urbanos

Recargando

De ahí que la importancia del vehículo a utilizar se convierta en un punto clave para la logística urbana y periurbana, ya que no sólo se trata de eficiencia y rapidez, sino también de hacer mayor sostenible la movilidad en las zonas más pobladas en términos medioambientales. La reducción de CO2 debe ser un punto a tomar en cuenta por todas las empresas logísticas y el reto de la última milla pasa por la electrificación de las flotas de reparto. Un ejemplo de este cambio imparable es el servicio postal Royal Mail  de Reino Unido, que actualmente está electrificando su flota de vehículos para alcanzar las emisiones cero en los próximos años.

En este contexto, las furgonetas eléctricas son una excelente opción en el ámbito de la logística, y para pequeños profesionales que se mueven por un entorno urbano. Ofrecen todas las ventajas de un vehículo de combustión en cuanto a dimensiones, características, volumen de carga. Su motorización permite una libertad absoluta al momento de acceder a centros urbanos en cualquier ciudad, sin limitaciones de autonomía en desplazamientos de medio alcance.

De cara a la experiencia de conducción, un profesional que pasa muchas horas seguidas al volante agradecerá el par motor que le brinda una motorización 100% eléctrica. Dada su aceleración instantánea, el comportamiento en atascos, semáforos y el "callejeo" en los centros urbanos se agiliza enormemente. La fatiga de conducción se reduce al prescindir de cambio de marchas, y el silencio total que caracteriza a los vehículos eléctricos es algo hasta ahora imposible de alcanzar en los vehículos térmicos. Junto a estos beneficios más tangibles, están otros igual o más relevantes, como el ahorro de dinero en combustible y en sobre todo, la ausencia de emisiones de C02.

Autonomía vs. capacidad de carga: buscando el equilibrio para el reparto de mercancías

Carga Profesional2

Una parte importante en la última milla es la capacidad de entregar la mayor cantidad de productos en el menor tiempo posible. En este sentido el volumen de carga en furgones actuales en su mayoría no se ve afectada por la disposición de la batería. Si ponemos ejemplo el furgón profesional de la marca Citroën, el ë-Jumpy la batería está ubicada en el chasis del vehículo, preservando, así, el volumen aprovechable de la furgoneta que va desde los 4.6 a los 6.6 metros cúbicos, llegando a una carga útil de 1.275 kg en sus hasta 4 metros de longitud útil en el moduwork.

La versatilidad es otra de las características de este tipo de vehículos. En vista a las necesidades tan dispares que pueden surgir en las diferentes actividades profesionales, los fabricantes ofrecen diferentes medidas en sus modelos comerciales. Para pequeños autónomos como un electricista, el modelo compacto de ë-Jumpy (4.60 m) puede encajar a la perfección. Mientras, para una empresa de paquetería el modelo XL (5.30 m) se adaptaría a los portes desde su punto logístico más cercano hasta la ciudad. Según la configuración, la altura de estos furgones no supera los 1.90 metros, haciéndolos accesibles a todos los parkings que normalmente suelen ser un dolor de cabeza para este tipo de vehículos.

¿Cómo calcular la autonomía?

Autonomia Calculadora Calculadora de autonomía según carga y temperatura exterior

Si tenemos en cuenta que el límite de velocidad en las vías urbanas de las ciudades españolas es de 30 km por hora, un furgón ë-Jumpy con batería de 50 kWh puede llegar a tener una autonomía estimada de 207 km con la carga vacía y 178 km a plena carga. Durante el verano habría que tener en cuenta el uso del aire acondicionado, lo que haría disminuir la autonomía en un 17%. En todo caso, para la velocidad media de una ciudad como Madrid, por ejemplo, que ronda los 23.7 km por hora (en los centros históricos se reduce hasta los 10.2 km por hora), la autonomía sería más que suficiente. Si a esto le añadimos que normalmente el 70% de vehículos de transporte de mercancías no supera los 120 kilómetros diarios de recorrido y que, según algunos estudios, con una autonomía de 160 km ya se es más rentable que un furgón diesel, las ventajas parecen más que evidentes.

¿Influye el tiempo de recarga en la actividad profesional?

Una recarga al 100% en el lugar de origen, según el tamaño de la batería, puede durar entre 4,45 a 7 horas con una toma de 11kW; y entre 7,30 a 11,20 horas con una toma de 7,4 kW. Supongamos que el reparto de un horno de pan en el centro de la ciudad se efectúe desde las 6 A.M hasta las 17 A.M; tendrá hasta 13 horas de recarga disponibles para contar de nuevo con toda la autonomía de su pequeña flota.

En los puntos de carga públicos, por otra parte, con cargadores de alta velocidad de 100 kW, la batería puede llegar al 80% de su capacidad en apenas 30 minutos para una batería de 50 kWh. y 45 minutos para una de 75 kWh.

Un reparto y 3 modos de conducción posibles

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Si algo agradecen los conductores en una jornada laboral en medio de una ciudad grande es la comodidad. Además de las características comunes a todos los vehículos eléctricos que veíamos más arriba, la ë-Jumpy tiene tres modos de conducción que permiten optimizar al máximo la autonomía, dependiendo del momento del reparto en que se encuentre.

El llamado modo ECO lo consigue limitando la potencia a 82 CV. En este modo la respuesta del acelerador se ralentiza, lo que lo hace óptimo para cuando el furgón vaya vacío o con muy poca carga. El modo Normal, que incrementa desde 109 Nm a 210 Nm de par motor, induce a que las respuestas del acelerador se incrementen, puede utilizarse por ejemplo en desplazamientos por circunvalaciones. El modo Power brindará la máxima potencia para en los casos en que se precise realmente más agilidad, aún teniendo el vehículo cargado. El vehículo entonces es el que se adapta al momento y a las necesidades del profesional, y no a la inversa.

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