El futuro tendrá que ser escrito por quienes lo ven en el presente. Mientras todos nosotros nos mantenemos como seres humanos, con nuestra vida normal, hay otros que aspiran a ser algo más, a ser pioneros, a ser cíborgs, como Neil Harbisson. Él conoce bien la tecnología híbrida puesto que es parte de su cuerpo, parte de su vida y hasta tiene un proyecto para que todos podamos ser cíborgs.
Harbisson es el primer “cíborg” real de la historia, una persona muy diferente a la mayoría de la población mundial. Es un hombre con ganas de descubrir dónde está el más allá de la tecnología, con ideas y proyectos para explotar al máximo ese mundo que aún no conocemos. Él es un visionario. Y no, a diferencia de la primera impresión que nos puede dar una imagen suya, lo que lleva en la cabeza no es ni una cámara deportiva ni una luz. Sus mandamientos respecto a la tecnología híbrida son claros.
La innovación necesita de un tiempo de adaptación
Todos necesitamos un tiempo de adaptación para los cambios importantes. Harbisson comentaba, en un encuentro que ha llevado a cabo recientemente junto a un Toyota Prius a través de Facebook, como tuvo que adaptarse a sí mismo y su tecnología, aprendiendo durante varias semanas a diferenciar unos colores que jamás había sido capaz de percibir, aunque su cerebro tardó en acostumbrarse al cambio. "Cinco meses hasta que el cerebro realmente aceptara esto como un nuevo sentido". Cada cambio importante necesita de un periodo de adaptación, en unos casos será más largo y en otros más breve.
También nos contaba cómo la gente que no le conocía preguntaba para qué servía su antena. Curiosamente todo el mundo relacionaba su extensión electrónica con tecnología, preguntándole si era un dispositivo “manoslibres”, un micrófono o una cámara de vídeo, pero nadie intuía que era para mejorar su visión. Una tarea pendiente para nuestro protagonista es precisamente que se vincule una antena como la suya con una antena, un nuevo órgano sensorial.
¿Seremos todos cíborgs algún día? Tal vez ya lo seamos
Neil Harbisson afirma al principio de su video-encuentro que todos, por nuestra mentalidad y no por nuestro físico, nos podríamos considerar cíborgs. Lo llama cíborg psicológico y se refiere a cuando una persona ya está tan ligada a la tecnología que habla directamente de ella en primera persona, como si fuéramos nosotros esa tecnología.
"Estáis unidos psicológicamente a la cibernética. Eso se nota sobre todo en el lenguaje. Es un claro ejemplo de que ya nos estamos uniendo a la tecnología".
Como ejemplo, Harbisson comenta que muchos de nosotros hemos dicho o escuchado la frase de “me estoy quedando sin batería” para referirnos a que nuestro móvil tiene poca batería o, igualmente, “tengo poca gasolina” cuando nuestro vehículo no tiene apenas combustible.
La unión hace la fuerza
La mítica frase de “la unión hace la fuerza” encaja a la perfección con el espíritu híbrido y la filosofía cíborg. Precisamente la palabra cíborg proviene de la unión entre cibernética y organismo. Para Harbisson ambos son igual de importantes y es esa sociedad entre los dos mundos la que le permite experimentar esa realidad con mayor fuerza.
"Para mí, ser fuerte es una unión entre dos cosas".
Además, afirma que el futuro estará ligado a este interesante mundo cíborg. Como en el apartado anterior en el que comentábamos los cíborgs psicológicos, nuevamente vemos que todos estamos tan ligados a la tecnología que parece imposible que en un futuro nos separemos de ella.
Las personas se conectarán con las máquinas y las sentirán
La antena que Harbisson tiene en su cabeza incorpora un sensor en su extremo. Este sensor, que nuestro protagonista considera que no es un añadido sino parte de él, es quien se encarga de recoger los distintos colores de los objetos. Por así decirlo, es la parte del sentido de la vista que se encarga de reconocer el color.
Pero su antena no sólo es capaz de captar las distintas tonalidades. También está conectada a la red y varios amigos pueden compartir una imagen en tiempo real con él, desde cualquier lugar del mundo, y ésta se traduce automáticamente en sonidos dentro de su cabeza dependiendo de los colores de la imagen. Nos cuenta que incluso podría adaptarla para recibir llamadas telefónicas.
"La antena también tiene internet, eso me permite recibir colores de otras partes del mundo. Hay cinco personas que tienen permiso para enviarme colores"
Igualmente la tecnología le permitiría de forma sencilla conectarse con un coche y recibir, por ejemplo, sonidos que le transmitan el color verde cuando el vehículo circule por un bosque. Lo único que debe tener el coche es una cámara que capte imágenes de su entorno.
Si nuestro protagonista afirma que esto es muy sencillo para él, con la realidad virtual de la que tanto se habla últimamente cualquiera de nosotros podemos encontrarnos en casa y sentir que estamos en cualquier parte del planeta e interaccionar con el entorno que sintamos.
La sostenibilidad para respetar al medio ambiente
En ocasiones, los avances tecnológicos pueden ser perjudiciales para el medio ambiente durante el funcionamiento de un producto concreto. Nuestro protagonista cíborg hace un especial hincapié en que la tecnología que desarrollemos debe ser limpia, no alterar negativamente la salud del planeta.
En un determinado momento de la entrevista aprovecha la pregunta de un espectador sobre el Toyota Prius que se encuentra junto a él. Neil comenta que "lo más importante para mí es que tenga en cuenta la naturaleza".
La escucha de colores contra la escucha de la realidad
Nuestro protagonista nos cuenta cómo puede percibir los distintos colores en múltiples ocasiones y cuáles son sus sensaciones. Aunque le pueden crear interferencias, él puede distinguir el sonido que llega a su cerebro procedente de la realidad, como puede ser el habla de otra persona en una conversación o una canción, y el sonido que percibe de los colores.
Neil afirma que no le hace falta la música cuando va de viaje en un coche, pues con mirar por la ventana recibe las distintas combinaciones de notas debido los colores del paisaje. En este aspecto destaca que para él es mejor viajar en un coche muy silencioso por el hecho de evitar interferencias en su cabeza y concentrarse en percibir los colores del exterior.
"Lo bueno del Prius es que no hace ruido, es muy silencioso. No habría interferencias"
El diseño esconde utilidad, gusto y tecnología
Neil nos comenta cómo el diseño de su antena no ha sido tan fácil como parece. En realidad, el diseño de todo elemento que cuente tecnología, ya sea en mayor o menor medida, debe ser estudiado. Aparte de porque las cosas, al igual que la comida o simplemente un periódico por su diseño, “entran por los ojos” como solemos decir; debe cumplir una serie de requisitos además de su imagen atractiva para el público.
Algunos de estos requisitos pueden ser resistencia a los golpes o poder evitarlos, que sea cómodo de utilizar y de convivir con ello en el día a día, que en caso de fallo o avería no sea peligroso o que no pueda ser manipulado por alguien externo que debería de tener acceso. Es decir, debe reunir al menos todo lo que un cliente desea, tanto exteriormente como en su composición y prestaciones internas no reconocibles a simple vista.
"El diseño de un órgano tiene que tener en cuenta la sociedad. Suele pasar que grupos de mujeres intenten tirar de la antena".
La seguridad es ver hacia delante
El cíborg plantea varias ideas sobre cómo podríamos utilizar la cibernética para mejorar a los humanos y nuestra seguridad. Habla de la posibilidad de instalarnos unos sensores infrarrojos en la parte trasera de nuestra cabeza. Como no podemos ver hacia atrás, con estos sensores notaríamos presencia detrás de nosotros y saber qué ocurre sin necesidad de girarnos, ya que todos nuestros sentidos están enfocados hacia delante y no hacia detrás. A esto lo llama extensión de nuestra percepción.
"Los sensores son una extensión de tu percepción".
Algo así como ocurre con los sensores de proximidad de un coche como los ofrecidos en el Safety Sense de Toyota. Si vamos dando marcha atrás y nos acercamos a un obstáculo, la tecnología se pone en contacto con nosotros mediante una serie de avisos acústicos que, en el caso de un implante del mismo estilo que el de Harbisson, llegaría mediante vibraciones en nuestra cabeza.
Nunca dejar de innovar
Sobre todo desde que conocemos el mundo de internet, hemos escuchado la frase de “la tecnología es una ayuda, pero depende de para qué se use”. Es cierto que la tecnología se puede utilizar para hacer el mal pero nos ayuda mucho más de lo que nos puede perjudicar.
En cualquier caso, para aumentar la primera parte de la frase y para reducir ese posible uso maléfico, la cibernética no se debe conformar con poco. Es importante que, una vez hemos conseguido la base de qué queremos desarrollar y a dónde queremos llegar, exploremos y recapacitemos sobre lo aprendido intentando buscar una nueva aplicación de lo aprendido.
"De la misma forma que los coches van mejorando, yo también voy siempre pensando en el próximo paso. Siempre se puede mejorar todo".
De momento los límites están muy lejos. Nadie se atreve a decir dónde está el final de la tecnología. Precisamente Neil afirma que nuestros sentidos y comprensión avanzan a medida que la tecnología crece, estando ésta siempre un paso por delante. Además el cíborg tiene pensado añadir un nuevo sentido en su cabeza. Según explica, está trabajando en un nuevo sentido para sí mismo, que será la percepción del tiempo con un sensor que rodeará su cabeza y trabajará como si de un reloj de aguja se tratara.
El porqué del cíborg y del híbrido de Toyota
Todo nace por algo, por una necesidad. En caso de Neil Harbisson, su nueva vida como cíborg se dio por una vista que no le permitía diferenciar los colores. Él luchó hasta conseguir su objetivo y poder sentir los colores igual que el resto de personas. El Prius fue concebido por una razón que en principio puede parecer muy diferente pero que no lo es tanto: cambiar la vida del planeta. Su sistema de propulsión híbrido (combina un motor de gasolina con otro eléctrico) lo hace resultar mucho menos contaminante, mejorando la calidad de vida de la Tierra.
En el primer año de comercialización del Prius, allá por 1997, el rechazo a la innovación y el miedo a lo desconocido hicieron que en un principio se vendieran muy pocas unidades. Poco después el público se dio cuenta de sus ventajas y al año siguiente las ventas se multiplicaron por casi 60. En 2015 los registros multiplicaron por 4.000 las ventas de híbridos de la marca en comparación con aquel primer año. Ya hay más de 50.000 híbridos por las carreteras españolas.
El nuevo Toyota Prius, que ya está disponible en su cuarta generación, aterriza con cinco estrellas en los test de choque EuroNCAP y sistemas de seguridad activa tan importantes como el conjunto de ayudas “Toyota Safety Sense”. Si hablamos de su eficiencia, no podemos olvidarnos que el modelo de Toyota homologa un consumo de sólo 3 litros cada 100 kilómetros recorridos gracias a su sistema de propulsión híbrido.
Si quieres ver la conferencia de Neil Harbisson junto al nuevo Prius al completo aquí tienes el vídeo.
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