Comunidad energética en mi pueblo: así es como los vecinos se unen para ahorrar como mínimo un 75% en electricidad

El cambio climático y sus consecuencias cada vez son más evidentes. Y el debate en torno a la necesidad de reducir el uso de los combustibles fósiles —considerados los principales causantes del efecto invernadero— está en todas las conversaciones. En el bar, en la escuela y en la oficina. Y también en los centros de decisión política y económica. Paralelamente, en los últimos tiempos y debido en parte a los interrogantes generados por la guerra en Ucrania, la factura de la luz se ha comportado de forma espasmódica. Con subidas y bajadas imprevistas y bruscas que, en ocasiones, han complicado los presupuestos familiares.

En este escenario, la apuesta por las energías renovables se ha abierto paso como la opción con más futuro. Y en España, ciertamente, ha calado. Al contrario de lo que pasa en muchas métricas internacionales, donde nuestro país ocupa posiciones intermedias, en este ámbito su lugar suele ser destacado. A finales de 2023, y según el informe Renewable Energy Tracker, que se fija en 20 indicadores, España era el décimo estado del mundo con mejor desempeño en el desarrollo de energías renovables.

Además, y según datos proporcionados por Statista, en los últimos años la proporción de energía procedente de fuentes limpias en la generación eléctrica se acerca al 50%, cuando hace una década y media estaba en la mitad. Y ahora hay momentos del año en que, por diversos fenómenos meteorológicos, las renovables (principalmente fotovoltaica y eólica) cubren hasta el 75% de la generación eléctrica española.

Las comunidades energéticas empoderan a los particulares

Pero la apuesta por las renovables, y sobre todo por la fotovoltaica, no solo es un asunto de grandes corporaciones e inversores. La gran ventaja de este tipo de energía es que cualquier persona puede convertirse en productora, contribuyendo al cuidado del medio ambiente y rebajando su factura de la luz.

Es decir, está al alcance de cualquiera dejar de ser un sujeto pasivo en un asunto tan crucial como el suministro energético, para convertirse en un agente activo que fomente la revolución verde y, además, se evite sustos en el recibo, pudiendo controlar y predecir en cierta manera la evolución de un suministro tan fundamental.

¿Cómo? Una fórmula para que un particular se convierta en productor de una manera fácil, asesorada y confiable son las llamadas “comunidades energéticas de proximidad”.

Tradicionalmente, la generación y venta de electricidad la han realizado grandes empresas comercializadoras. En este esquema, las familias pagan religiosamente cada mes y se resignan a afrontar lo que les venga en el recibo, que muchas veces sorprende con fuertes e inesperadas subidas. Además, en un sistema centralizado, las familias pagan por una electricidad que en gran parte no proviene de fuentes renovables, lo que no ayuda a frenar el calentamiento global. A nivel particular, solo los que viven en casas unifamiliares y con tejado propio (y no compartido) han podido hasta la fecha salirse en alguna medida de este sistema, instalando paneles solares por su cuenta. Pero el grueso de los españoles (hasta un 65%) vive en pisos, y está atrapado en el modelo clásico energético.

Las ventajas de una comunidad energética

Sin embargo, hay alternativa: ya han entrado en la ecuación las comunidades energéticas de proximidad. En esencia, se puede describir como un grupo de personas o entidades que, a nivel local, colaboran para producir y distribuir electricidad más allá de los grandes actores del mercado. Con paneles solares, turbinas eólicas o biomasa, y con sistemas de almacenamiento de la energía resultante, los miembros de una comunidad energética pueden compartir o vender su producción, rebajando su factura y contribuyendo al mismo tiempo a reducir las emisiones de gases a la atmósfera.

En la producción energética, ir juntos es mucho más eficiente y atractivo económicamente que ir por separado. La inversión económica que supone para una familia instalar paneles solares en comunidad es la mitad de la que asume cuando la instalación es individual. Esto es así porque en una comunidad energética se comparten los gastos fijos, como la legalización, las protecciones eléctricas o la mano de obra. Además, la factura de mantenimiento en una instalación compartida suele ser un 90% más económica.

La propuesta de Comunidad Solar

Para allanar el camino a la independencia energética de los particulares en España, en 2018, un par de emprendedores pusieron en marcha la empresa Comunidad Solar. El objetivo era claro: ayudar a que personas, empresas y entidades puedan ser propietarias de la energía renovable que pude conseguirse del sol, del viento y del agua.

En la actualidad, los números demuestran que en Comunidad Solar estaban en el camino correcto. Con más de 1.300 instalaciones residenciales y comerciales realizadas, y más de una decena de comunidades energéticas establecidas con éxito. Además, Comunidad Solar ha sido capaz en estos pocos años de lanzar un innovador sistema de autoconsumo remoto, en el que los suscritos invierten en parques solares que están alejados de su población, pero que les permiten igualmente reducir su factura eléctrica vendiendo esa producción a la red.

El objetivo de Comunidad Solar no es “vender paneles solares”, sino empoderar energéticamente a las personas, con el fin de que no se vean expuestas a los vaivenes de precios de la electricidad y contribuyan a la consolidación definitiva de las fuentes renovables. Comunidad Solar trabaja para que las familias de las comunidades energéticas tengan una electricidad entre un 50% y un 75% más económica que la suministrada por la red tradicional. Y con un proyecto llave en mano y de rápida ejecución.

Ventajas y el proceso con Comunidad Solar

Ya se han mencionado algunos beneficios de las comunidades energéticas, pero hay otros tres que tanto los municipios como los ciudadanos valorarán:

• Ahorros sustanciales. Al generarse la electricidad directamente en sus paneles solares, esa electricidad no tendrá costes de peaje o consumo. Aparecerá "0€" en la factura.
• Beneficios fiscales. Gracias al apoyo de los ayuntamientos, los miembros de la comunidad energética disfrutarán de una bonificación del 50% en el IBI durante 4 años. Además, la compra de los paneles es deducible en el IRPF, proporcionando un ahorro fiscal adicional.
• Financiación asegurada. Comunidad Solar ha establecido una participación mínima accesible de sólo tres paneles por vecino. Si necesitan financiación, se la ofrecen para que puedan cubrir su coste con el ahorro generado en la propia factura de la luz.

Para que la puesta en marcha de la comunidad energética, Comunidad Solar involucra en sus proyectos a ayuntamientos, que son los que proporcionan tejados o terrenos para instalar los paneles, y a los vecinos. Y posteriormente favorece la creación de una entidad legal en forma de asociación. Una vez puestas de acuerdo todas las partes, un proyecto de Comunidad Solar consta de tres etapas: estudio de viabilidad, la construcción del parque fotovoltaico y la puesta en marcha del servicio.

Con la colaboración del equipo técnico municipal, Comunidad Solar elabora un estudio de viabilidad, que comienza deteniéndose en las cubiertas y los posibles terrenos viables para instalar los paneles. Se genera un proyecto que incluye datos fundamentales como, por ejemplo, el número de posibles participantes, el método de suscripción para acceder a la comunidad, el coste total, la cuota de cada comunero, un cronograma, etc.

Con el visto bueno del municipio, empieza la fase de comunicación del proyecto, que incluye la creación de una web. Una vez se tengan los datos de los ciudadanos que quieren participar, se reúnen con el consistorio para presentarles toda la información y recibir el "go" para continuar.

Para empezar con la etapa de construcción, se constituye el capítulo local en la Asociación de Comunidades Energéticas Comunidad Solar. El ayuntamiento firma la cesión de los tejados y/o terrenos durante 25 años y los vecinos se inscriben en la comunidad energética "comprando" sus paneles y donándolos a la asociación (pero reteniendo la producción). A partir de ahí, se ejecutan las instalaciones previstas en el proyecto fotovoltaico.

Finalmente, llega la hora de la entrada en servicio del mismo, tras la legalización de las instalaciones en el Ministerio de Industria y Turismo. Se informará a cada vecino del coeficiente de reparto que tendrán y deberán unirse a la comercializadora de Comunidad Solar para tramitar el alta en la comunidad energética.

Los participantes comenzarán a recibir la producción en sus viviendas. De acuerdo con su cuota, la electricidad consumida aparecerá como "0€". Además, durante las horas que los paneles no generen energía, pagarán por la que necesiten a precio de coste.

La comunidad energética de Nuevo Baztán

Además, para demostrar que las comunidades energéticas no son humo, sino una realidad palpable y que crece cada día, traemos aquí un proyecto en marcha que realiza Comunidad Solar. Es el de la comunidad energética de Nuevo Baztán, municipio al sureste de Madrid. Un proyecto con el estudio de viabilidad aprobado y que promete ahorros del 75% en la factura a sus miembros, y una recuperación de la inversión en tan solo seis años y medio para los vecinos.

Además, en este caso, los interesados que se acaben sumando a la iniciativa tendrán incentivos fiscales, como un ahorro adicional del 50% en el pago del IBI durante cuatro años, además de la deducción habitual en el IRPF por la compra de paneles solares.

En Nuevo Baztán, Comunidad Solar desplegará algo más de 500 paneles solares en dos ubicaciones. Y en una de ellas, la lista de reservas ya está completa. Muchos de los vecinos de ese municipio han entendido que el futuro es la independencia energética basada en fuentes renovables. No hay marcha atrás.

Imágenes: Shutterstock y Comunidad Solar