La etiqueta energética nos proporciona información útil sobre la energía que consumen los distintos electrodomésticos. Y no solo eso: también incluye otros datos esenciales, tales como la capacidad, el nivel sonoro (ruido) que pueden tener por ejemplo las secadoras, o el consumo de agua que pueden tener los lavavajillas o lavadoras que tenemos en nuestro hogar.
Sin embargo, con el paso de los años, la calificación de la A a la D se ha ido quedando obsoleta. Y el hecho de que se añadieran las clases A+, A++ y A+++ para dar cabida a nuevos electrodomésticos cada vez más eficientes ha terminado generando confusión. Así, en 2019, la Unión Europea aprobaba la creación de un nuevo etiquetado energético, cuya implantación se ha iniciado a finales de 2020 e irá avanzando durante 2021 y 2022.