Conceptos como los usos industriales y de control de datos del blockchain, la Web3 o el metaverso parecen haber pasado a un segundo plano tras esa inicial explosión de interés y el reajuste de los NFT. Sin embargo, son ideas que están siendo calladamente exploradas por las multinacionales y, tras un periodo de reflexión, apuntan a una experiencia online sumamente diferente a la actual. Una en la que los internautas son dueños y gestores de su privacidad y donde la telepresencia ya no se limite a la llamada por webcam de la mañana.
Son ideas que, por el radical cambio de planteamiento que proponen, tan alejado de los pilares sobre los que se levanta prácticamente toda la tecnología digital y conectada que conocemos, resultan un tanto vaporosas. Difícil de comprender y más aún de explicar. Pero no son humo. Y, como también veremos, tampoco se encuadran en el vaporware. Pocos lo saben mejor que Saray Arranz, la última invitada a nuestra serie de tech talks ‘100 años, 100 visiones’.
Lead of Product Web3&Metaverse en Telefónica —antes Digital Product Manager en Webedia—, Arranz no pretendía liderar una de las divisiones más punteras y al mismo tiempo incomprendidas del gigante de las telecomunicaciones español. Al contrario, se formó como criminóloga con la idea inicial de alejarse de unos ordenadores cuya experiencia de uso quiere ahora replantear. Un perfil único y que, tal vez por su origen ligeramente outsider, es capaz de transmitir mejor que otros conceptos que de otra forma resultarían excesivamente áridos.
Al otro lado del micrófono, Pedro Aznar, director de Applesfera y Engineering Manager en Banco Sabadell, regresa para concluir nuestro video pódcast. En su papel de periodista y divulgador, Aznar plantea a Arranz todas esas preguntas que los legos se hacen y cuya respuesta no logran discernir, ayudando a aportar luz sobre unas cuestiones que, como el metaverso, invocan imágenes procedentes de la cultura popular y de películas como ‘Matrix’ o ‘Ready Player One’; obras, a su modo, pioneras en la forma que tenían de abordar ideas como la privacidad y la autoconciencia.
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Tras las participaciones de Alicia Asín, CEO de la firma de sensorización e IoT Libelium; Mónica Valle, divulgadora de ciberseguridad, y Silvia Rivela, experta en el futuro del trabajo, Saray Arranz cierra nuestro video pódcast con una visión que no todos los días se escucha en una industria a veces dada en exceso al pesimismo: la Web3 y el metaverso siguen vivos. Y no solo eso: poco a poco van dando muestras de cómo van a cambiar nuestro futuro. Y mucho antes de lo que algunos creen.
A diferencia de algunas voces críticas, Arranz cree que la revolución que anticipa el metaverso podría llegar muy pronto, sin necesidad de alcanzar ese temido valle inquietante. “No hace falta ser muy muy ambicioso, muy sofisticado”, opina, “sino que bastaría con hacer creíble el universo y proporcionar herramientas para su uso más livianas, tal vez en la línea de la iniciativa de Meta para diseñar sus propias gafas de sol de realidad aumentada. Hablamos de un cambio importante en las comunicaciones humanas que podría transformar el mercado laboral, creando nuevas formas de capacitación y habilitando métodos de enseñanza que permitirán formar mejor a los alumnos, desde veterinarios y médicos hasta mecánicos o ingenieros electrónicos, todo ello con un coste económico reducido”.
Hablamos de universos virtuales donde la privacidad del usuario dejará de ser una cookie. “Creo que como empresa tecnológica o empresas tecnológicas tenemos que ayudar y facilitar que los usuarios [...] sean conscientes de lo que necesitan y de la seguridad que hay por detrás”, asevera Arranz. Para ello, nada mejor que divulgar la idea de que gracias al blockchain toda nuestra información personal está realmente a nuestro nombre y no migra de un servidor a otro de forma totalmente opaca. “El usuario es el que tiene el poder o la capacidad de tener su identidad y hacer con ella lo que quiera”, explica.
Esta trazabilidad también afectará a la economía. La fusión entre el metaverso y la Web3 impulsará por fuerza nuevas formas de entender el comercio. Arranz señala muy explícitamente el mercado de los NFT. Y es que, tras su asombroso colapso en 2022, este ha evolucionado hacia una nueva dirección en la que los creadores acuñan millones de nuevas obras a la semana. Obras de artistas independientes que son compradas por coleccionistas que ya no son las ballenas de antaño, sino gente que quiere recompensar a sus autores favoritos al tiempo que obtiene el certificado de propiedad de sus trabajos.
Arranz, además, es optimista en cuanto al futuro de las criptodivisas. “Las criptomonedas están haciendo transacciones mucho más sencillas, validadas con una tecnología blockchain donde de punto A a punto B sabemos todo lo que ha pasado; todo lo que ha pasado por detrás. La economía de tokens creo que también va a ser fundamental, sobre todo para redes descentralizadas”. Una eventualidad para la que ya se prepara Telefónica.
Esta trazabilidad innata de la tecnología blockchain podría tener beneficios añadidos. Con múltiples metaversos que —según imagina Arranz— podrían convertirse en diferentes mundos aislados suplantando al maremágnum que es el Internet de ahora, la necesidad de comprobar la veracidad de las noticias será más acuciante que nunca. “Creo que sería fundamental que, mediante IA, intentásemos detectar qué noticias son falsas y cuáles no [...] Estas nuevas redes sociales 3.0 son privadas. Las empresas de cada una de ellas son las que tendrían que poner mecanismos —mediante identificación de contenidos por IA y trazabilidad por blockchain— para que este tipo de prácticas no se llevasen a cabo”.
Si eres un apasionado del futuro y quieres saber qué nos depararán los próximos años en materia de tecnología, no olvides suscribirte a nuestro video pódcast ‘100 años, 100 visiones’.
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