Cuando todos los coches sean eléctricos e inteligentes nos fijaremos en lo mismo de siempre

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El presente es de los coches eléctricos y el futuro, de los autónomos. En los próximos años, las carreteras se volverán inteligentes y hablarán con los coches. El sector de la automoción está lleno de pronósticos, más o menos probables, que señalan que el cambio está en marcha. Pero ¿hasta qué punto se mueven los atributos que buscamos en un coche?

La evolución en el sector de la automoción viene marcada por el desarrollo tecnológico, las nuevas políticas de protección medioambiental y la diversificación de hábitos de consumo. En efecto, la sensorización, digitalización y los avances en conectividad están transformando a los coches en dispositivos capaces de comunicarse con su entorno e interactuar con él, al tiempo que se buscan fórmulas para reducir las emisiones de gases contaminantes.

Pero en contraste con estos cambios evolutivos, ciertos valores se mantienen inmutables en las preferencias de los usuarios a la hora de comprar un coche. Vayamos por partes.

La realidad del coche eléctrico

La última década ha sido decisiva en la industria de la automoción. Se ha avanzado en seguridad y confort del conductor con sistemas antibloqueo de frenos, cámaras perimetrales, luces LED y todo un abanico de extras que iniciaban su andadura en modelos de alta gama para popularizarse después. Sin embargo, uno de los cambios más trascendentales ha venido dado por la aparición en el mercado de alternativas a los vehículos de gasolina y diésel.

Tal como recoge el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía de España, entre las principales opciones se encuentran los coches eléctricos de batería, los híbridos y los híbridos enchufables, los de gas comprimido o licuado y los de pila de combustible de hidrógeno.

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Según los datos del European Alternative Fuel Observatory, la propulsión a gas es la alternativa más utilizada en Europa por el momento. No obstante, los vehículos eléctricos están ganando peso como opción de futuro. De acuerdo con el último informe de la International Energy Agency (IEA), 2018 cerró con 5,1 millones de coches eléctricos en circulación en todo el mundo.

En España, Madrid ha puesto el turbo en la venta de coches eléctricos según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) recogidos por el portal Acierto.com. Quizá bajo la influencia de la normativa de Madrid Central, en la CAM se vendieron 962 vehículos eléctricos durante el mes de junio, un 52% del total. En el conjunto del país, las matriculaciones de vehículos eléctricos se han visto aumentadas en un 72% durante los primeros seis meses de 2019 respecto al mismo periodo del año anterior.

Los avances tecnológicos (sobre todo en la química de las baterías) están permitiendo más autonomía y costes más bajos. Para la IEA, si todo sigue según lo previsto, llegaremos a 2030 con 130 millones de vehículos eléctricos en circulación.

La posición de las marcas: el caso de Opel

El impulso de la electrificación desde las políticas públicas y el compromiso de los usuarios es fundamental para aumentar la penetración de los coches eléctricos. Pero no lo es menos la implicación de los fabricantes. Para Opel, la conducción eléctrica es una alternativa que debería estar disponible para cualquier tipo de usuario, sean cuales sean sus necesidades.

La casa alemana lleva 120 años fabricando coches y el Corsa es, sin duda, su modelo más popular. Este best-seller ha vendido más de 13,6 millones de unidades desde su lanzamiento en 1982. Ahora, la sexta generación del Opel Corsa nace con una opción eléctrica preparada para las ciudades del futuro. Su autonomía de 330 kilómetros según el ciclo WLTP lo convierte en un vehículo apto para un uso diario sin limitaciones.

El Corsa-e equipa un motor de 100 kW (equivalente a 136 CV), con una aceleración superior al modelo GSI de su generación antecesora. Una característica a destacar es la gran rapidez de carga de su batería, la cual alcanza el 80% en tan solo 30 minutos. Además, es el único en su segmento con asistente de aparcamiento automático, que permite aparcar con manos libres. Cuenta también con faros matriciales, pantalla multimedia táctil de 10” y 17” y es compatible con Apple CarPlay y Android Auto.

Así están cambiando las infraestructuras

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Una flota electrificada y conectada necesita infraestructuras a la altura. Desde carreteras inteligentes hasta la red de puntos de recarga, la red vial también está empezando a cambiar.

Los datos del European Alternative Fuel Observatory reflejan que en la Unión Europea y países asociados hay algo más de 158.000 puntos de recarga públicos. Aproximadamente, uno por cada nueve vehículos eléctricos en circulación. Con todo, llegar fácilmente al ciudadano sigue siendo uno de los grandes retos de sector.

El resto de innovaciones alrededor de las infraestructuras aún forman parte de pruebas y proyectos piloto. Tenemos los llamados asfaltos inteligentes que se autorreparan, como estos diseñados por la universidad de Delft, e iniciativas que profundizan en la llamada conectividad vehicle-to-everything (o V2X).

Así, Ferrovial en la autopista Norte Litoral en Portugal o Panasonic en Utah trabajan en proyectos que abundan en el sistema de comunicación entre coche, carretera, señales, red y peatón.

¿Qué podemos esperar para los próximos años?

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Si la electrificación puede normalizarse en poco tiempo como una opción más del mercado gracias a estrategias como la de Opel con la versión "e" de su popular modelo Corsa, los vehículos autónomos serán la gran disrupción en el futuro a medio plazo. De hecho, entre las claves que marca la consultora KPMG para el futuro del sector del automóvil, destacan.

  • Conectividad y digitalización con vistas al futuro autónomo. KPMG estima que en 2025 el 68% de los vehículos vendidos contarán con algún tipo de conectividad. Una década más tarde, la totalidad de la flota de vehículos estará conectada. Los primeros coches totalmente autónomos podrían empezar a comercializarse en los próximos cinco años.

  • Vehículos de emisiones cero. Según KPMG, el 30% de los vehículos producidos en 2040 serán eléctricos de batería, mientras un 25% serán híbridos y un 23% de pila de combustible. Menos de un cuarto tendrán motores de combustión interna.

Todo cambia ¿para que todo siga igual?

Mientras la industria del automóvil avanza en innovaciones tecnológicas, algunas con gran potencial de disrupción, como el sistema eléctrico de propulsión, el usuario reclama el acceso universal a las mismas. Y si el ciclo de vida de las tecnologías disruptivas se acorta con innovaciones que son rápidamente reemplazadas, a la hora de comprar, la mayoría de las preferencias de los usuarios siguen inmutables.

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El Observatorio Cetelem del Motor reconoce que en la última década ha aumentado la preocupación por las emisiones y alrededor de uno de cada tres compradores tiene en cuenta este aspecto. Sin embargo, la mayoría de los aspectos que deciden la compra, no han cambiado de forma significativa en los últimos años.

El precio sigue siendo el argumento más relevante, seguido del consumo y la fiabilidad del vehículo. En definitiva, el coche se adapta a los tiempos mientras el usuario reclama que esa adaptación sea una opción accesible para todos los públicos. En este sentido, apostar por la movilidad con cero emisiones es una opción que se hace más universal con propuestas como el nuevo Opel Corsa-e.

Imágenes | Opel, Unsplash/A. L.

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