Desde aquellos primeros días del Hollywood pre-code, de cintas como ‘El presidio’ o ‘El desfile del amor’, los cinéfilos y seriéfilos nos hemos sentido atrapados por miles de trucos en el sonido, por esas producciones portentosas acompañados de las mejores orquestas: estamos hablando de John Williams pero también de Ryuichi Sakamoto, de Jerry Goldsmith o Hans Zimmer.
Ellos nos han enseñado que no todo entra por los ojos, que unos vibratos de violín son capaces de cambiar completamente la dinámica del montaje, que el eco sordo de un sintetizador puede transportarnos a un fondo marino sin haber estado allí jamás. Y, años después, erizársenos el vello al reconocer la fanfarria principal de alguna pieza famosa.
Ya lo dijimos: los padres del cine sabían bien de la importancia del sonido cuando contrataron en 1897 a un cuarteto de saxofonistas para acompañar sus pequeñas proyecciones.
Un nuevo despertar
Por suerte, ese concepto de «experiencia de cine en casa» cada vez está más cerca. Barras de sonido como la inalámbrica Samsung Sound+, que incorporan subwoofer integrado y 9 altavoces (6 woofers y 3 tweeters), cada uno de ellos con su propio amplificador, nos permiten aproximarnos a esas sensaciones con un único dispositivo. Es decir, disponemos de las herramientas de escuchar esos ambientes y melodías icónicas en una dimensión que antes era imposible apreciar en el clásico televisor de tubo.
Pero centrémonos: ¿qué pelis y series son esas? Seguro que recuerdas un montón. ¿Quién no es capaz de tararear la melodía de ‘El Último Mohicano’? ¿Y qué me dices que los rugidos de ‘Jurassic Park’? Bendito cine sonoro.
Star Wars: El Despertar de la Fuerza
Hablando de despertar, no hace falta remontarnos en el pasado para citar un gran hito en el sonido: el aullido burbujeante de un caza de la república o TIE Fighter del Imperio nunca habían sonado tan bestias como en esta cinta. Hasta el mayor de los detractores de la nueva trilogía se ha rendido a los encantos de una banda sonora celestial: y es que las condiciones que tuvo John Williams para centrarse en el proyecto fueron mejor que propicias— con casi 30 meses para confeccionarla—.
El aullido burbujeante de un TIE Fighter del Imperio nunca habían sonado tan bestias como en esta cinta
Por culpa de una grabación tan dilatada, la habitual London Symphony no pudo participar. A cambio, ese rol recayó sobre la Hollywood Studio Symphony, 132 músicos donde colaboran a la dirección estrellas como Gustavo Dudamel.
Si has visto la película no te contamos nada nuevo: ya sabes de lo evocadora y dinámica fuerza que acompaña cada escena de Rey. Incluso en aquellos momentos donde se sirve del silencio más absoluto para transmitir la inmensidad del vacío en mitad del espacio.
Mad Max: Furia en la carretera
La cinta de George Miller apareció en 2015 y desde entonces se usa como ejemplo de cómo fortalecer una narración a través del sonido. ¿A quién podría interesarle una persecución de dos horas donde todo lo que no es música es ruido y hay más ruido que música?
Para asimilar la furia de esta cinta necesitas un sistema de audio poderoso. Subir el volumen al máximo hasta reventarte los tímpanos no te va a servir. La virtud está en unos graves nítidos y definidos.
No en vano, la tecnología de cancelación de distorsión de las barras Sound+, desarrollada los California Audio Labs de Samsung, cuenta con un algoritmo que, según la marca, analiza previamente la fuente de sonido y neutraliza distorsiones antes de que se produzcan.
Aunque no se trata sólo de graves. La banda sonora de Junkie XL aprovecha el espacio sonoro para crear una verdadera sensación de amplitud, de tridimensionalidad. Cada vehículo estalla en mil pedazos por un canal, corren de uno a otro lado del panorama, mientras el viento de la tormenta azota y rugen los motores a uno y otro lado. Aquí es donde se diferencia un buen sistema de audio de uno mediocre. Y si no distingues diálogos de guitarras te estás perdiendo algo más que simples matices.
The Get Down
Para quien no lo sepa, The Get Down es una serie creada por Baz Luhrmann (Moulin Rouge) y Shawn Ryan (The Shield) sobre esa truculenta transformación social y musical en el sur del Bronx durante los 70. En aquella mixtura de tribus urbanas nacería el scratching y sampling moderno y, por ende, el hip-hop como género. Sí, en la serie de Netflix puedes encontrarte a personalidades como el legendario Grandmaster Flash.
Y claro, es fácil sentir ese calor sucio y esa tensión social a través de su producción sonora. Y, de paso, escuchar una banda sonora celestial, donde James Brown se da la mano con la alquimia de Dennis Coffey o Marva Whitney. Del disco de Studio 54 a obras fundacionales como el 'Rapper’s Delight' de The Sugarhill Gang. Pero no se trata de una simple recopilación de clásicos: raperos como el mismísimo NAS asesoraron y pusieron prólogo a un submundo donde todos quieren ser DJ pero sólo unos pocos sirven.
John Wick (y John Wick 2)
Esta saga la logrado convertirse, en apenas dos años, en un clásico moderno donde mirarse. Pero una de las virtudes más poderosas radica en su montaje de audio: cada puñetazo y cada contorsión de músculo son traducidos en la pantalla con siseos y cacofonías precisas. Si toda la cinta es una coreografía de ballet orquestada con suma eficiencia, gun-fu de alto octanaje, lo es a través de su ritmo y sonido.
Las piezas de Tyler Bates y Joel J. Richard juegan un papel fundamental al imbricarse con silencios donde sólo se escuchan golpes, gritos y casquillos cayendo al suelo.
Esta es otra forma de diálogo. Y la segunda cinta llevó esto hacia un estadio superior, una fantasía donde bailar hasta morir, gracias al mérito de artistas como Le Castle Vania. Date el gusto de escuchar los cortes bajo el nuevo estándar de Dolby Atmos y sabrás de qué estamos hablando.
Black Sails
Lo que hace esta serie con el sonido es magia, y la barra de sonido Samsung Sound+, a la que puedes sumar el Kit Surround Sound con dos altavoces traseros para crear un ambiente de sonido envolvente, te ayudará a entender a qué nos referimos. Nadie ha podido plantarle cara, ni Vikings, ni Juego de Tronos. No en vano, en 2016 se hicieron con el Emmy a mejor edición de sonido. Mientras otros piensan en trampas de saturación, vuvuzelas y trucos con alto rango dinámico para atolondrar al espectador —a Interstellar o Dunkirk nos remitimos, a la ilusión auditiva de la escala Shepard—, aquí se premia el montaje y el mimo por la sala de edición.
Casi podemos oler y saborear la violencia de las olas y el ajetreo sobre la cubierta. Algunos de los nombres implicados son verdaderas instituciones en su campo, como el veterano Jeffrey Wilhoit, conocido por haber trabajado en cintas como ‘American Beauty’, ‘Gladiator’, ‘Birdman’ o ‘Malditos Bastardos’, y a jovencísimos brillantes como Dylan Tuomy-Wilhoit. Si los nombres no te dicen nada tal vez sea hora de ver esta magnífica serie de corsarios conquistando los siete mares.
Pink Floyd: The Wall (1982)
Vale, ahora acudimos a un clásico. Pero es que a través de 95 minutos de cuidada animación y montaje musical, esta ópera rock brilla hoy mejor que en su disco original. Roger Waters compuso este ascenso y caída como un oscuro viaje desde el propio éxito de la estrella de rock. Y así se traduce en cada corte, en cada efecto sonoro.
Ya en los BAFTA de 1983 ganó el galardón a Mejor Sonido —además del BAFTA a Mejor Canción Original por ‘Another Brick in the Wall’— y, desde entonces, con cada reedición se ha intentado explotar su potencial un poco más.
Fue una de las primeras películas animadas con banda sonora Dolby Stereo. Cuando llegó el DVD, en 1999 se presentó una mezcla de sonido envolvente 5.1 Dolby Digital. Ahora puedes escucharlo en Blu-Ray con la riqueza del Audio HD en calidad 96kHz/24 bit.
Baby Driver
Como debe ser, cerramos nuestra selección con esta reciente bomba llena hasta arriba de hits atemporales. Como en muchas cintas recientes, su banda sonora se queda pegada después de verla: algo hay entre todo ese funk y soul y electro de corte actual (Run the Jewels) que crea devotos en oídos de todas las edades.
Esta es la perfecta película para poner a prueba las configuraciones avanzadas y exigencias de un equipo como la barra Sound+ de Samsung, al poder conectarla mediante WiFi, sin necesidad de cables ni mando a distancia —usando la app de nuestro smartphone—.
Y así, jugar con su Smart Sound, un software que analiza el tipo de ondas de audio y lo optimiza en tiempo real, para poder centrarse en disfrutar sin pensar en ecualizaciones ni monsergas técnicas. Y que siga sonando la música.
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