Los últimos diez años tendrán un capítulo propio dentro de la historia de la movilidad. El coche eléctrico se ha convertido por méritos propios en el protagonista de la revolución que estamos viviendo. Pero, ¿en qué han consistido esos méritos?
No hace tanto que la gran mayoría de los conductores miraban a las motorizaciones eléctricas con desconocimiento y desconfianza. En la actualidad, estos gustos se han invertido. Si a los primeros conductores eléctricos se les conocía como pioneros que se arriesgaban con una tecnología incierta, hoy la conducción eléctrica es sinónimo de placer, sencillez de manejo y hasta de lujo.
En la actualidad, el mercado arropa a una tecnología que simboliza el gran catalizador tecnológico del cambio en la movilidad. Las ventas de modelos eléctricos han ido en aumento en los últimos años y, en 2023, se han disparado. Así lo muestran las estadísticas que se recogen habitualmente en el sector.
La experiencia eléctrica es un grado
Sin embargo, una tendencia dominante como la que muestran los coches eléctricos no ha nacido de la noche a la mañana. Han sido muchos los esfuerzos que han asumido los fabricantes que más han apostado por este tipo de tecnología, aun cuando la propia industria no confiaba en su futuro.
La tecnología E-Tech constituye la consolidación de una apuesta firme por las ventajas de la movilidad eléctrica y por diversificar soluciones durante más de una década
Tal es el caso de Renault. Su tecnología E-Tech constituye la consolidación de una apuesta firme por las ventajas de la movilidad eléctrica y por diversificar soluciones durante más de una década. Gracias a esto, hoy encontramos modelos referenciales en el mercado, como el Renault Austral E-Tech full hybrid o el Renault Megane E-Tech 100% eléctrico, este último, con una autonomía homologada que supera con creces los 400 kilómetros.
Para llegar a este punto, muchos de los lectores, que ya advertían hace años que la movilidad eléctrica llegaba para quedarse, recuerdan, puede que con cariño, lo conseguido por los primeros modelos, aquellos que se atrevieron a romper la hegemonía térmica.
Un poco de historia reciente y no tan reciente del coche eléctrico
En el caso de Renault y para alcanzar el perfeccionamiento tecnológico que ostenta la gama E-Tech, es imposible no recordar apellidos ya ilustres para la movilidad eléctrica, como el Renault Twizy o el Renault ZOE.
Incluso antes de que estos llegarán a las calles, la esencia de la movilidad eléctrica había palpitado por momentos en Renault. Como sabemos, el motor eléctrico cuenta con un capítulo propio en los orígenes de la automoción. La primera vez que un vehículo superó los 100 km/h fue gracias a su motorización eléctrica.
No obstante, el motor de combustión terminó por imponerse dentro de la industria, relegando al coche eléctrico a la esfera experimental. Aunque algunos le daban por muerto (como bien apunta el título del documental 'Quién mató al vehículo eléctrico' de 2006), la tecnología eléctrica aplicada a la automoción se sumió en una hibernación de la que ha despertado un siglo más tarde.
Entre tanto, los fabricantes tecnológicamente más avanzados como Renault seguían aplicándola en momentos puntuales a algunos de sus prototipos. Por ejemplo, el fabricante galo mostró en la Exposición Universal de París de 1937 un concept eléctrico de su modelo Celtaquatre; o, en 1959, salió a la venta (sin mucho éxito) una variante eléctrica del Renault Dauphine que se conoció como Henney Kilowatt que rozaba los 100 kilómetros de autonomía.
La familia Z.E. y su influjo en la conducción eléctrica que hoy conocemos
Sin embargo, el verdadero y crucial giro para la movilidad eléctrica llegaría ya entrado el siglo XXI. La labor y el legado de Renault han sido fundamentales para poder acceder hoy al coche eléctrico. Gran parte de ese esfuerzo tiene que ver con lo logrado con la familia Z.E. que Renault empezó a comercializar en 2011.
Antes de recordar el inicio de su actual estrategia eléctrica como se merece, es de recibo señalar que el transporte se encontraba en un momento en que se miraba con bastante escepticismo al coche eléctrico.
Renault se adelantó al entender que el momento del cambio había llegado y en 2009 presentó Renault Fluence, Twizy, Kangoo y un Renault ZOE
Aun así, Renault se adelantó al entender que el momento del cambio había llegado. Así lo pudimos ver en el Salón de Frankfurt de 2009, en el que se presentaron los cuatro prototipos que iban a formar el equipo Z.E.: los Renault Fluence, Twizy, Kangoo y un Renault ZOE cuyo diseño de concept, tenía poco que ver con lo que terminaría por llegar al mercado.
Aunque el Fluence ZE no consiguió cuajar, en pocos años, y sin salir del nicho de mercado reservado para el coche eléctrico, los otros tres modelos de Renault comenzaron a acumular ventas que algunos en la industria no esperaban. Mientras que el Renault Twizy se consolidó como un icono de la movilidad urbana, el Renault ZOE llegaba dos años más tarde, en 2013, como una alternativa más que contundente.
Renault asumió una estrategia de perfeccionamiento muy dinámica con el ZOE, aplicando de forma ágil actualizaciones que iban haciendo crecer su batería de 22 kWh o incrementando la eficiencia de su motor. Este esfuerzo tuvo sus frutos, porque el Renault ZOE, seis años después, se había convertido en el coche eléctrico más vendido en Europa (en Alemania causaba sensación).
Esa gran aceptación, en especial del ZOE y del Twizy, venía aderezada por el descubrimiento de una conducción muy diferente: fresca, relajada, instantánea y silenciosa.
La electrificación se extiende a todos los segmentos
Aparte de su éxito en ventas, modelos como el Renault ZOE o el Renault Twizy sentaron el necesario precedente tecnológico para que las siguientes generaciones de eléctricos se desarrollaran. Además, acumularon la necesaria confianza, demostrando de inicio las virtudes de la conducción eléctrica.
Hoy, las inquietudes en torno a los defectos se han ido convirtiendo en fortalezas. La puesta a punto de la familia E-Tech ha traído consigo un concepto de movilidad eléctrica que ha hecho evolucionar lo que aporta a los conductores.
Renault ha adaptado sus plataformas de fabricación de cara a poder integrar en modelos míticos del fabricante las bondades del motor eléctrico
Si durante la década pasada relacionábamos al coche eléctrico con un tipo de movilidad comprometida con el medio ambiente, eficiente y que nos permitía ahorrar en combustible; los desarrollos tecnológicos aplicados han propiciado que, cuando nos montamos ahora en un coche eléctrico, se sumen otras muchas emociones. Y lo que es casi tan importante, se ha podido aplicar a modelos de mayores dimensiones, como los SUV y, dentro de este grupo, los crossovers.
Para ello, Renault ha adaptado sus plataformas de fabricación de cara a poder integrar en modelos míticos del fabricante, como el Renault Megane E-Tech 100% eléctrico, las bondades del motor eléctrico. Esto ha dado como resultado un tipo de conducción, no solo diferente en lo sostenible, sino también en su capacidad para sorprender y hacernos vibrar gracias a una aceleración eléctrica que es capaz de alcanzar desde 0 los 100 km/h en 7,4 segundos.
Esa dedicación industrial ha posibilitado, además, integrar en la misma plataforma diferentes soluciones de electrificación, como las híbridas y las híbridas enchufables. Estos reúnen, además, múltiples avances tecnológicos, como los sistemas de asistencia ADAS o nuevos sistemas de infoentretenimiento. La carga prestacional del Renault Austral E-Tech full hybrid da buena cuenta de ello.
Todas las posibilidades actuales que agrupa la tecnología E-Tech no habrían sido posible si el fabricante francés no hubiera iniciado el camino de la movilidad eléctrica hace más de una década con modelos como el Renault Twizy actual, que por cierto, siguen mostrándose más válidos que nunca, demostrando que el sentido de la apuesta urbana del fabricante.
Esa misma experiencia es la que buscan que les guíe en sus próximos objetivos, entre los que destacan, adelantarse a vender solo modelos 100% eléctricos en 2030.