Wallbox, otrora unicornio español, viene de dos años a la baja. En el Día de Todos los Santos de 2021, su valoración alcanzó su máximo histórico, con más de 18 dólares por acción para que su capitalización bursátil rozara los 3.000 millones de dólares.
A partir de ahí empezó un Halloween que, pese a las buenas noticias recientes, todavía no ha terminado de remontar: su acción ahora vale algo más de 1,5 dólares, y su capitalización bursátil supera levemente los 300 millones de dólares.
Un bienio chocante para quien estaba llamado a otro futuro
Dos años en caída libre
Wallbox, fundada en 2015 por Enric Asunción, ex de Tesla, comenzó como una empresa dedicada al desarrollo y fabricación de cargadores inteligentes para vehículos eléctricos e híbridos enchufables, tanto en entornos domésticos como corporativos.
Apostó por la movilidad eléctrica cuando muy pocos lo hacían. No obstante, con el tiempo pasó a orientarse hacia la gestión integral de la energía doméstica, no solo en el punto de carga del coche.
El paso del tiempo premió la trayectoria de Wallbox, quien compró Electromaps a finales de 2020 para hacerse con la aplicación líder para localizar puntos de recarga. Lo hizo justo tras recibir una inversión de 23 millones de euros con la que penetrar en China y América.
Poco después empezó a cotizar en la bolsa neoyorquina, a mediados de 2021, y culminó su mejor etapa con la presentación de Hypernova, una de las estaciones de carga pública más rápidas y avanzadas hasta la fecha. Permite cargar el coche en menos de quince minutos gracias a sus hasta 350 kW y supuso el salto del hogar y la empresa a las calles.
A partir de ahí, algo cambió.
Ese momento no fue crítico únicamente para Wallbox. La mayoría de las tecnológicas sufrieron un revés bursátil... con la diferencia de que fueron recuperando o superando sus cotizaciones anteriores para alcanzar nuevos máximos históricos. Wallbox se quedó en el grupo de las que no, presumiblemente por unas expectativas poco realistas. Ya no solo para la propia empresa, sino también con un mercado de vehículos eléctricos que crecía a un ritmo inferior al esperado.
Sobre todo en Europa, donde solo a partir del verano de 2023 empezaron a aumentar sus ventas de forma considerable. Hasta entonces, el tibio crecimiento supuso un impacto en las previsiones de una empresa como Wallbox, que tiene en el viejo continente un 70% de su facturación.
Las ventas de eléctricos (o híbridos enchufables, también potenciales usuarios de Wallbox) han crecido en la Unión Europea en estos últimos años, pero en 2022, solo una quinta parte de los coches vendidos tenían un enchufe. Es decir, incluyendo tanto eléctricos puros como híbridos enchufables.
Además, estos últimos, que a menudo no son enchufados jamás, todavía tienen unas ventas considerables dentro de esa quinta parte. En 2022, último año con cifras completas publicadas por parte de ACEA, el 9,4% de las ventas fueron de híbridos enchufables, por el 12,1% de eléctricos. Híbridos no-enchufables, diesel, gasolina y otros tipos de energía se reparten el resto de la cuota.
Este crecimiento a trompicones de la cuota de mercado del coche eléctrico, menos agresivo de lo esperado, se ha convertido en un problema para la cotización de Wallbox, y más aún cuando la tormenta bursátil de 2021 para toda la industria tecnológica cambió al capital riesgo, que empezó a exigir rentabilidades, no solo promesas. Wallbox todavía está en el camino de construir la suya, pues todos sus ejercicios hasta ahora, pese a unos ingresos al alza, han terminado en pérdidas.
Sus últimas expectativas declaradas para 2023 (queda por contabilizar el último trimestre) eran de unos ingresos de entre 240 y 290 millones de euros. Eso fue en mayo. Los tres primeros trimestres suman 100,6 millones, así que el objetivo primaveral es prácticamente improbable, ya fue descartado por los analistas y recalculado por la propia empresa, y los resultados del último trimestre quedan nuevamente por debajo de las expectativas del mercado.
No obstante, el proyecto Wallbox no tiene la consideración de fracaso, sino de retraso respecto a las expectativas. También han tenido buenas noticias en estos últimos meses que hacen pensar que el objetivo es posible, solo que más tarde de lo previsto.
Por ejemplo, el potencial de crecimiento en Estados Unidos, donde la empresa ya tiene presencia desde 2021, dados los planes de desarrollo del gobierno de Biden para el coche eléctrico pasan por conseguir que supongan la mitad de los vehículos vendidos en 2030, algo que beneficiaría a Wallbox.
También hay otras noticias como el acuerdo con Kia Americas para llevar la carga bidireccional a los propietarios del Kia EV9 a través del cargador Quasar 2. O el acuerdo con la italiana Atlante para desplegar una red de carga rápida por el sur de Europa con hasta 5.000 puntos de carga rápida hasta 2025... y más de 35.000 hasta 2030. O la última ronda de inversión, de 29 millones de euros, anunciada hace un mes.
Ahora queda ver cómo sienta a Wallbox el paso del tiempo, y si el avance de este trabajo acumulado da sus frutos y logra revertir el devenir de su acción. Si las ventas de coches eléctricos siguen prosperando, y no solo en España, el resto podría llegar (casi) rodado.
En Xataka | Todos los coches eléctricos que saldrán a la venta en España este 2024.
Imagen destacada | Wallbox.
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