Del cameraphone al efecto bokeh: así ha sido la imparable evolución de la cámara móvil

Del cameraphone al efecto bokeh: así ha sido la imparable evolución de la cámara móvil
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Aunque nos cueste reconocerlo, la industria de la telefonía inteligente ha transformado nuestra forma de interactuar, de comunicarnos. Toda una generación ha crecido con estas herramientas… y ahora son bienes imprescindibles para su día a día.

Parece, de hecho, que hemos olvidado qué había antes de Instagram, de nuestras fotos perfectas con filtros, desenfoques y retoques de color, del selfie en aquella vieja ciudad europea o esos vídeos de vida efímera, bien por Facebook, Snapchat o la enésima revolución en forma de app. No siempre contamos con este cosmos digital, con tantas opciones, tan intuitivas, a un toque de distancia.

Y ya se sabe lo que dicen: «para entender el presente hay que conocer el pasado». ¿Apetece un viaje en el tiempo descubriendo la historia del ecosistema móvil, desde aquellos “busca” a la efervescente actualidad? Ni siquiera los fabricantes podían sospechar el enorme cambio que viviríamos en la cámara del móvil.

Un comienzo sencillo

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Foto casera tomada por el francés Philippe Kahn desde el hospital, usando un teléfono conectado a una cámara digital

Podríamos remontarnos hasta junio de 1997, cuando el matemático e inventor Philippe Kahn retransmite vía red telefónica una foto de su hija recién nacida. Aunque haríamos trampa, porque el cameraphone era en realidad una gadget de diseño casero donde se unió cámara y teléfono, compartiendo circuiteria.

Viajemos hasta los albores de un nuevo siglo, con la telefonía móvil asentada en los principales circuitos laborales. Concretamente a mayo de 1999, en pleno centro de Kioto. Es entonces cuando Kyocera Corporation, tras dos años de ardua investigación, lanza al mercado su VP-210 VisualPhone, primer teléfono comercial en la historia en contar con cámara de fotos integrada (¡de 0,11 megapíxeles!). Era capaz de registrar 20 imágenes o retransmitir vídeo a 2 fotogramas por segundo.

En realidad este videoteléfono era una revisión del modelo VP-200, relativamente económico (325 dólares), con una gran lente frontal y pantalla TFT de dos pulgadas. Aquello fue visto como algo revolucionario, un pequeño hito que transmitía, usando red móvil PHS, imágenes bastante solventes directamente al correo electrónico.

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A la izquierda, modelo VP-122, de 1997. A la derecha, versión final del VP-210.

Entonces sonó el pistoletazo de salida. Había dado comienzo la frenética carrera, una batalla feroz entre distintos actores donde la innovación era motor principal. En junio de 2000 aparece un nuevo teléfono diseñado para videoconferencias entre elegantes ejecutivos, el SCH-V200, primer móvil con cámara de 0,35 megapíxeles. En noviembre de 2000, J-Phone lanza su SH04 con cámara de 0,11 megapíxeles.

Kyocera Corporation lanzó en 1999 su VP-210 VisualPhone, primer teléfono comercial en contar con cámara de fotos integrada

Esto era el futuro. Fabricantes como Huawei Technologies apuestan todo a las telecomunicaciones. Pero aún no considerábamos la cámara como algo importante; apenas se trataba de una feature extraordinaria para escenarios aislados. Hasta que el mercado estadounidense repite fórmula y apuesta por su Sanyo SCP-5300, un teléfono capaz de hacer fotos a 640x480px, con zoom digital de 2 aumentos. La carrera se había vuelto imparable.

En paralelo, firmas como NTT DoCoMo comienzan a popularizar un raro concepto denominado smartphone. ¿Te suena? Sí, desde finales de los 80 ya contábamos con PDA’s con sistema operativo, pero fue la japonesa DoCoMo quien, a finales de 1999, permite conexiones inalámbricas a 9,6 kbit/s gracias al i-mode, un conjunto de protocolos y tecnologías de navegación.

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Un apunte: a DoCoMo también le debemos el lenguaje emoji. El prestigioso ingeniero Shigetaka Kurita trabajó en el desarrollo de este “idioma” en la línea Pocket Bell. Ya en 1997 la empresa J-Phone trabajó en proto-emojis pixelados, pequeños indicadores para conocer la predicción del clima. Pero mejor avancemos un poco más, hasta la siguiente década.

Una evolución práctica

Los modelos más sencillos no contaban con cámara en su infraestructura: todavía era una apuesta arriesgada. De hecho, aún andábamos asimilando ese salto de la segunda a la tercera generación, preguntando qué significaba eso del 3G.

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Pero entonces estalla un pequeña guerra de patentes que desemboca en un nuevo horizonte. Algunos de los fabricantes más famosos del mundo se alían con expertos de la fotografía: Canon, Nikon o el prestigioso fabricante alemán Leica Camera AG prestan su bagaje y conocimiento a la industria móvil.

En marzo de 2005 por fin se alcanza la barrera de los 2 megapíxeles

Sigamos: en julio de 2004 un tal Audiovox PM 8920, emblemático por su antena, hace acto de aparición. Se trata de un móvil enfocado a las telecos, con 1,3 MP, resolución de 1280x960px. y hasta 64 megas de memoria interna. Vale, tal vez estés leyendo este artículo desde un terminal con 128GB de memoria, pero estamos hablando de tecnología con 17 años de solera.

Justo un año después, en marzo de 2005, por fin se alcanza la barrera de los 2 megapíxeles. Es la finlandesa Nokia con su N90, montando óptica de Carl Zeiss, autofoco y flash LED, la que da el definitivo golpe sobre la mesa. Muchos todavía andábamos mandando un SMS a mamá para que nos recogiese del cine, flipados con ‘Harry Potter y el prisionero de Azkaban’.

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Las ventas no dejaban de ascender: en España, hasta un 81% de los hogares ya contaba con móvil. Pero la pugna no había terminado, más bien al contrario: Sony Ericsson, quien previamente había lanzado su Cyber-Shot, presenta en 2006 ‘K800i’, teléfono con autofoco y 3,2 MP. Entonces Nokia contraataca lanzando su N95, un terminal donde mejora la cámara anterior hasta alcanzar los 5MP. Mientras, en Corea del Sur, un tal i8510 sube la apuesta con 8 megapíxeles.

La carrera por los megapíxeles estaba servida: en 2010, Nokia alcanza 16MP con su N8

El mercado del SMS y MMS —aquellos mensajes de texto preconfigurados con límite para 160 caracteres— fue ahogándose poco a poco a favor de las redes sociales. ¿Para qué queríamos centros SMSC en un mundo donde, vía Facebook, podíamos hablar durante horas sin gastar ni un céntimo?

Tanto da, el foco viró hacia otro lugar: los usuarios menos doctos en electrónica percibimos una carrera por las cifras. En 2009 abordamos los 12MP gracias al M8910 Pixon 12. En 2010, Nokia alcanza 16MP con su N8. Eso sí, hablar de sistemas operativos resultaba bastante más heterogéneo. Android apenas copaba el 50% del sector, con un buen puñado de alternativas haciéndose hueco: iOS, Bada, Symbian, MeeGo, Windows Phone 7, BlackBerry OS, e incluso Palm WebOS.

El surgimiento de la doble cámara

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Por suerte, ese afán por superar marcas quedó suspendido a favor de la usabilidad, de un conocimiento más profundo de los hábitos y deseos del usuario. Fabricantes como Huawei, HTC o LG tomaron una nueva perspectiva: ¿y qué tal sería apostar por una doble cámara con la cual crear fotos tridimensionales? Menos megapíxeles, más sensores.

Es entonces, durante el verano de 2011, cuando hace acto de aparición LG Optimus 3D con su doble cámara de 5MP para crear fotos 3D. Una tendencia en la que también se embarca HTC EVO 3D, Sharp Aquos… La posibilidad de recrear un efecto 3D sin usar gafas pasivas ya es una realidad.

¿Qué tal sería apostar por una doble cámara con la cual crear fotos tridimensionales? Menos megapíxeles, más sensores.

Un camino que desemboca, como decíamos, cuando la experiencia que aportan los fabricantes de lentes se suma a la experiencia de los principales productores tecnológicos. Así, en 2016 aparece Huawei P9, primer smartphone del mundo con cámara dual Leica, una apuesta que se diferencia de otras como la de LG u Honor.

Mientras tanto, los procesadores siguen su proceso de miniaturización, con cinco grandes nombres luchando por la corona Qualcomm, MediaTek, Samsung LSI, Spreadtrum and HiSilicon. Es este último el que sorprende a propios y extraños cuando, en 2014, Huawei presenta su Honor 6 Plus montando procesador Kirin 925, con 4 núcleos a 1,3 GHz y otros 4 a 1,8 GHz, sin obviar sus dos sensores OmniVision de 8MP que juntas producen imágenes de 13MP con un tamaño de píxel efectivo 1,98um (ultrapíxeles).

Y un apetito por innovar

Ya era hora de apostar por la vanguardia, desprenderse de las tendencias comunes y coquetear con la Realidad Virtual. En este escenario debuta Lenovo Phab 2 Pro y modelos similares, espoleando la tecnología de mapeado 3D de Google… y la Realidad Aumentada, por parte de Tango.

A partir de 2010 la tecnología brinda smartphones con doble cámara

No se trataba de contar con una cámara para echar buenas fotos en vacaciones. Era hora de aspirar a resultados profesionales, controlando proceso y parámetros, desde la ISO, enfoque, WB, exposición, hasta el resultado final —exportando en RAW—. HTC y LG saltan al 3D bandwagon, los propios fotógrafos se interesan por estas nuevas posibilidades: las cifras tiran por la ventana cualquier prejuicio pasado.

Y los medios se hacen eco de filmes comerciales rodados con teléfonos —como Framed o Tangerine—, cabeceras como Bon AppetitElleTime o Billboard publican portadas con fotografías realizadas con smartphones. La barrera nunca había sido tan difusa. Y así, llegamos hasta Huawei P10.

Sus especificaciones superan a muchas de esas compactas y digitales que tenemos por casa: flash LED, cámara trasera dual con un sensor IMX286 Exmor RS de 12 Mpíxeles (f/2.2, color, PDAF, con OIS) y otro sensor Leica de 20 MP (f/2.2, monocromo). Para rematar, la cámara frontal evoca aquellos primeros días de videoconferencias, donde el visor delantero era clave, montando 8 MP (f/1.9) con enfoque fijo y la capacidad de grabar vídeo a 4K. Herramientas que permiten retratos y capturas con más dramatismo.

Capturas en HDR, zooms analógicos, eliminación inteligente del ruido, angulares enormes, edición al vuelo, teleobjetivos y módulos opcionales para los auténticos sibaritas: si tienes las herramientas, ¿quién diría que estaríamos hablando de características tan avanzadas dentro de un teléfono, ese cacharro para llamar a casa cuando llegábamos tarde?

Y esto es sólo el principio.

Huawei

La trascendencia de la cámara móvil

El futuro se escribe ahora.

Han pasado 18 años y el juguete adolescente es ahora una herramienta profesional aplicada en estudios de diseño, publicidad, proyectos de arte, fotoperiodismo o incluso dentro del mercado de los eSports, con puntales como Clash of Clans, Vain Glory o Hearthstone. No olvidemos que el juego móvil genera 41.000 millones de dólares anuales.

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En cualquier caso, no hablamos de vencedores, sino de quienes apostaron por la creatividad, por aportar los mejores instrumentos posibles a los usuarios. Decíamos que los fabricantes no podían sospechar esta evolución. Por suerte, esta es una carrera donde el principal ganador es el usuario. Ahora, a por la mejor foto.

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