Elegir un procesador no es una tarea sencilla en los tiempos que corren. La variedad de propuestas es tal, que la casuística se hace inmanejable, a menos que tengamos claro lo que queremos para nuestro equipo, qué presupuesto tenemos o qué tipo de tareas son las que más frecuentemente abordaremos con nuestro flamante ordenador de sobremesa.
Intel, sin ir más lejos, cuenta con una lista de procesadores para equipos de sobremesa en la que encontramos modelos desde 4 hasta 10 núcleos, con velocidades que llegan hasta los 5,3 GHz en los más ambiciosos. Los precios también varían, por supuesto, en una horquilla que parte de los 80 euros y acaba en 570 euros para los más ambiciosos en rendimiento.
El objetivo aquí es encontrar la mejor compra que podamos hacer. Es decir, aquella en la que no tengamos dudas más adelante del estilo de “si me hubiera gastado un poco más, habría tenido un procesador mucho mejor”. O “el procesador que me compré estaba bien para lo que quería hacer en su día, pero ahora echo de menos más núcleos o más velocidad”.
Comet Lake, la generación tecnológica más reciente
Entramos ya en materia, eliminando variables para que, paso a paso, encontremos el procesador que más nos conviene. Si lo que buscamos es un ordenador con el mayor rendimiento posible, estamos hablando de equipos de sobremesa: los portátiles han avanzado mucho, pero no son rival para un procesador de un sobremesa.
El primer cribado que podemos hacer es el de la generación tecnológica del procesador. Las familias de procesadores Intel® Core™ tienen ya una dilatada trayectoria comercial. De hecho, ya hay once generaciones de procesadores Intel Core en el mercado. Si nos ceñimos al segmento de los procesadores para equipos de sobremesa, nos quedamos con diez generaciones, ya que la 11ª Gen. se ciñe, de momento, a CPUs para portátiles.
Las sucesivas generaciones mejoran en aspectos como la velocidad de reloj, la eficiencia energética, la arquitectura del chip o el número de cores que puedes encontrar
Las sucesivas generaciones mejoran en aspectos como la velocidad de reloj, la eficiencia energética, la arquitectura del chip o el número de núcleos que puedes encontrar en la familia de procesador Intel Core i3, i5, i7 o i9. Un Core i9 de novena generación, por ejemplo, con la misma velocidad de reloj o el mismo número de núcleos que un Core i9 de décima generación, tendrá un comportamiento peor.
Así pues, el primer paso, salvo que tengamos muy claro que la generación tecnológica da igual, será filtrar por generación tecnológica. En el caso de que esa opción no venga entra las que se nos ofrece para hacer filtrado en las búsquedas, podemos usar la opción del tipo de zócalo. En algunos casos, cuando se cambia de generación tecnológica, también cambia el tipo de zócalo donde se “pincha” el procesador. Para Comet Lake (10ª Gen.), Intel ha introducido el zócalo LGA1200 frente al LGA1159 de la 9ª Gen.
Ya estamos en los Comet Lake, ¿y ahora qué?
Una vez filtrado por generación tecnológica en una tienda como PcComponentes, nos quedamos con 24 posibles opciones de compra. Aquí es donde tenemos que empezar a decidir qué queremos: si vamos a por precio, tenemos un procesador de cuatro núcleos como el Intel Core i3-10100F por apenas 82 euros.
Las letras que acompañan a los modelos tienen un significado que es conveniente describir, todo sea dicho. La letra F significa que el procesador viene sin gráFicos integrados. Es decir, necesitaremos comprar una tarjeta gráfica sí o sí. Que no tenga letra significa que estamos ante la variante “estándar” de un modelo determinado. La letra K (unlocKed para overcloKing) significa que estamos ante la variante más potente de la familia y con desbloqueo total para overclocking. La letra T está asociada a un bajo consumo y opTimización. Si tenemos la combinación KF significa que estamos ante el procesador más ambicioso, pero sin gráficos integrados. La combinación KA implica que estamos ante los modelos más potentes, en una versión especial Avengers Edition donde la caja está “customizada” con la temática de la saga “Los Vengadores”.
La letra K (unlocKed para overcloKing) significa que estamos ante la variante más potente de la familia y con desbloqueo total para overclocking
Si queremos el máximo rendimiento como sea posible, tendremos que quedarnos con los procesadores K. Si queremos tener margen para overclocking y acceso a ajustes avanzados de frecuencias de reloj, voltajes y otros parámetros como la activación o no del Hyperthreading o SMT, los modelos K son los óptimos. O los KF si estamos seguros de que no vamos a necesitar de los gráficos integrados. O los KA si nos gustan las temáticas de coleccionismo.
En este caso, en tiendas como PcComponentes nos quedamos con 10 modelos de procesadores Intel Core de décima generación para escritorio. Hay que tener en cuenta que los modelos K se ciñen a los Intel Core i5, Core i7 y Core i9. Los modelos F sin gráficos podría pensarse que son interesantes si tenemos una GPU dedicada, aunque en la práctica, si tenemos gráficos integrados, en muchos casos, podremos no hacer uso de la GPU dedicada con el consiguiente ahorro de energía. Una posibilidad siempre interesante.
Cores y frecuencias: la clave de la elección
Una vez estemos en este ya más manejable repertorio de procesadores, llega el momento de decidir qué CPU queremos. Los procesadores Intel Core i5, Core i7 y Core i9 se diferencian en primer lugar por el número de cores o núcleos. Los Core i5 vienen con 6 núcleos y 12 hilos de ejecución (SMT o Hyperthreading), los Core i7 vienen con 8 núcleos y 16 hilos, y los Core i9 vienen con 10 núcleos y 20 hilos.
Por otro lado, tenemos las velocidades de reloj. Aquí hablamos de frecuencia base y frecuencia turbo. La base es la frecuencia mínima de funcionamiento del procesador. Si estamos usando aplicaciones que demanden una cantidad de recursos de procesador elevada, la CPU tiene margen para aumentar la velocidad y usar uno o más núcleos. La velocidad turbo es la máxima que puede alcanzar el procesador en condiciones normales. En este enlace podrás ver la comparación de especificaciones de algunos procesadores Intel “Comet Lake” donde se muestran los núcleos y la velocidades base y turbo.
Aquí los precios van desde los 270 euros a los 570 euros. Y aquí es donde llega la pregunta esencial: ¿qué diferencias de comportamiento tendremos entre estos procesadores?
El rendimiento en la vida real, juegos, productividad, ocio, HPC, autoría multimedia
Los usos de un equipo de sobremesa, en los tiempos que corren, se pueden modelar dentro de cinco categorías principales: gaming, productividad, ocio, HPC y autoría multimedia.
Con HPC nos referimos a High Performance Computing, y ahí entran aplicaciones de CAD, simulación o ingeniería entre otras. La autoría multimedia contempla la edición de vídeo o el diseño gráfico. El ocio implica la reproducción multimedia o el gaming ocasional con juegos poco exigentes. La productividad está relacionada con el uso de aplicaciones ofimáticas o herramientas específicas para cada actividad profesional en escenarios de gestión, contabilidad, etcétera. El gaming se refiere a una experiencia de juegos de tipo AAA, sumamente exigentes tanto para la CPU como la tarjeta gráfica. Hablamos de jugar a resoluciones de hasta 4K con los ajustes de calidad al máximo en títulos como Far Cry, Watchdogs: Legion, Cyberpunk 2077 (cuando salga), etcétera.
Los usos que realmente demandan procesadores de tipo K, Comet Lake de décima generación, son el gaming, la autoría multimedia y el HPC
Los usos que realmente demandan procesadores de tipo K, Intel Core de décima generación, son el gaming, la autoría multimedia y el HPC. La productividad y el ocio son tareas que se resuelven bien con opciones más modestas. Pero para tareas exigentes como estas tres, necesitaremos “chicha”.
Aquí haremos un ejercicio de imaginación, suponiendo que cambiamos solo el procesador y dejando el resto de componentes (almacenamiento, memoria, tarjeta gráfica, fuente de alimentación y sistema de refrigeración) sin modificar.
Gaming: básicamente igual en todos los procesadores
Si pensamos en gaming, lo que más importa no es el número de núcleos, sino la velocidad turbo que podamos alcanzar. Cuando se juega, los núcleos que se usan pueden ser incluso dos, o cuatro a lo sumo. Los juegos empiezan ahora a aprovechar más núcleos, pero no es un aspecto que suponga una diferencia apreciable. Entre un Intel Core i9 y un Core i7 o Core i5, podemos tener diferencias de apenas una decena de frames usando una tarjeta gráfica solvente. Lo podemos ver, por ejemplo, aquí.
Así que, si lo que queremos es jugar únicamente, es conveniente gastar el dinero en una buena tarjeta gráfica y quedarnos con un procesador Intel Core de la familia K como el Core i5-10600KA Avengers Edition. La velocidad base es elevada y la turbo es suficientemente elevada como para satisfacer las necesidades de los juegos.
Puede parecer una paradoja, pero de poco vale tener un Intel Core i9-10900K o un Core i9-10850K con 10 núcleos y 20 hilos si se van a usar como mucho 5. Eso sí, si al mismo tiempo que jugamos estamos haciendo streaming en plataformas como Twitch o YouTube, la cosa cambia y sí que es preciso tener presente que, a más núcleos, más rendimiento en tareas como la captura de partidas, la edición de los vídeos o el streaming.
Donde sí importa tener más núcleos y más velocidad de reloj es en escenarios como la edición de vídeo, el diseño CAD, la edición multimedia o el diseño gráfico. Además, claro está, de escenarios donde estemos usando varias aplicaciones a la vez; por ejemplo, renderizando vídeos mientras jugamos, o mientras trabajamos en una presentación o editamos imágenes de alta calidad en campos como la fotografía.
La mejor compra: el Core i9-10850K
Este patrón de resultados se mantiene con más pruebas donde las diferencias en el rendimiento multinúcleo son notables a favor del Intel Core i9-10850K y del Core i9-10900K, pero no los son tanto entre los Core i9. Incluso contamos con el potencial del overclocking que hace que, a poco que “tuneemos” el Core i9-10850K con herramientas como Intel XTU o Intel Performance Maximizer, podamos superar en rendimiento incluso a los Core i9-10900K.
Para ello necesitaremos un buen sistema de refrigeración líquida, pero es relativamente sencillo apurar el procesador por encima de los valores de fábrica. La diferencia de precio entre los Intel Core i9 es de 90 euros, que es más que la diferencia entre el Core i7-10700K y el Core i9-10850K. Si comprásemos el Core i7, estaríamos ante una elección en la que perdemos más de lo que ahorramos.
Con el Intel Core i5 hay 210 euros de diferencia, aunque el rendimiento es claramente inferior en este caso y estaríamos ante una compra de las de “si hubiera invertido más en el momento de la compra ahora no necesitaría comprar otra CPU”.
Además, hay concurso Black Friday
Si haces la compra ahora, recuerda que estamos en las fechas del Black Friday y, además de las ofertas que puedas encontrar, PcComponentes sorteará durante dos días en sus redes sociales el Intel Core i9-10850KA 3.6Ghz Avengers Edition. Para participar, solo tienes que visitar sus perfiles de Facebook, Twitter o Instagram y seguir la sencilla dinámica del concurso. Paralelamente, gracias a Intel, puedes hacerte también con un Gigabyte AORUS 15G XB-8ES2130MH Intel Core i7-10875H entrando aquí.
Imágenes: PcComponentes, Intel e iStock/gorodenkoff
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