Guste o no, BMW lo ha vuelto a hacer. El fabricante alemán se ha salido de la senda preestablecida por la industria en la actualización de su línea i originaria, metamorfoseada ahora en BMW iX. Ha enseñado una estrategia transgresora, no carente de riesgo, que nos permite echar un vistazo a cómo evolucionarán los vehículos de aquí a una década.
Sí el nacimiento de la serie i ya supuso un punto de inflexión, el fabricante da un nuevo golpe de efecto. Esta vez la apuesta tecnológica de BMW va más lejos, pues no solo se centra en la introducción real de las motorizaciones eléctricas.
El BMW iX va más allá de la concepción moderna que tenemos de los vehículos y busca raíces con una nueva simbología que quiere inundarlo todo. La pretensión es tal que, esta vez, BMW no ha dudado en llevar su juego a la promoción y publicidad.
Chasing iNEXT, o Being BMW
La campaña de publicidad previa al anuncio del BMW iX llegó cargada de mérito. Nutrida sobre un efectivo cliffhanger, la hemos visto materializada en una miniserie de 6 capítulos que alimentaban la intriga con un acertado aderezo para el tono. Y es que los creadores ("tan bien pagados") eligieron el mockumentary como herramienta de identidad.
El mérito reside, no solo en el hecho de que mantiene la tensión sin enseñar el coche, sino que, a fin de cuentas, BMW no duda en reírse del género publicitario (el de los anuncios de coches) y de sí mismo, al mismo estilo que, por ejemplo, The Cabin in the Woods (Josh Whedon, 2011) lo hace con el género de terror.
Claro que, el falso documental ataja aprovechando una voz en OFF que poner palabras de auto-crítica a todo el asunto. Hasta en eso es transgresor.
¿Mucho ruido y pocas nueces? A fin de cuentas, ¿dónde ****nios está el coche? De momento, ya podemos decir que nos lo han enseñado. Su diseño exterior e interior ayudan a entender las expectativas creadas.
De BMW iNext a BMW iX
Uno podría pensar que, en el fondo, no es más que un prototipo o concept futurista de salón al que nos tienen tan acostumbrados los fabricantes. Sin embargo, lo cierto es que los alemanes quieren comercializarlo a finales de 2021.
Aunque en desarrollo, el modelo está definido, comenzado por su nombre. De ahí que la evolución de lo que se conocía como iNEXT, que pasa a ser BMW iX.
Como avanza BMW, el modelo introduce un nuevo concepto modular y escalable que reinterpreta diseño, sostenibilidad, conducción y, dada la alcurnia del fabricante, lujo. Es decir, el BMW iX será el primero que veamos de una gran y, diferente, familia de coches inteligentes.
Un monolito en lo formal y en lo material
El BMW iX introduce un nuevo diseño, calificado de monolítico en su exterior. Aunque no se ha aclarado la referencia de origen de esta analogía de monumento megalítico, no sería de extrañar que beba de 2001, Una Odisea Espacial.
Sin ánimo de espóiler, la red monolítica que muestra Arthur C. Clarke en su saga es un portal a un futuro para la especie humana. Una narrativa que encaja para el BMW iX.
Pero es que, en lo material, los ingenieros de BMW también se han inspirado en un monolito. Por lo que transmite el modelo, la idea era darle una presencia poderosa en carretera. Para ello, se han valido de soluciones de la gama X, reconociendo que comparte longitud y anchura con el BMW X5; altura con el BMW X6; y el tamaño de las ruedas del BMW X7.
Parece que huye de ser un monolito tosco y se inclina por lo que se conoce como diseño human centric, sacado directamente del estilo que usan los arquitectos modernos.
Esta idea renacentista se plasma en una estructura sincera y rectangular, junto a la carga minimalista de su diseño. Un propósito que cala lo suficiente como para beneficiar la aerodinámica del BMW iX para alcanzar un coeficiente de récord de 0,25.
La filosofía detrás del BMW iX trasciende en todos sus todos los detalles, como los tiradores de las puertas enrasados o las ventanas, que carecen de marco.
Tecnología tímida, una senda adecuada para el coche inteligente
Esa misma inspiración human centric gobierna el interior del BMW iX. La inteligencia renacentista ha llevado al fabricante a dar con un habitáculo minimalista y muy funcional, que carece de detalles superfluos.
De aquí se deriva el concepto de tecnología tímida. En la actualidad, la carga tecnológica se ha convertido en un campo de batalla para los fabricantes, a la hora de definir el interior de los modelos. Tanto es así, que algunas tendencias lleva a abarrotarlo y llenarlo todo con esa tecnología, como si, en lugar de en un coche, estuviéramos en el puente de mando de la Enterprise.
El BMW iX huye de esto, con una tecnología no tan elocuente en superficie. A fin de cuentas, de lo que se trata es de que la carga tecnológica facilite la labor al volante o eleve el confort, no tanto que pase a formar parte del blasón familiar.
Los detalles detrás de la sostenibilidad en un coche
Si pensamos en sostenibilidad, la mente aterriza rauda y veloz sobre el tipo de motorización. Sin embargo, como se apunta desde BMW, la sostenibilidad en la industria de la automoción debe ser algo más, una actitud.
El fabricante confiesa que, para su desarrollo, han fusionado todos sus departamentos para sondear de qué modo cada uno de ellos podría ofrecer el máximo en términos de sostenibilidad. Por eso, su interior se encuentra elaborado con materiales sacados de la naturaleza o reciclados.
El uso combinado de aluminio y la fibra de carbono aligera el conjunto y eleva la eficiencia. A la vez, el plástico brilla por su ausencia y eso contribuye a recrear otro tipo de ambiente interior.
Y hablando de este último, casi todos los protagonistas de los vídeos que desvelan el diseño del BMW iX utilizan una analogía común para el interior del coche: "un pequeño loft", "un sitio donde invitar amigos" o "un espacio para vivir".
No es algo, ni mucho menos, inocente, sino toda una declaración de intenciones en términos de conducción autónoma. Sería imprudente no deducir que la gama BMW iX recibirá los últimos avances del fabricante en este ámbito.
Un diseño para las prioridades de la siguiente generación
Con este diseño, BMW recupera un debate fundamental introducido en la anterior década. ¿Deben los vehículos eléctricos emular en sus diseños a los térmicos?
El BMW i3 o el BMW i8 se encargaron de mostrar la senda del fabricante, con aciertos que la industria ha terminado por imitar. Ahora, la cuestión se ha reformulado porque no se trata solo de la electrificación. Aunque esta es una de las bases, la transición que vive la movilidad requiere que los fabricantes den con una nueva concepción del automóvil.
El coche eléctrico se integra bajo una actitud de sostenibilidad e innovación tecnológica que engloba muchos más conceptos: eficiencia, conectividad, nuevo info-entretenimiento, Big Data o la conducción autónoma.
Todas estas variables no caben en la concepción tradicional del automóvil, del mismo modo que un tema de Radiohead podría causar ataques de ansiedad en el público de un auditorio decimonónico.
Por eso, el BMW iX sirve de soporte para cultivar los avances que guiarán a la movilidad durante los próximos años y que tantos beneficios acarrearán.
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