Los humanos prehistóricos no tenían caries. Una investigación ha descubierto por qué

Toda la historia de la humanidad es una carrera contrarreloj contra unas máquinas de matar que... han evolucionado gracias a nosotros

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En España, hay 35 millones de personas con caries, según datos del Atlas de Salud Bucodental en España. Es decir, es, con mucho, la enfermedad común con más prevalencia del país: afecta al 94% de la población.

Y lo más curioso es que esto sí es algo nuevo.

¿Nuevo? ¿Cómo que nuevo? Y es que, aunque la higiene bucal es algo fundamental en nuestra época, durante miles de años fue algo desconocido para los seres humanos y, sin embargo, los restos arqueológicos son bastante claros: las caries eran algo extremadamente raro, casi desconocido.

Es más, los primeros 'signos' de prácticas de higiene bucal (las varitas deshilachadas mesopotámicas o el uso ciertas plantas) solo aparecen con las primeras grandes civilizaciones. De ahí, que durante años, los científicos hayan asociado las caries al cambio histórico de dieta que se produce con la agricultura.

Pero entonces no hay misterio, ¿no? El hallazgo ahora es que un equipo de investigadores del Trinity College de Irlanda ha encontrado varias piezas dentales en perfecto estado de conservación con una cantidad inusualmente alta de bacterias. Las mismas bacterias que hoy consideramos responsables de las caries y de ciertas enfermedades de las encías. Pero, insisto, con el esmalte en perfectas condiciones. ¿Cómo era eso posible?

Una historia un poco más compleja. Los dientes fueron descubiertos en una cueva de piedra caliza del condado de Limerik entre 1993 y 1996. Según los análisis, provienen del mismo adulto, que vivió hace más de 2000 años. Lo curioso es que, en condiciones normales, esa sobreabundancia de Streptococcus mutans hubiera tenido que causarle problemas.

Así que para entenderlo, decidieron analizar con detalle la historia evolutiva de la bacteria y descubrieron que, en realidad, no era la misma bacteria. Era una versión arcaica de la misma. Una mucho menos menos virulenta.

La dieta es solo la primera ficha. Ya sabíamos (desde 2013, al menos) que la flora oral ha ido perdiendo biodiversidad con los siglos. Lo que empezamos a entender es el por qué. A la luz del árbol evolutivo de de la S. mutans parece más claro que nunca que , como señalaba Lara Cassidy, la autora principal del estudio, "los últimos siglos han visto un cambio increíble en la comida humana. Entender particularmente cómo esto afectó al microbioma (no solo al oral, sino también al microbioma intestinal) podría ayudarnos a entender un poco por qué algunas enfermedades se han generalizado tanto en las poblaciones occidentalizadas".

Es decir, llevamos miles de años seleccionando las cepas más virulentas y agresivas contra nuestros dientes. Y ni siquiera nos habíamos dado cuenta. Ahora toca decidir qué hacemos con ello.

Imagen | Bogdan Condr

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