¿Te has parado a pensar en cómo ha cambiado la forma en la que desbloqueamos nuestro móvil? El constante incremento de las medidas de seguridad implicadas en esta operación que realizamos con total naturalidad varias veces al día guarda una estrecha relación con la no menos creciente importancia que damos a nuestros dispositivos. Basta echar la vista atrás para verlo con claridad.
Sistemas biométricos de desbloqueo
Antiguamente para desbloquear nuestros antiguos candybar bastaba pulsar la tecla de asterisco o como mucho introducir una contraseña de cuatro cifras. Ahora tenemos múltiples tipos de claves y diversos métodos de identificación biométrica.
Entre ellos, Alcatel ha elegido el reconocimiento de huella dactilar y el reconocimiento de rostro para implementarlos en los modelos más avanzados de su nuevo portfolio para este año. Con este movimiento, el fabricante asiático lleva prestaciones de seguridad propias de gama alta a terminales de gama media. Cosa que, por otro lado, es de agradecer si consideramos que nuestros teléfonos han pasado de ser simples dispositivos para hacer llamadas a pequeños ordenadores de bolsillo donde guardamos toda nuestra vida digital.
El más extendido de los dos tipos de protección y uno de los más efectivos es la lectura de la huella dactilar, aunque últimamente también está tomando fuerza el reconocimiento facial. Cada uno de estos sistemas tiene sus ventajas e inconvenientes, factores que merecen ser conocidos antes de decantarse por uno u otro.
La huella dactilar, el primer factor biométrico en ser observado
Dice la Wikipedia que la biometría es "la toma de medidas estandarizadas de los seres vivos o de procesos biológicos", pero también "el estudio para el reconocimiento inequívoco de personas basado en uno o más rasgos conductuales o físicos intrínsecos". ¿Y hay un rasgo más accesible e intrínseco que la huella dactilar?
Los surcos y recovecos de nuestros dedos comenzaron a ser utilizados con fines investigativos en 1891, cuando el pionero argentino Juan Vucetich empezó a recopilar las huellas de criminale. 0s. Eso sí, técnicamente, las huellas de la palma de la mano ya eran utilizadas como firma desde mucho antes, existiendo testimonios que indican su uso en China con este propósito hace más de 1.000 años.
El salto a los procesos de digitalización, obviamente, ha requerido no poco esfuerzo. Las primeras PDAs con capacidad de lectura de huella dactilar comenzaron a asomar durante los primeros años del recién estrenado siglo XXI, pero su baja fiabilidad y lentitud hicieron que la industria dejara aparcada esta tecnología durante casi otra década más. Solo es ahora cuando hemos comenzado a utilizar la identificación dactilar como una tecnología de uso diario.
¿Adiós a las contraseñas y los dibujos?
El uso de la huella dactilar frente a otros métodos de identificación más antiguos presenta ventajas muy obvias. Hasta la popularización de esta técnica, los métodos de desbloqueo más "duros" de romper eran el uso de claves alfanuméricas y visuales.
Las primeras no resultaban demasiado seguras, principalmente porque en el caso de los teléfonos móviles solían estar reservadas a combinaciones de cuatro dígitos y mucha gente usaba cifras fáciles de recordar (y de adivinar con un poco de ingeniería social) para evitar olvidarlas.
Las segundas, basadas en gestos, se pueden reconstruir sin demasiadas complicaciones con un vistacillo descuidado por encima del hombro u observando las manchas que dejan los dedos sobre la pantalla.
Actualmente, todas estas formas de identificación coexisten sin mayores complicaciones, con la clave numérica como medio de recuperación en caso de que se averíen los sensores de identificación biométricos. No son, por tanto, rivales ni buscan desplazar las unas a las otras, sino que más bien se complementan.
El reconocimiento facial se impone al ocular
Últimamente, sin embargo, la industria telefónica ha estado haciendo un mayor énfasis en la introducción de medidas de reconocimiento facial. Hay motivos bien fundados para ello más allá de que queda muy bien en la lista de especificaciones, como veremos más adelante.
Echando la vista atrás, resulta un poco extraño que el reconocimiento facial haya tardado tanto en extenderse si consideramos que, precisamente, el rostro es con mucha diferencia la parte del cuerpo más utilizada por los seres humanos para reconocerse entre sí. El problema es que no es lo mismo capturar información visual y procesar las proporciones de algo tan pequeño como la yema de un dedo que algo tan grande (y no escasamente complejo) como los rasgos de una cara.
Los primeros estudios serios para utilizar el rostro humano como medio de identificación digital parten de los experimentos del programa FERET (Face Recognition Technology) del Instituto Nacional de Normas y Tecnología de Estados Unidos y DARPA, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa. A comienzos de los años 90, se propusieron explorar las posibilidades comerciales de esta tecnología.
Hasta entonces, este tipo de trabajo solo era posible utilizando enormes computadoras. Ahora, toda la potencia de procesamiento necesaria cabe en nuestra mano.
El escaneo facial ha tenido que competir con otros como el escáner de iris, al que finalmente se ha impuesto. El principal motivo es que resulta mucho más fácil e intuitivo apuntar al rostro con el teléfono que solo a nuestros ojos, así como el hecho de que la introducción de un escáner ocular implica la integración de un mayor número de sensores en el móvil, cuando la tendencia actual es reducir al máximo los marcos y el grosor, como marca la línea de diseño de los nuevos Alcatel.
La forma en la que los sensores de reconocimiento facial escanean e identifican a una persona ha evolucionado de forma significativa. En contra de lo que cree mucha gente, el teléfono no almacena una fotografía de nuestra cara, sino un conjunto anónimo de datos matemáticos sobre una representación basada en puntos. Todos los teléfonos del nuevo portfolio 2018 con 2 GB de RAM o más cuentan con esta función, como el Alcatel 3X, por ejemplo. Leen 106 puntos distintos del rostro con un ratio de detección de 30º para añadir más seguridad.
El uso de un modelo basado en puntos y no una fotografía resulta mucho más práctico, puesto que facilita el reconocimiento del usuario con gafas de lectura y cambios de peinado (siempre que el pelo no tape la cara, obviamente). Asimismo, resulta extremadamente difícil asociar solo con dichos datos un mapa facial a una imagen de un rostro real, por lo que un teléfono robado no podría ser utilizado para reconstruir la cara de su dueño.
Pese a ello, y como sucede con las huellas dactilares, la información de identificación facial se almacena en un compartimento seguro de Android para evitar su acceso no autorizado.
¿Puede sustituir el rostro a una contraseña?
No es que pueda: es que ya está sucediendo. Solo hay que echar un vistazo al catálogo de Alcatel, que a pesar de orientar sus teléfonos al gran público ofrece esta prestación hasta hace poco premium en dispositivos de precio asequible como los Alcatel 3, 3X, 3V y 5. Todos ellos cuentan con reconocimiento facial como complemento al clásico PIN y al lector dactilar. Y ojo, porque la palabra clave aquí es complemento.
El reconocimiento dactilar y facial tienen sus propias virtudes únicas. Por ejemplo, gracias a un lector dactilar podemos desbloquear un teléfono según lo sacamos del bolsillo, pero por contra no podremos utilizarlo con guantes o si tenemos las manos sucias. El sistema de reconocimiento facial, por su parte, evita totalmente la necesidad de tocar el sensor dactilar, por lo que su uso puede ser más recomendable cuando hace frío.
Por otro lado, no está de más recordar que el reconocimiento facial no equivale totalmente a una contraseña. Una clave siempre puede ser cambiada por el usuario en caso de robo, pero nuestra cara (y nuestras huellas dactilares) son las que son, por lo que su empleo para ciertas operaciones debería realizarse siempre con cierta prudencia.
Un potencial que ya está siendo explotado
Dicho esto, el potencial del reconocimiento facial va mucho, muchísimo más allá del simple desbloqueo del teléfono. Ahí tenemos por ejemplo a compañías como Amazon, que últimamente se ha encontrado con varios problemas en Estados Unidos después de que se haya conocido su intención de comercializar un avanzado sistema de identificación facial para la policía. Sin embargo, esto es algo que en China, pionera como veíamos en este tipo de técnicas, ya es una realidad de novela ciberpunk.
Facebook es otra compañía que también está experimentando desde hace años con el reconocimiento facial. No obtstante, se trata de una opción desactivada por defecto en Europa debido a regulaciones como la reciente GDPR, que impone estrictas limitaciones a la captura y el manejo de datos personales para proteger la privacidad de sus usuarios.
Uno de sus posibles usos es el etiquetado de usuarios automático.También la confección de árboles de relaciones entre distintas cuentas y la sugerencia más certera (y profunda) de posibles contactos, lo que por otra parte podría ampliar drásticamente lo que Facebook sabe sobre nosotros.
Iguamente, el uso del reconocimiento facial a la hora de realizar gestiones bancarias está todavía algo limitado dada la diversidad de métodos, pero es de imaginar que próximamente veremos más y más aplicaciones de FinTech capaces de sacarle partido.
Lo cierto es que apenas estamos comenzando a observar las posibles aplicaciones del reconocimiento facial. La japonesa NEC, que ha desarrollado su propia tecnología para terceras empresas, ya vaticina edificios capaces de observar los movimientos de sus visitantes mediante el seguimiento anónimo de sus rostros (algo imperativo para cumplir la ley en numerosos países). Esto hará posible saber con certeza los desplazamientos de los visitantes de un centro comercial para maximizar las ventas... o introducir publicidad al más puro estilo Minority Report.
El reconocimiento facial y sus posibilidades serán sin duda un importante tema de conversación en círculos tecnológicos, empresariales y legales. Mientras tanto, Alcatel ya nos permiten disfrutar de sus ventajas en un buen número de sus teléfonos mejorando drásticamente la seguridad y la rapidez con la que accedemos a nuestros datos más preciados.
Ver 1 comentarios