Quien jugó al Scalextric con un R5 Turbo va a vivir muchas sensaciones al ver su nueva versión eléctrica hecha realidad

No sé tú, pero yo aprendí a conducir en las máquinas recreativas. Formo parte de esa generación a la que se le iban los ojos con ‘Sega Rally’ y que volvía a casa y quemaba el ‘Gran Turismo’. Y Renault 5 Turbo destacaba sobre el resto. Aquella bestia de los 80, con los pasos de rueda como si hubieran sido dibujados por un diseñador de Mazinger Z, no era solo un coche: era un arma homologada para carretera. Motor central tras los asientos, tracción trasera, 1.4 litros turbo que escupía 160 CV —una barbaridad para algo tan pequeño—... no se parecía a nada de su época, ni de ahora.

Hablamos de uno de los coches más famosos del Grupo B de rallyes, un torpedo potenciado hasta los 350CV —el que luego acabarían llamando Renault 5 Maxi Turbo—.  Imagino que su debut fue como ver a un personaje de Street Fighter en un torneo de boxeo. Ganó el Montecarlo del 81 con Jean Ragnotti volando entre nieve y asfalto.

Y ahí se selló el mito. Porque el Turbo no solo corría, realmente inspiraba. Estaba en revistas, en Scalextric y en mi consola. Recuerdo pilotarlo el Turbo 2 original (en azul Alpine, claro) con la pantalla quemada, soñando con tenerlo algún día en el garaje, el real. Creo que, si busco bien, encuentro la maqueta a escala 1:43 que tenía justo al lado de la consola. Hasta que pueda tener el modelo real.

Porque ahora, décadas después de su debut, Renault recupera su esencia en clave eléctrica con R5 Turbo 3E, un "mini-super-deportivo" —así lo han denominado—, un homenaje moderno al clásico irrepetible. Y esto no va de nostalgia, es justicia poética, porque redefine el concepto de coche deportivo urbano.

El mito del R5 Turbo

Basado en el popular Renault 5, el Renault 5 Turbo nacía en 1980 con las pistas de barro en mente, con Lancia como rival y el claro objetivo de superarle. Su diseño, con pasos de rueda ensanchados, tomas de aire laterales y una postura radicalmente agresiva, lo llevó a ser un éxito instantáneo en las revistas de la WRC.

No en vano, no solo dominó las carreteras y los circuitos, sino que también se convirtió en cultura pop para una generación. Su rareza, su potencia y estilo elevaron su estatus y apareció en videojuegos como Colin McRae Rally, en películas como ‘Michel Vaillant’ y en la imaginación de miles de niños que recortaban sus fotos de revistas. Sí, era yo, no me escondo.

Fue uno de los coches coperos de los 80 —al Alpine Turbo lo llamaban Copa Turbo—. Ya lo decían en Top Gear: “este es el coche de producción más potente procedente de Francia”. Hasta hay una serie en Amazon Prime Video para empaparse mejor de la mitología de este coche, ‘Anatomy of a Comeback’. Por supuesto, te la recomiendo.

Han pasado más de 40 años y aquí estamos con un modelo que se adapta, con esa E de eléctrico. Y no, no es un coche para ir a hacer la compra (aunque yo lo haría igual). El 3E no busca ser un SUV disfrazado de deportivo. Busca derrapar, hacer ruido —aunque sea digital— e invitarte a disfrutar de la conducción que disfrutaba yo de niño. No copia un lenguaje, lo revive preservando el ADN. Como si le hubieran metido una Game Boy y una batería de litio en el corazón.

Esta adaptación es la constatación de que la electrificación puede traer de vuelta algunos de los mitos más queridos del automovilismo y hacerlo con respeto y con buen gusto. Desde que se filtraron los primeros teasers en 2022, decenas de webs empezaron a hablar de los renders. En Reddit, lo comparaban con el Audi Sport Quattro y el Lancia 037, pero siempre concluyendo lo mismo: “Este coche tiene alma”.

La comunidad lo ha hecho suyo antes de que salga a la calle y eso es una señal clara de que no estamos ante un simple concept car. Y lo que no tiene es turbo, pero ni falta que le hace, con un 0 a 100 km/h de poco más de 3 segundos, marca propia de un superdeportivo de medio millón. Solo hace falta echar un ojo a las capacidades de su batería, con 548 CV y una autonomía de 400 kilómetros, según el ciclo WLTP, aunque está pendiente de homologación. Solo es cuestión de tiempo que vuelva a Le Mans, aunque su versión de 2022 exclusiva para competición ya cosechó algunos éxitos (ahora podemos tener su miniatura con todo lujo de detalles en la estantería).

Cero emisiones, mil sensaciones

A nivel técnico, el R5 Turbo 3E es un bicho raro y eso me encanta. Su relación longitud/anchura es de 2,01. Para que te hagas una idea, eso lo pone en territorio de deportivos de motor central. Y en cuanto a la potencia, lo dicho: 548 CV (403 kW) y un par de 4800 Nm —sí, has leído bien, cuatro mil ochocientos, por encima de una cabeza tractora gigante—. En cuanto a velocidad punta, 268 km/h, más de lo que yo nunca esperaría probándolo en un circuito oval ante un bicho de 1450 kg de peso.

¿Qué pasa con la batería? Que monta un pack de 70 kWh y admite carga rápida de 350 kW, pasando del 15 % al 80 % en 15 minutos. Por si fuera poco, hay un botón de adelantamiento en el volante, como en los Fórmula E, que te da un extra de empuje para… lo que tú quieras. Y cuatro modos de conducción: Nieve, Normal, Deportivo y Carrera. Los dos últimos son los que vas a usar si sabes lo que llevas entre manos.

Interior digital, exterior turbo-real

Y la fibra de carbono recorre todo el chasis. El parabrisas va más retrasado que en R5 E-Tech eléctrico y la batalla es 3 cm más larga. Con esas rejillas funcionales —las superiores alimentan la aerodinámica trasera, las inferiores refrigeran los frenos— y el capó con salida de aire para generar carga aerodinámica, conducirlo tiene que ser una experiencia retrofuturista.

Si te fijas en las fotos verás la locura del diseño, con asientos baquet, jaula FIA, arneses de seis puntos… aquí hay una base sobre la que construir competición, está claro. Dentro hay sitio solo para dos valientes —el espacio va para equipaje, porque puedes llevar maletas—, los asientos son tipo butaca con arneses de seis puntos.

Dos pantallas dominan el salpicadero, una de 10,1” y otra de 10,25”, con apps de Google centralizadas en el sistema openR link, optimizadísimo y con más de 50 aplicaciones de navegación, música y podcasts, y noticias deportivas. Como fuera, aquí no hay sitio para el aburrimiento: todo está orientado al piloto, con animaciones gráficas y detalles que parecen sacados de un arcade japonés.

Un homenaje a la vieja escuela… con tecnología del futuro

Ya se ha confirmado que existirá la posibilidad de elegir acabados exteriores inspirados en decoraciones míticas como el Tour de Córcega 1982 (amarillo, blanco y negro) o el Rouge Grenade. Y quien pueda y quiera más, también se podrán personalizar los vinilos —oportunidad de oro para , recurrir a la citada iluminación LED pixelada, materiales interiores (como Alcantara reciclado) y hasta los sonidos del sistema. Una oda al tuning, pero con cabeza. Un juguete adulto para los que crecimos quemando rueda en la SNES y la primera PlayStation.

En declaraciones recogidas por Autocar y TopGear, los diseñadores destacan que el R5 Turbo 3E está pensado como un "art car" funcional, una pieza de coleccionismo que también está lista para quemar rueda en carretera. Y es agradable saber que, por un lado, se deja de lado el motor de combustión pero por otro no se pierden las sensaciones del turbo.

Cuándo y cómo se puede reservar

De este mítico modelo solo se fabricarán 1980 unidades. Sí, la cantidad no es casualidad. Como decíamos, 1980 fue el año que nació su abuelo. Renault abrirá las reservas en breve, a través de invitación directa y en eventos especiales de la marca como el Renault Re-Factory Tour. Y se espera que las primeras unidades lleguen a manos de sus afortunados dueños a finales de 2025.

La buena noticia es justo esa, que aunque Renault 5 Turbo 3E no será un coche de producción masiva, sino una pieza de colección para fieles de la marca —y de los coches con historia—, saber que esto existe es digno de celebrar. El rally sigue vivo, y esta vez, es eléctrico.

Imágenes | Renault