Salimos de viaje, a disfrutar de la naturaleza en plena primavera. Con nuestro coche limpio, impoluto. Y, poco a poco, vemos cómo la carrocería, los cristales y los faros de nuestro coche o nuestra moto se llenan de mosquitos. Uno tras otro, a decenas. A centenares, van estrellándose contra el coche.
Y cuando nos ponemos manos a la obra con la limpieza nos damos cuenta de que esos mosquitos no salen. Es imposible de quitar. Desde que volvimos, las obligaciones nos han comido el tiempo. Recoger a los niños en el colegio, la compra de casa, el fin de semana con los abuelos... nunca era un buen momento y ahora no hay manera de retirar esos mosquitos.
Aquí recogemos algunas opciones para acabar con ellos.
Cómo limpiar los mosquitos del coche
Antes de nada, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que, cuanto antes limpiemos los mosquitos de nuestro coche mejor saldrán del mismo y menos daño generaremos a la carrocería y cualquier otro elemento.
Si después de un viaje tardamos varios días o semanas para acabar con ellos estaremos comprando todas las papeletas para que retirarlos sea más costoso y, en el peor de los casos, acaben por dejar una marca en el automóvil o la moto.
Así, el primer consejo es limpiar el coche al llegar a casa o, en el peor de los casos, al día siguiente. Cuanto antes humedezcamos la superficie y tratemos de retirarlos mejor.
Lo ideal en el caso de los faros es humedecer bien la zona con agua caliente y jabón. Para esto, podemos utilizar una lanza y agua a presión pero lo ideal para que no quede ningún resto es remangarse y, tras humedecer la zona, retirar los mosquitos con un cepillo de cerdas no demasiado firmes.
Si has dejado demasiado tiempo los mosquitos en la superficie del coche, una buena opción es dejar una toalla empapada con agua durante toda una noche para reblandecer a los insectos y, así, quitarlos con mayor facilidad al día siguiente.
Con todo, si los mosquitos siguen la superficie, lo mejor es utilizar un producto específico. En este caso, hay que fijarse bien en su método de aplicación y los tiempos que se deben manejar. Este tipo de artículos están pensados específicamente para utilizarse sobre vehículos pero pueden ser muy agresivos, por lo que no debemos descuidarnos con su uso.
Pese a ello, si se siguen las instrucciones que llegan con el producto no se debería tener ningún problema. Generalmente, el manual nos pedirá que remojemos la zona afectada y apliquemos el producto. Éste se deja actuar el tiempo que sea preciso y, posteriormente, tendremos que retirarlo aclarando con agua a presión o utilizando el cepillo o la esponja pertinente.
Es importante recordar que lo mejor en todos los casos es utilizar productos pensados específicamente para la limpieza de este tipo de componentes. Si aplicamos remedios caseros podemos provocar algunos daños y desviar el haz de luz o ensuciar todavía más los faros del coche, empeorando la visibilidad.
Imagen | Erik Mclean
En Xataka | La “regla del minuto” o cómo mantener el coche siempre a punto y evitar averías de 3.000 euros