Los móviles se han convertido en un producto “commodity”. Definimos commodity como “todo bien que tiene valor o utilidad, y un muy bajo nivel de diferenciación o especialización”, que es lo que, desde hace unos años, sucede con los smartphones. Bueno, al menos con algunos de ellos; generalmente en los segmentos de precios más bajos y asequibles, donde, además, los márgenes de ganancias para los fabricantes son bastante exiguos.
Sin embargo, en las gamas medias, altas y premium de teléfonos móviles, esa “comoditización” ni está ni se la espera. Todo lo contrario: los fabricantes de terminales compiten por ofrecer dispositivos con las más recientes innovaciones tecnológicas, los diseños más exclusivos y experiencias de usuario diferenciadas, fluidas y útiles.
Los terminales de gama alta, a cambio de un precio más elevado, se centran en la elección de las mejores tecnologías de cada momento en apartados como el procesador, la pantalla, las cámaras, la batería o el diseño industrial. El objetivo es claro: tratar de captar la atención de los potenciales usuarios. No es fácil, todo sea dicho. Los fabricantes se “rompen los cuernos” para meter en una cajita de unos milímetros de grosor componentes que ocupan espacio, se calientan mucho, tienen que estar en el lugar correcto, consumen mucha energía y cuestan muy caros.
Arreglo por aquí, estropeo por allá
En tecnología, no siempre es evidente que la suma de muchos componentes premium dé como resultado un terminal equilibrado, funcional y ergonómico. Si no se hace bien, tendremos un teléfono "frankestein" en vez de un "smartphone de Vitruvio".
Por ejemplo, si se usa un procesador como el Snapdragon 865, que es el SoC para Android de más alto rendimiento del momento, la refrigeración tiene que ser capaz de mantener la temperatura bajo control. ¿Problema? Ocupará más espacio y pesará más si no se hace el esfuerzo de diseñar sistemas sumamente refinados de refrigeración.
Las pantallas más grandes, con más resolución y mayores frecuencias de refresco, son un objeto de deseo en un tiempo en el que la imagen y el vídeo se consumen en los smartphones de manera habitual. Pero una pantalla así requiere que el fabricante calibre con mucho cuidado desde la colorimetría hasta el nivel de brillo pasando por el ahorro de energía.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, como diría Stan Lee. Y un hardware premium conlleva una construcción excelente. No es solo cuestión de elegir la mejor tecnología, sino también de hacer que "luzca".
Los elementos diferenciadores
Un móvil de gama alta y premium lleva, básicamente, los mismos elementos estructurales y funcionales que uno de gama baja: pantalla, procesador, memoria, comunicaciones, almacenamiento, cámara, batería o sistema operativo.
Lo que diferencia a un teléfono premium de uno “normalito” es el nivel de refinamiento y el cuidado que el fabricante pone en el terminal para que los usuarios disfruten de una experiencia de usuario apreciablemente mejor que la que se tiene con un dispositivo convencional.
Cuando decimos “mejor”, hablamos de más rapidez, más fluidez, más calidad, más posibilidades, más robustez, más satisfacción o menos problemas y menos contratiempos.
En un terminal de gama alta, lo último que quiere el usuario es tener la sensación de “estar esperando” a que el teléfono acabe de hacer algo
Uno de los ejemplos más destacados en lo que a integración de elementos diferenciadores se refiere, es el OPPO Find X2 Pro. Hacer un recorrido por sus especificaciones y funcionalidades es sinónimo de identificar qué elementos caracterizan a un terminal Premium. El mérito del Find X2 Pro es ofrecer todo aquello que se puede ofrecer en un móvil de gama alta sin caer en un mero “corta pega” de chips y componentes, haciendo una traducción “tecnología – experiencia de uso / experiencia de uso – tecnología” notablemente buena.
Rapidez y fluidez: más tiempo para hacer cosas, menos tiempo esperando
En un terminal de gama alta, lo último que quiere el usuario es tener la sensación de “estar esperando” a que el teléfono acabe de hacer algo. Desde cargar la batería hasta abrir una aplicación o acceder a una página web. De ahí que los fabricantes usen procesadores de última generación, consiguiendo que el rendimiento sea más alto y permitiendo manejar fotos con mayor resolución, o vídeos con más tasas de frames, o aplicaciones más exigentes, o juegos con mayor nivel de detalle.
Una RAM más generosa en cantidad, como los 12 GB del OPPO Find X2 Pro, deja margen para tener decenas de aplicaciones abiertas, cambiar de tarea rápidamente o mantener procesos activos sin tener que usar el almacenamiento flash.
La carga rápida es un detalle de suma importancia. Con SuperVOOC, OPPO consigue que el Find X2 Pro tenga un 90% de la energía en apenas algo más de media hora
La integración de comunicaciones 5G hace posible que la descarga de apps o las comunicaciones con la nube de las que dependen un número creciente de aplicaciones sea notablemente más ágil que con 4G, reduciendo tiempos de espera bastante tediosos. Juegos como Asphalt 9 se instalan en cuestión de unos pocos instantes con una buena cobertura 5G, por ejemplo. Nos referimos a 5G SA y NSA, que también es un matiz importante, y que terminales como el OPPO Find X2 tampoco dejan de lado.
La carga rápida es otro detalle de suma importancia. Con SuperVOOC, OPPO consigue que el Find X2 Pro tenga un 90% de la energía en apenas algo más de media hora de carga. Sencillamente genial; de este modo, la duración de la batería no es un problema en la práctica.
Por no hablar de una frecuencia de refresco de 120 Hz para la pantalla incluso a la resolución más alta. Desplazarse por pantallas o jugar son experiencias más descansadas para los ojos, que se encuentran con una información extra que hace más agradable el uso del terminal.
Calidad: los detalles importan en el diseño industrial, la pantalla o la fotografía
La calidad es un parámetro diferenciador para un terminal premium. No siempre es fácil hablar de ella de un modo cuantitativo, aunque sí somos capaces de identificar y apreciar si un producto es de más o menos calidad que otro. No hay calidad de ocho cores o calidad de 1200 MHz, la calidad se aprecia o no, pero no se cuantifica de un modo matemático. Al menos por parte del usuario.
Transmitir la calidad a los usuarios no es una tarea fácil: una pantalla como la del OPPO Find X2 Pro pueden explicárnosla de arriba abajo contando que tiene tecnología de 8 + 2 bits para mostrar más de mil millones de tonalidades, que su nivel de brillo puede subir hasta los 800 nits, que es compatible con HDR10+ o que su nivel de contraste es de 5.000.000:1.
Pero, en la práctica, el usuario tiene que ser capaz, en el uso diario, de apreciar que la pantalla “se ve muy bien”. Los negros son profundos, las luces intensas y los colores vivos y fieles a la realidad. No hay “blooming” (halos) alrededor de las zonas más iluminadas y el nivel de brillo no deteriora la experiencia de visualización, “quemando” los contenidos. OPPO, en este caso, como "precio" de la inclusión de una pantalla de tan alta calidad, necesita añadir una etapa de calibración manual de cada pantalla para que toda esa tecnología se traduzca en ese “se ve bien”.
Más allá de las especificaciones, el usuario tiene que ser capaz de apreciar que la pantalla “se ve muy bien”. Los negros son profundos, las luces intensas y los colores vivos y fieles a la realidad
En diseño industrial sucede algo similar: acabados como el cerámico del OPPO Find X2 Pro negro son el resultado de un proceso de fabricación complejo y refinado donde no hay lugar para imprecisiones. Todas las curvaturas tienen que tener continuidad entre la pantalla y la carcasa o los botones y conectores. Sin olvidar el grupo de las cámaras, donde hay que jugar con la protuberancia habitual, sin que interfiera en exceso con la experiencia de uso. Y todo ello con resistencia IP68 al polvo y los líquidos.
Para las cámaras, los fabricantes pueden optar por integrar componentes existentes o desarrollar los suyos propios. En los terminales premium, fabricantes como OPPO optan por lo segundo. Por ejemplo, el sensor de la cámara principal del Find X2 Pro es de Sony, pero customizado a la medida de lo que OPPO quería: fotocaptores de mayor tamaño que los estándar. La cámara zoom 5x es de tipo periscopio, y OPPO fue de las primeras empresas que trabajó en esta tecnología con patentes que datan de 2018.
Integrar tres cámaras con diferentes distancias focales, diferentes sensores y luminosidades también requiere un esfuerzo extra para que funcionen bien: un zoom 5x óptico y 10x híbrido precisa de un sistema de estabilización exigente. Y también de tecnologías que permitan que el enfoque o el control de la sensibilidad o la luz no sea un quebradero de cabeza ni para los usuarios que no saben de fotografía ni para los que sí saben.
El sonido es otro aspecto que define el posicionamiento de los terminales premium. Un buen nivel de volumen, estéreo y opciones y compatibilidad con sistemas de audio posicional como Dolby ATMOS contribuyen a que la experiencia de uso esté diferenciada de la que se tiene con terminales “convencionales”.
Que todo funcione y bien: todo un reto
Al final, cuando pensamos en un terminal premium, básicamente se piensa en todos estos elementos. Lo complicado es que estén todos. Y ese es el mérito más relevante del OPPO Find X2 Pro.
Es frecuente que los fabricantes, a pesar de contemplar todos los elementos que definen a un terminal premium, dejen por el camino alguna funcionalidad o tecnología, ya sea por decisión propia o por necesidad: integrar “todo” es perfecto conceptualmente, pero tecnológicamente hablando no es sencillo. Ni económicamente.
Terminales premium como el OPPO Find X2 Pro, en el que no se echa de menos esencialmente nada, y todo está integrado de un modo elegante y funcional, son el camino que tienen que seguir los fabricantes para competir en el segmento de la gama alta. Más experiencia de uso y menos letra pequeña.
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