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En un futuro próximo todos tendremos que saber programar software

En un futuro próximo todos tendremos que saber programar software
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El software está en todas partes. Si estás leyendo este artículo en tu smartphone, tu PC o tablet, ya lo estás comprobando en tus propias manos.

Lo estamos viviendo en la automoción, a través de la domótica en electrodomésticos conectados, en cirugía asistida. Es la pieza cardinal de la actual carrera espacial y un actor principal frente a smart cities más eficientes y descontaminadas. Incluso lo hemos visto en la moda: decía PMR Research que el mundo de la “belleza conectada” generaría 54.000 millones de dólares para 2020.

No es atrevido decir que en un futuro no muy lejano cualquiera tendrá que tener unos conocimientos mínimos de programación. Los menos profesionalizados necesitaremos un acercamiento fáctico a la materia y los propios ingenieros de Software se verán en la obligación de especializarse cada vez más en sectores tan plurales como la robótica, los videojuegos, el mundo del Big Data, la Realidad Virtual, la ciberseguridad o la programación de bots para departamentos de logística.

Un mundo recién construido

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Esta universalidad ha propiciado que la Ingeniería de Software sea una de las piedras angulares entre las profesiones emergentes. Y la raíz de otras muchas que actualmente se encuentran bajo una gigantesca demanda en un mundo con 4.021 millones de usuarios conectados, más de la mitad de la población mundial.

Como apunta Olivia Fontela, directora de Marketing de InfoJobs, hablamos de un "amplio grupo de perfiles (…) profesiones que hace una década todavía no existían y que, en los últimos años, han experimentado un importante crecimiento haciéndose imprescindibles en cada vez más empresas".

Tal vez el mundo de la computación, a nivel académico, cuente con medio siglo de solera, pero la formación específica ha tardado mucho más en aterrizar sobre las facultades. Como señala la propia Fontela, "InfoJobs recogió 7.921 vacantes en 2016 para el puesto de especialista en Back Front End. Es el puesto que más profesionales demanda, seguido de programador app móvil (6.237 vacantes) y desarrollador de soluciones Big Data (4.292)".

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"El especialista en ciberseguridad encabeza la lista de nuevos puestos emergentes más demandados en España" — InfoJobs

La responsable de InfoJobs, arroja más datos: "el especialista en ciberseguridad encabeza la lista de nuevos puestos emergentes más demandados en España. La ciberseguridad se ha convertido en algo imprescindible para la supervivencia de las empresas (...) En 2009, el número de vacantes en InfoJobs que demandaban ingenieros de Seguridad de Red o ingenieros de Seguridad IT era de apenas 160. En 2016, el total de vacantes ascendía a 1.270 y el salario bruto promedio rondaba los 32.400 euros anuales".

Son vacantes de urgencia que disparan salarios: "lo que observamos en InfoJobs es que todavía no hay un gran volumen de personas con la formación necesaria para acceder a ellos. Eso hace que la demanda sea menor que la oferta y que, por tanto, las condiciones salariales que ofrecen estos puestos estén por encima de la media", continúa la directiva.

Sembrando para el futuro

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Como es evidente, para cambiar el futuro hay que actualizar el presente, revisar las metodologías y educar a los profesionales de mañana con las herramientas adecuadas. Esto pone sobre la mesa una realidad: la necesidad de mejorar los planes de estudio para adecuarlos a nuestro día a día.

Centros universitarios como U-tad han prestado atención a estas necesidades creando un grado en Ingeniería de Software con tres menciones de especialización: Ingeniería de Datos, Ciberseguridad, y Programación Gráfica, Sistemas Inmersivos y Videojuegos. Como señala, Daniel López Fernández, profesor de dicho grado en Ingeniería de Software de U-tad, la mejor metodología para formar a los futuros expertos es mediante "el aprendizaje basado en proyectos".

La meta merece la pena. En este sentido, el docente afirma que "alguien con conocimientos de matemáticas, informática, bases de datos, que sepa manejar todo eso, tiene trabajo asegurado. Y también es donde más dinero se gana".

La parte lúdica del aprendizaje

"No tiene sentido que el alumno venga a clase, se siente y el profesor le dispare pelotas de conocimiento, que es el modelo clásico", añade el educador. Para esto existen muchas soluciones con mejores resultados a corto plazo, como la gamificación en las aulas. "Nosotros usamos Classcraft, un software que sirve para que los alumnos vayan ganando puntos: cuando hacen cosas en equipo, reciben recompensas, pasan pruebas, suben niveles…", explica Daniel López.

Esto forma parte de las metodologías activas y nace con la intención de que el aprendizaje teórico sea más motivante, ya que, como sentencia el docente, "los alumnos vienen a hacer, no a escuchar".

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U-tad propone un modelo transdisciplinar único para aprender de forma natural cómo trabajar en equipo

"En U-tad, en la mayoría de asignaturas, ellos no se ponen a programar cualquier cosa, sino que les proponemos un proyecto. Programamos, por ejemplo, una aplicación con la que gestionar tus videojuegos; actualmente, con los alumnos de 2º hemos realizado una votación de propuestas de proyectos basados en economía colaborativa para el cuidado de mascotas". Se trata, en suma, de formar al alumno mediante una enseñanza 'profesionalizante'.

Esto nos acerca a la pauta laboral, donde es usual encontrarse con una serie de metas semanales, de goals por alcanzar. ¿Y cómo se logra que el salto de lo académico a lo profesional sea lo más suave posible? "En U-tad estamos en un campus interdisciplinar en el que hay ingenieros de software, diseñadores gráficos, desarrolladores de videojuegos o animadores. Podemos hacer proyectos en los que trabajen todos juntos, en los que colaboren de forma cooperativa", indica López.

Por supuesto, este modelo requiere de una dedicación y comunicación especial. "Cuando trabajamos en un proyecto, alumnos de niveles diferentes obtienen un aprendizaje multidireccional", resume el profesor.

Un mercado laboral exigente y prometedor

No estamos ante una moda propiciada por un ciclo económico. Todos los sectores nominales se han visto afectados (y beneficiados) en mayor o menor medida por el software. Y la tendencia es que el impacto continúe creciendo.

Hemos visto edificios construidos por impresoras 3D que soportarían terremotos de  magnitud 8 y drones enviando pedidos de Amazon a la puerta de casa. Nos encontramos frente a un área en crecimiento exponencial que centros universitarios como U-tad han tenido a bien focalizar con sus distintas formaciones.

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No estamos ante una moda propiciada por un ciclo económico, todos los sectores se han visto afectados por el software

Pero ¿qué hay de todos esos profesionales con formación autodidacta o freelances que llevan años embarcados en el mercado laboral? "Si el bagaje es muy alto, podrían optar por un postgrado (...) Cuando no tienes a un profesor que va guiándote adquieres malas costumbres, al ser autodidactas, se han limitado “a que esto funcione, no a que esto esté bien”. En la experiencia académica, enseñaremos a que hagan las cosas de la forma correcta", apunta Daniel López.

En este punto, el profesor distingue también entre una persona que hace un curso de programación y un ingeniero de Software: "el segundo tiene mucho recorrido, puede programar sobre casi cualquier plataforma, y además usará técnicas de programación, algoritmos avanzados, que un programador con un curso de tres meses no puede desarrollar".

Por ello, es tan importante formarse y mantenerse en constante alerta. En este contexto, la firma Tripwire predice que la actual evolución tecnológica de las smart cities y la explosión del Big Data proponen una necesidad muy difícil de abastecer.

Y ya no se trata tan solo de una necesidad empresarial, sino del amplio recorrido que tendrán estos alumnos durante su futuro social y profesional, formados en titulaciones tan jóvenes que hace una década ni existían, algo vivo y mutante en un escenario con un porvenir por escribir. Un escenario donde serán ellos quienes dibujen las líneas maestras, sin duda.

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