La historia de un robot que nace de una impresora 3D y se monta él solo

La historia de un robot que nace de una impresora 3D y se monta él solo
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La impresión 3D sigue avanzando y cada poco tiempo nos deja nuevas creaciones. Es cierto que todavía queda hasta que veamos modelos comerciales pero resulta interesante seguir de cerca este sector para comprobar que los movimientos que se están haciendo son constantes.

Esta semana se está celebrando en Alemania ICRA, una conferencia donde investigadores de todo el mundo presentan sus proyectos de robots y autómatas. Uno de los más curiosos nos llega de la unión de los departamentos de ciencias de la computación del MIT e ingeniería biológica en Harvard.

Este robot, como podéis deducir por el título del post, cuenta con atributos bastante curiosos: se puede fabricar en una impresora 3D y una vez se ha construido, él mismo se monta gracias a la utilización de materiales con efecto térmico de memoria.

O lo que es lo mismo: cuando se calienta, algunas partes de su cuerpo cambian de forma. Lo que le permite, calentándose de una forma en concreta, ir doblándose y uniéndose para acabar montando su forma final. Hay que matizar, eso sí, que la batería y el motor lo tenemos que instalar nosotros previamente de forma manual.

Otra característica, que podéis ver en el vídeo, es el hecho de que estos robots se mueven como orugas geomensoras. Esas orugas que, seguro hemos visto alguna vez en un documental o en dibujos animados, se mueven levantando todo su cuerpo.

El proyecto es bastante curioso, especialmente si tenemos en cuenta que el único proceso donde interviene el ser humano se puede automatizar con otro robot. De momento su utilización práctica parece un poco limitada pero sólo es cuestión de empezar a plantearse posibles usos.

Vía | IEEE Spectrum

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