'Dune: parte 2' no es solo ciencia ficción. Tiene algo inesperadamente realista que está inspirando a los físicos

  • Un grupo de científicos experto en climatología ha elaborado un modelo que simula el clima de Arrakis

  • Este modelo climático resulta útil en la búsqueda de exoplanetas habitables diseminados por el cosmos

Dune Ap
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El estreno en los cines de 'Dune: parte 2', la secuela de la película de Denis Villeneuve inspirada en la respetada novela homónima de Frank Herbert, nos ha recordado lo inclemente que es el clima de Arrakis. La mayor parte de la trama de la primera película y todo el hilo argumental de la segunda entrega transcurren en este planeta ficticio, lo que le da un protagonismo equiparable cuando menos al que sostienen Paul Atreides, Jessica Atreides o Chani.

Arrakis es desapacible. Inhóspito. Salvaje, incluso. Pero es apto para la vida del ser humano. Los que mejor se han adaptado a él son los Fremen, y sus ingeniosos destiltrajes, unas prendas que les permiten recoger, reciclar y reutilizar la mayor parte del agua que contiene su propio cuerpo en un medio en el que la alta temperatura y la ausencia de agua dificultan mucho la vida del ser humano, son cruciales. Todo esto es ciencia ficción, por supuesto, pero está siendo insospechadamente útil e inspirador para los astrofísicos en el contexto de la búsqueda de exoplanetas habitables.

Frank Herbert estaba en lo cierto: Arrakis sería habitable, si existiese

A finales de 2021, poco después del estreno en los cines de la primera entrega de 'Dune', un grupo de científicos experto en climatología elaboró un modelo climático que pretendía simular el clima de Arrakis. Su propósito era comprobar si resultaba creíble desde un punto de vista científico, y, sobre todo, si el ser humano podría realmente sobrevivir en un entorno tan agresivo. A grandes rasgos un modelo climático es un programa de ordenador similar a los que se utilizan para elaborar las predicciones meteorológicas que es capaz de recrear con precisión la interacción que se produce de forma natural entre la atmósfera, el relieve terrestre y las masas de agua o hielo si las hubiese.

Siglos antes buena parte de la superficie de Arrakis estuvo cubierta por grandes océanos, pero una catástrofe desencadenó el proceso de desertificación extrema del que hemos sido testigos

La conclusión más interesante a la que llegaron estos investigadores consiste en que, efectivamente, el clima de Arrakis es verosímil. Cabe la posibilidad de que exista un exoplaneta con un clima muy similar al que describe Frank Herbert en sus novelas, o al que vemos en las dos películas de Villeneuve. También concluyeron algo más: ese exoplaneta podría ser habitable, aunque las condiciones de vida del ser humano en un entorno como ese serían extraordinariamente rigurosas. Es algo que, de nuevo, las novelas y las películas reflejan con acierto. Punto para Villeneuve. Y, sobre todo, para Frank Herbert, que lo ideó todo desde cero y en un momento en el que los modelos climáticos aún no existían.

No obstante, la imaginación de Herbert no se detuvo ahí. Y es que Arrakis tiene un pasado que este autor se ocupó de describir minuciosamente. Siglos antes buena parte de la superficie de este planeta estuvo cubierta por grandes océanos, pero una catástrofe desencadenó el proceso de desertificación extrema del que hemos sido testigos en los libros y las películas. Una vez más los científicos que he mencionado unas líneas más arriba decidieron recurrir a su modelo climático para comprobar si era plausible que un planeta cubierto casi totalmente por agua pudiese transformarse en el mar de arena que es Arrakis.

En este artículo no necesitamos indagar en los procesos climáticos que podrían explicar qué evolución debería experimentar un planeta cubierto por agua para transformarse en un gigantesco desierto de arena, así que iremos al grano: el modelo climático avaló una vez más las descripciones de Frank Herbert. Sea como sea lo realmente importante es que estos científicos no pretendieron únicamente poner a prueba las ideas de Herbert y comprobar si cabe la posibilidad de que exista un Arrakis perdido en algún sistema estelar distante.

Todo lo que han aprendido utilizando su modelo para reproducir los procesos climáticos de Arrakis es útil para identificar algunos de los indicios a los que merece la pena que los astrofísicos presten atención en su búsqueda de posibles exoplanetas habitables. De hecho, es mucho más probable que en el universo abunden los exoplanetas desérticos con ciertas similitudes a Arrakis, y no exoplanetas con la biodiversidad y el clima benigno para el ser humano de la Tierra. Quién sabe, quizá en el futuro los cosmólogos tengan a su alcance observatorios más capaces que los actuales. Y de ser así cabe la posibilidad de que sean capaces de localizar en otros sistemas estelares algunos exoplanetas similares a Arrakis, y, por tanto, con la capacidad de ser habitados por el ser humano.

Imagen | Warner

Más información | Phys.org

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