El alquiler siempre había sido la opción B para los jóvenes españoles. La crisis actual lo ha cambiado

La brecha generacional, cada vez más grande: el 89% de los hogares de más de 65 años son en propiedad

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España no es país para propietarios de vivienda. No al menos si de lo que hablamos es de personas con menos de 30 años. Lo reflejan con claridad los datos del INE, que muestran que la huella del alquiler residencial entre la población más joven se ha ido ensanchando con el paso del tiempo hasta alcanzar una dimensión aplastante. Y para muestra un botón. O porcentaje, dado el caso: según las cálculos del instituto estadístico, en 2023 casi el 57% de los hogares formados por personas de entre 16 y 29 años estaban en régimen de alquiler, lo que marca el porcentaje más alto desde al menos 2004, el primero documentado por el INE en su web.

Las cifras nos cuentan sin embargo mucho más.

Alquiler y jóvenes. La conclusión que dejan las tablas del INE es clara. Rotunda. Cuando les toca buscar vivienda, el alquiler es la opción mayoritaria entre los más jóvenes. Tanto, que su incidencia en las franjas de menor edad se ha disparado a niveles récord que superan con creces los anotados hace apenas unos años. Si nos fijamos en la franja de menor edad, la comprendida entre los 16 y 29 años, el arrendamiento era en 2023 el régimen que regía en el 56,6% de los hogares.

Si ampliamos el foco un poco más, para abarcar la horquilla de los 30 a 44 años, representa el 34,3%. En 2007 abonaban un alquiler en esa franja de edad apenas el 18,1% de los hogares. En ambos casos —tanto el de la horquilla de los 16 a 29 como la de los 30 a 44—, se trata de los valores más altos de las últimas dos décadas. Y eso como mínimo, ya que el INE solo permite remontarse hasta 2004.

Hogares (16-29 años)

Propiedad

Alquiler

Cesión

2023

29%

56,6%

14,3%

2022

30,7%

53,4%

15,9%

2021

32,5%

52,5%

15,1%

2020

31,8%

49,3%

18,9%

2019

25,5%

52,1%

22,5%

2018

29,6%

52,4%

18%

2017

26,5%

52,2%

21,4%

2016

28,4%

52,8%

18,7%

2015

34,2%

48,4%

17,4%

2014

34,2%

50,1%

15,7%

2013

38,5%

46,4%

15,1%

2012

42,5%

43,1%

14,4%

2011

46,4%

42,8%

10,8%

2010

46,9%

41,6%

11,5%

2009

50%

37,7%

12,3%

2008

54,9%

36,5%

8,7%

2007

58,1%

32,2%

9,7%

2006

56,1%

28,2%

15,6%

2005

53,6%

35,1%

11,2%

2004

47,7%

39,3%

13%

¿Y qué tipo de alquiler? El INE permite responder en parte a esa cuestión. De sus tablas se desprende que la inmensa mayoría de jóvenes que viven de alquiler lo hacen en viviendas arrendadas a los precios que marca el mercado. 

Del total de los hogares de personas de entre 16 y 29 años, en 2023 estaban en esa categoría el 48,7%, muy por encima del 7,9% que tenían alquiladas viviendas a un valor inferior al del mercado. Los datos del observatorio estadístico son relevantes porque diferencian las residencias en función de su "persona de referencia", etiqueta con la que se refiere a aquella que es la responsable de la vivienda.

Cambio de edad, cambio de dibujo. La fotografía es bastante distinta si nos fijamos en los grupos de mayor edad. En los hogares con personas de referencia comprendidas entre los 45 y 64 años, por ejemplo, la propiedad es de lejos la opción más popular: se enmarcan en ese régimen el 78,5% de los casos.

El dato es aplastante, si bien queda por debajo del que se llegó a alcanzar justo antes de la crisis del ladrillo de comienzos de siglo. En 2005 figuraban en régimen de propiedad el 86,6% de los hogares en manos de personas que tenían entre 45 y 64 años. Entre los mayores de 65 el peso de la propiedad es aún más rotundo: llega al 89,1%, mientras que el alquiler representa un exiguo 7,6%. Su dibujo es por lo tanto diametralmente opuesto al de los encuestado de menor edad.

La propiedad pierde terreno. En la imagen global, al margen de las franjas de edad, la vivienda en propiedad sigue siendo la opción con más peso. Si dejásemos a un lado criterios como en qué año nacieron las personas que asumen los gastos de la residencia o cuál es su sexo, nos encontramos con que el año pasado el 75,1% de los hogares estaban en régimen de propiedad. El dato es rotundo, pero se presta de nuevo a una interpretación que muestra una pérdida de peso de las familias que habitan en casas compradas: en 2005 ese porcentaje rondaba el 80,5%.

Año 2023

PROPIEDAD

Alquiler

Cesión

16-29 años

29%

56,6%

14,3%

30-44 años

55,3%

34,3%

10,4%

45-64 años

78,5%

16,1%

5,4%

65 y más años

89,1%

7,6%

3,3%

total

75,1%

18,7%

6,1%

Brecha generacional. Los datos sugieren otra gran lectura: la brecha generacional que existe en el mercado de la vivienda parece ensancharse. O dicho de otro modo, cada vez más la edad que tienes revela cómo vives, si lo haces con un contrato de alquiler o en una casa de tu propiedad. Mientras la segunda opción es aplastante entre los hogares de mayor edad, en los formados por personas más jóvenes resulta minoritaria y parece perder terreno poco a poco.

"Los menores de 35 años ya no ahorran a través de activos inmobiliarios. El porcentaje de jóvenes con vivienda en propiedad en el año 2000 era casi del 70%, mientras que en el 2020 fue del 36%", explicaba en noviembre Marina García, que participó en la elaboración del estudio 'Finanzas de los hogares 2000 - 2022'.

La clave reside para ella en una pérdida de renta real, una precarización del empleo y el encarecimiento del alquiler. "Esto no es un conflicto generacional, el principal problema es que la renta no da", señalaba al diario 20Minutos otro de los autores del informe, Daniel Manzano: "Si la renta per cápita hubiera crecido, probablemente los jóvenes estarían mejor y la brecha sería menor".

Jóvenes… y sin propiedad. Otros dos hándicaps son el aumento de los precios en el mercado residencial y el endurecimiento del acceso al crédito. Los datos del INE, reflejados en el Índice de Precios de Vivienda (IPV), muestran que la vivienda se encareció de media un 4% en 2023, un repunte sensible, si bien se sitúa por debajo del registrado un año antes, cuando marcó un 7,4%. Los precios de la compraventa no son en cualquier caso los únicos que se han encarecido.

Otro estudio reciente muestra una segunda clave para entender las dificultades para comprar viviendas. Cada vez resulta más difícil reunir los requisitos para que los bancos abran el grifo del crédito. Tanto es así que las hipotecas ya suponen en cierto modo productos de lujo. Un informe divulgado hace solo unas semanas por Clikalia refleja que apenas el 39% de los españoles con ingresos pueden acceder a un crédito sin cruzar la línea roja del umbral de esfuerzo exigido por los bancos.

Imagen | Ján Jakub Naništa (Unsplash)

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