En el siglo pasado, la carencia era un problema. Hoy, bajo la mirada del emprendimiento social, este mismo desafío es una oportunidad.
Y es que a medida que los jóvenes han descubierto que pueden hacer negocios y solucionar las problemáticas del mundo simultáneamente, la tendencia del emprendimiento social se fortalece para dar paso a múltiples iniciativas de gran impacto.
Tal es el caso de Soushiant Zanganehpour, Director de Tribeca Consulting Group, consultoría en estrategia operacional para empresas centradas en conseguir un impacto positivo a nivel social y medio ambiental. Él habla de cómo el exceso, en todos los campos, está llevando a la humanidad a un punto en el que se pone a sí misma en peligro.
“Ante los cientos de problemas mundiales, no podemos esperar a ponernos al día y sentirnos lo suficientemente cómodos para empezar a investigar. Tenemos que actuar”, dice Zanganehpour, que, junto a los demás estrategas de este reportaje, participa en The Venture, iniciativa mundial de Chivas, que recompensa a los emprendedores sociales.
Es el sentir inconforme y la impaciencia lo que lleva a estos nuevos personajes de la economía mundial a hacer iniciativas que están marcando la pauta. “Se trata de resolver los problemas sociales que no han sido solucionados tras años de intentarlo. Y ahora estamos presenciando una revolución que está cambiando de raíz la manera en la que hacemos negocios”, explica Sam Duncan, Head of Impact de Leapfrog Investments.
Ella decidió crear un fondo que invierte en negocios en África y Asia para hacer crecer su rentabilidad e impacto. Beneficiando a más de 51 millones de personas en 21 mercados emergentes, esta alternativa propone el concepto de “beneficio con propósito” al generar buenos resultados al tiempo que cambia muchas vidas.
El poder de los Millennials
Y es que como Millennials, es inconcebible mantenerse al margen. De acuerdo al estudio (Redefining) Success in a Changing World, elaborado por Chivas Regal, que estudió a 91 emprendedores sociales en México, el 43% de ellos tiene entre 35 y 54 años, y el 42% tiene entre 18 y 34 años.
“Ya no ves en la televisión algo que está ocurriendo en algún lugar remoto del mundo y sigues platicando de algo más con tu familia. Te puede afectar indirectamente porque estamos todos conectados”, describe Christine Souffrant, fundadora de Vendedy US, empresa social que conecta a los viajeros globales con los vendedores ambulantes locales mediante la tecnología móvil.
Este proyecto surgió cuando Christine, hija de tres generaciones de mujeres haitianas que han sido vendedoras ambulantes, se propuso digitalizar la industria de la venta ambulante como conducto mundial de prosperidad. “Es inconcebible pensar que si dos tercios del mundo son pobres, la sociedad seguirá siendo funcional”, comenta.
Y es resultado de esta inacción del siglo pasado que ha hecho despertar a muchísima gente alrededor del mundo, como a David Gluckman, Director de Lumkani, que decidió crear su emprendimiento social como solución a una catástrofe en el barrio Khayelitsha, de Sudáfrica.
Al ser testigo de tres incendios masivos en este barrio que desplazó a más de 5 mil personas, diseñó el primer detector de calor en red que tiene como objetivo reducir al mínimo la pérdida de vidas y bienes causados por los incendios en los barrios pobres de Sudáfrica e incluso, en todo el mundo.
“No voy a esperar y quedarme en el statu quo porque queremos construir el cambio, ver el cambio. Queremos verlo ahora. El espíritu emprendedor social surgió de esta eterna incompetencia. Gente decepcionada de los viejos modelos que ahora pone en práctica nuevas formas de resolver los problemas desde su origen. Las personas jóvenes están buscando otra manera de hacerlo”, asegura David.
Invenciones de valor
Sobre la innovación y la creatividad en el mundo, José Manuel Moller, Gerente General de Algramo en Chile, lo tiene claro: “Vamos a resolver problemas reales. No necesitamos desarrollar nuevos teléfonos inteligentes, sino solucionar los problemas que tenemos, pobreza, desigualdad, salud y economía”.
Con la frase “la revolución del barrio es a granel”, su emprendimiento consiste en una máquina que permite vender a granel aceite, detergente, legumbres y productos del mismo tipo, beneficiando a los dueños de las tiendas locales y a los consumidores, ya que se genera un ahorro de hasta 30% en los costos.
También enfocada en ver una situación desde otra perspectiva, nació la iniciativa Fuck Up Nights, fundada por Leticia Gasca, que hace del fracaso todo un éxito. Esta propuesta que deja a un lado al ego, inició en la Ciudad de México y a la fecha se ha desarrollado en 15 países para mostrar que los fracasos empresariales pueden traer grandes aprendizajes.
Sobre el emprendimiento social, Leticia nos cuenta: “Este fenómeno está creciendo porque se ha demostrado que funciona. Estamos aprendiendo a usar los negocios auténticos de una manera que beneficia a la mayoría de los seres humanos. Hay enormes desafíos, pero miro hacia el futuro con mucho optimismo porque he conocido más gente dispuesta a cambiar el mundo y comprometida a hacer algo”.
En definitiva, bajo la mirada de los emprendedores sociales, así es como un obstáculo se puede convertir en una verdadera oportunidad con resultados tangibles.