De vender Twitch por mil millones de dólares a perder 75 millones en 36 meses: el CEO de Atrium habla del fracaso y lo defiende mostrarlo como una “insignia”

Justiin
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De tocar el cielo del sueño emprendedor a darse cuenta de que un éxito no garantiza los futuros. Justin Kan, empresario e inversor estadounidense, fue el cofundador de la plataforma de vídeo en directo Twitch, pero también de la empresa de tecnología jurídica Atrium. ​La primera se vendió por mil millones de dólares, pero con la segunda perdió 75 millones en tres años.

Por eso, Justin Kan ha querido hablar del fracaso en un hilo en Twitter, en el que reflexiona sobre cuáles fueron sus errores. “No me definen”, asegura, pero cree que todos deberían “usarlos como insignia”.

Solucionar problemas, el reto de toda startup

Justin Kan reconoce que todo el trabajo legal que hay detrás de crear y gestionar nuevas empresas nunca fue de su agrado. Pero también confiesa que nunca entendió realmente por qué estaba pagando. “Toda la experiencia fue demasiado complicada y opaca”.

Y con el reto de facilitar los problemas a otros emprendedores, fundó Atrium.

Para ello, junto a un equipo de cinco fundadores con diferentes perfiles y consiguió una ronda de financiación de 10 millones de dólares.

Principios antes que números

Kan asegura que les bastó una idea plasmada en una presentación de 10 diapositivas para lanzar Atrium. Pero, según sus propias palabras, “a veces una nueva idea no es suficiente” “Pese a tener un gran equipo, grandes inversores y primeros clientes, nuestro buen comienzo pronto empezó a decaer”.

Según él, en el fracaso de Atrium jugaron muchos factores, pero asegura que de todos estos errores aprendió cosas.

Twitch

En primer lugar, que los emprendedores deben desarrollar algo “en lo que creas y ames, no para tu ego”. Según él, muchos de los emprendedores que han tenido un éxito como el suyo después de una gran venta tienen un problema con su ego. En su caso, su yo particular “seguía insistiéndome para que pensara en "más grande". Mis sueños estaban llenos de números increíblemente grandes. Una empresa de diez mil millones de dólares. Una empresa de cien mil millones de dólares”, expone.

Y, sin embargo, uno de los mayores problemas de Atrium es que el equipo no  tenía claro la misión desde el principio. “Debes comenzar con una razón clara para existir”, señala, y elegir muy bien a los primeros compañeros de viaje, ya que “sin objetivos claramente definidos entre los cofundadores, pueden surgir enormes costos de fricción”.

Contrata despacio

Si hay que elegir muy bien a estos socios, Kan también recomienda ser cautelosos a la hora de contratar, ya que hacerlo rápidamente puede ser “un error fatal”.

“En Atrium, contratamos a demasiadas personas demasiado rápido y no pudimos establecer una cultura cohesiva desde el principio. Esto es increíblemente difícil de cambiar más adelante”.

Algo parecido a lo que les pasó con los clientes: se fueron tan pronto como llegaron porque la compañía no supo retenerlos al centrarse antes en crecer que en el producto en sí. “No dedicamos el tiempo suficiente a descubrir nuestro producto”, explica.

Kan

En este punto, el CEO de Atrium reconoce que tampoco estaba claro a quién iba destinado su producto. “No estaba claro a quién servía Atrium; los abogados o los clientes que compraban nuestros servicios legales”. Por eso, en esta reflexión, recomienda a otros emprendedores evitar intentar ser el “todo para todos”.

Perder amigos

El fundador de Twitch reconoce haber aprendido también sobre la gestión de equipos y personas con su fracaso en Atrium.

“Mis colegas necesitaban apoyo y preparación para el éxito. Mi estrategia de "ganar o morir" no funcionó y, lo que es peor, tensó las relaciones”, asegura, añadiendo que perdió a varios amigos por su manera de gestionar la situación. “Un enfoque más empático habría sido al menos un impulso moral para el equipo”, explica.

Además, añade que tener que cerrar una empresa “apesta” y que no solo no fue el único afectado, sino que “decepcioné a mucha gente”.

Aunque asegura que sus fracasoso “no le definen”, hace un alegato por sentirse orgullosos de ellos y usarlos como insignia.

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