Tras 27.000 kilómetros con el Galaxy SmartTag 2, he comprobado que puedo encontrar cualquier objeto perdido

  • Esta segunda generación está justificada gracias a mejoras en funcionalidad y diseño

  • Sigue siendo obligatorio tener un móvil o tablet de Samsung para poder utilizarlo

Aunque los localizadores Bluetooth existían desde hacía años, en 2021 Apple y Samsung hicieron su entrada en este segmento de dispositivos con los AirTag y los Galaxy SmartTag respectivamente. Son dispositivos cerrados al ecosistema de cada una de las marcas y la idea es que los unamos a objetos susceptibles de pérdida para facilitar el encontrarlos.

Son dispositivos que realmente no necesitan una actualización cada cierto tiempo, pues la finalidad sigue siendo la misma, pero el año pasado, Samsung lanzó una segunda generación de su localizador. Tras probarlo durante meses con varios viajes largos de por medio, vamos con el análisis del Samsung Galaxy SmartTag 2.

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Ficha técnica del Samsung SmartTag 2


Samsung Galaxy SmartTag 2

Dimensiones

28,8 x 52,44 x 8 mm

Peso

13,75 gramos

Conectividad

Bluetooth 5.3

UWB

Aplicación

Buscador

SmartThings

Compatibilidad

Tables y smartphones Galaxy con Android 9 o superior

Protección

IP67

Autonomía

500 días en modo normal

Hasta 700 días en modo de bajo consumo

Batería intercambiable CR2032

Precio

30 euros


Diseño más refinado que el de la generación anterior

Hay que decir que el SmartTag 2 tiene varios cambios tanto en funcionamiento como en tecnología, pero evidentemente lo que más llama la atención es el diseño. El primero estaba bien pensado al ser muy pequeño, pero contando con un orificio para poder colocarlo fácilmente en un llavero o una correa.

Es algo que se mantiene en esta segunda generación, pero ahora ese orificio cobra mucha más importancia no sólo para que sea más fácil ponerlo y quitarlo, sino también para aumentar el rango de compatibilidad con correas. Por ejemplo, es mucho más sencillo colocarlo en una correa de una cámara, en una tira de una mochila o en el arnés de una mascota sin necesitar una anilla (no viene ninguna en la caja, por cierto).

El nuevo diseño hace que sea más fácil de colgar. También me parece mucho más discreto

En el día a día me parece algo más cómodo que el anterior. Este no tiene la pancita que sí vemos en el SmartTag de 2021 y puedes guardarlo en el bolsillo interior de un abrigo, en un doble fondo de una bolsa de cámara o mochila o en un rinconcito de la maleta, haciendo que detectarlo de una pasada sea más complicado si te sustraen el objeto. Si lo cuelgas del collar de una mascota y te preocupa el peso, es de sólo 13,75 gramos.

Aunque la primera generación era discreta, esta nueva generación me parece algo más fácil de esconder y ocupa menos espacio realmente en el llavero, pero pese al cambio de dimensiones, no hemos perdido ni el botón de función ni la batería de botón. De hecho, la autonomía es algo mayor que en la primera generación, pero ya llegaremos a eso.

Ahora no tenemos el texto Galaxy SmartTag 2 dentro de un círculo que evidencia que ahí hay un botón, pero dicho botón sigue existiendo y nos permite realizar diferentes acciones tanto con el móvil (que suene si no lo encontramos, por ejemplo) como con dispositivos del ecosistema Samsung. No he tenido problemas con pulsaciones accidentales, ya que está algo hundido y hay que ejercer cierta fuerza, y algo que me gusta es que

Y me gusta que el orificio venga rematado con aluminio porque hace que tengamos la sensación de que ha dado un salto en calidad de construcción respecto a la primera generación. Esto, por cierto, no se queda en una mera sensación, ya que mientras el primer SmartTag se quedaba en certificación IP53 que palidecía contra el agua, la nueva generación cuenta con certificación IP67.

Sólo compatible con Samsung y con controles de domótica

Como decimos, hay varios elementos que cambian en este SmartTag 2, pero algo que se mantiene invariable es que sólo puede ser pareja de un smartphone o tablet Galaxy. Es decir, nada de tener al SmartTag 2 como el 'AirTag de Android' porque no funciona con ningún dispositivo móvil que no sea de Samsung.

Cuando abrimos el paquete del SmartTag 2 y tenemos el smartphone cerca, automáticamente lo encuentra y podemos realizar el proceso de emparejado. El dispositivo estará vinculado a nuestra cuenta de Samsung y sólo desde ahí podremos darlo de baja, por lo que si nos lo roban o alguien se lo encuentra, no será fácil que lo ponga a su nombre.

La comunicación con el dispositivo es vía Bluetooth 5.3 con una distancia máxima de 120 metros (aunque cuando me he acercado a ese límite, pero sin sobrepasarlo, he empezado a tener interferencias notables) y ultrawideband si tenemos un móvil compatible. Para realizar el análisis del Galaxy SmartTag 2 utilicé un Galaxy S23 y este modelo no cuenta con tecnología UWB, por lo que no pude encontrar el dispositivo de manera precisa.

En móviles sin tecnología UWB, la localización sigue una mecánica de frío/caliente

Ahora bien, no te preocupes porque sí, no vas a tener los datos más precisos, pero el Bluetooth BLE en otros móviles y tablets Samsung permite encontrar el dispositivo con un sistema que nos marca lo fuerte o débil que es la señal y, cuando es muy fuerte, siempre podemos pulsar la opción de que emita un pitido para encontrarlo. El altavoz es algo más potente en esta segunda generación, algo que se agradece.

Antes de pasar al propósito del SmartTag 2, me gustaría hablar de lo cómodo que es que el dispositivo esté vinculado a nuestra cuenta de Samsung. El motivo es que el control del mismo se realiza tanto desde la aplicación SmartThings como de la más reciente 'Buscador' que lanzó la compañía hace unas semanas y, al estar en SmartThings, tiene visión de otros dispositivos del ecosistema Samsung. SmartThings estará instalada en tu Samsung y 'Buscador' la puedes encontrar en la Galaxy Store o a través de este enlace.

También podemos localizar el móvil pulsando el botón del SmartTag 2

Así, si tenemos un dispositivo de Samsung como un televisor, por ejemplo, podemos encender o apagar el mismo desde el botón del SmartTag 2, pero también realizar alguna que otra opción que podemos configurar de una lista predeterminada. También podemos encender o apagar las luces de otras marcas que tengamos en casa, pero que sean compatibles con el ecosistema Samsung.

Algo que me resultó de tremenda utilidad es, al llevar un SmartTag en el llavero, pulsar el botón justo antes de introducir la llave en la cerradura de casa para que, al entrar, la luz del pasillo ya estuviera encendida. Ahí ya depende de cada uno el aprovechar más o menos este botón, pero sólo por ese control de la domótica (aunque sea muy básico), ya me parece que merece la pena frente a otros localizadores compatibles.

Pero… ¿funciona? Me he ido a Tailandia y Amberes para comprobarlo

Esos usos alternativos están muy bien, pero aquí lo que importa es localizar lo que perdamos. Si estamos dentro del rango de los 120 metros, vamos a poder rastrear con nuestro móvil el dispositivo con una mecánica de frío/caliente que nos indica en pantalla si estamos más o menos cerca del objeto. Aquí hay que fiarse de la precisión del BLE, que tampoco es excelente, pero lo cierto es que cuando estamos cerca del objeto, podemos hacer que pite para que sea más sencilla su recuperación.

Con un móvil con tecnología UWB, la cosa cambia. Cuando estemos cerca del objeto, la interfaz muestra los metros a los que se encuentra y, además, podemos activar un modo de navegación por realidad aumentada que, con flechas, va indicando la dirección en la que debemos buscar. Es útil, pero sobre todo muy visual y mucho más preciso que en móviles sin UWB.

Lamentablemente, en Samsung los móviles con UWB son las versiones Ultra -como el Galaxy S24 Ultra- o plegables como el Galaxy Z Fold5. Pero bueno, si tienes otro modelo de Samsung, te aseguro que vas a encontrar el SmartTag entre la mecánica de frío/caliente y el pitidito. Eso es útil cuando estamos dentro de casa para encontrar llaves o lo que sea, pero… ¿qué pasa cuando estamos fuera de casa y hemos perdido algo?

Bueno, aquí entra en juego tanto la localización gracias a móviles de otros usuarios como a la navegación por Google Maps. Cuando otros usuarios con móviles Samsung y SmartThings pasan cerca del SmartTag 2, lo geolocalizan y, automáticamente, se envía al sistema la posición aproximada del dispositivo. Esto es respetuoso con las personas que sirven como 'baliza', ya que es totalmente anónimo y transparente al usuario al no necesitar realizar ninguna acción ni involucrar datos personales.

Con la primera generación, para que cualquier persona sirviera de ayuda para encontrar un SmartTag, había que tener SmartThings instalado y haber dado permisos para rastrear dispositivos. Eran demasiadas condiciones a cumplir, pero con esta segunda generación y en un móvil reseteado de fábrica como el Galaxy S23, no he tenido que dar permisos de nada para ser de ayuda, y puede que las condiciones se hayan relajado un poco y baste con tener SmartThings configurado.

¿Por qué digo esto? Pues porque he tenido dos viajes importantes (a Amberes y a Bangkok) y me he llevado el SmartTag 2, pero no el S23. De este modo, he hecho el papel de una maleta que se ha ido a dar vueltas por el mundo y, al llegar a casa, comprobé el historial de ubicaciones. Porque sí, la aplicación cuenta con un historial en el que podemos consultar el recorrido del dispositivo de los últimos siete días, algo bastante útil si, por ejemplo, te pierden una maleta en el aeropuerto.

Confieso que, al llegar a casa no sabía muy bien cómo saldría el experimento y si suficiente gente pasaría cerca como para posicionar mi ubicación -y la del SmartTag 2-, pero el resultado fue muy, muy positivo.

No sólo me monitorizaron en todos los puntos importantes en los que estuve, sino que en Tailandia fue más preciso aún que en Amberes. Siempre te da la calle en la aplicación y puedes ir a Google Maps de forma sencilla, por lo que considero que, si te lo dejas en una cafetería en la que has estado por la tarde o algo por el estilo, volver a por el dispositivo es bastante sencillo.

Ahí ya depende de muchísimas cosas, como de si te lo han robado, si alguien lo ha cogido para llevarlo a una comisaría o si está en el sitio en el que se quedó olvidado, pero lo importante es que funciona.

¿Y si alguien lo encuentra?

Lo que recomiendo es que, si llegas a casa y te das cuenta de que te has dejado la cartera en la que llevas el SmartTag 2, abras la aplicación de Buscador y lo marques como objeto perdido. Esto es útil porque te permite grabar un mensaje como "Me he perdido, llámame al 6xx xxx xxx" y recibirás una notificación cuando alguien lo encuentre.

¿Cómo puede la otra persona ver esa información de contacto? Para esto no necesita tener un móvil Samsung, pero sí uno con NFC. Escaneando el SmartTag 2, aparecerá esa información de contacto en su teléfono y podrá ponerse en contacto para devolverlo o dejarlo en algún punto.

Esto es extremadamente útil con personas, pero también con animales. Aunque no es un localizador GPS, Samsung contempla que lo vamos a usar enganchándolo en el collar de una mascota y esa forma de tener los datos personales en el dispositivo es una buena idea.

Ahora bien, ¿cómo sabe la otra persona que puede escanear eso? Pues es una buena pregunta porque… no lo sabe. Es decir: o es consciente de que eso es un localizador, o puede pensar que es el mando de una cochera, un puntero o un sistema de pitidos para el perro (porque cuando pulsas el botón, pita). Habría estado genial que Samsung serigrafiara tanto el símbolo de la 'N' como las siglas 'NFC'.

Una autonomía envidiable

De los 300 días que afirmaba Samsung como autonomía de la primera generación, pasamos a 500. Tiene un modo ahorro que lo lleva hasta los 700 días (casi dos añazos), pero el modo 'base' es una mejora significativa de lo que ofrecía el primer modelo. Utiliza el mismo tipo de batería, una CR2032 que podemos intercambiar fácilmente.

En la superficie metálica podemos encontrar un pequeño orificio que nos permite introducir una herramienta como el pinchito de la SIM del móvil para abrir la bandeja de la batería. El proceso de cambio es extremadamente sencillo porque únicamente tenemos que cambiar la batería que venía de fábrica por una nueva cuando lo necesitemos y, en cuanto volvamos a introducir la bandeja, el SmartTag 2 volverá a ser visible para nuestro móvil.

La aplicación nos permite conocer la batería que queda al SmartTag 2, por lo que es complicado que nos pille por sorpresa  y, como digo, no hay que preocuparse por volver a configurarlo, que se pierdan datos o lo que sea: todo estará como hasta el momento anterior al cambio de pila.

Samsung SmartTag 2, la opinión de Xataka

Con la experiencia acumulada por Samsung con la primera generación, es lógico que este SmartTag 2 cumpla perfectamente con su cometido. Es de lo más útil para encontrar objetos por casa, que hayamos olvidado en una tienda o cafetería o que no sepamos dónde hemos puesto (las llaves de casa en el coche, por ejemplo, cuando mi cabeza ya las estaba dando por perdidas).

Supone una mejora significativa en diseño y características, pero la sensación es la de que este es el modelo que Samsung debería haber lanzado desde el principio

De lanzamiento llegó con el modo offline activado, algo que le faltó a las primeras semanas de la anterior generación y ese modo 'pérdida' me da un extra de seguridad por si pierdo el objeto anclado al dispositivo. Lo malo es que la otra persona debe saber que lo puede escanear con NFC para ver mis datos, pero es algo que permite que, incluso en un lugar en el que no haya casualmente ningún Samsung alrededor, alguien que lo encuentre pueda avisarme de la pérdida.

Puede que, curiosamente, sea uno de los dispositivos del ecosistema más discretos y que pueden pasar desapercibidos (lo mismo para los AirTag), pero seas una persona olvidadiza o no, por una inversión relativamente pequeña tienes un extra de tranquilidad tanto si viajas como si lo añades a algo del día a día como la cartera o las llaves.

Y es posible que parezca una tontería el cambio de diseño, pero me resulta muchísimo más cómodo en el día a día. Gracias a un orificio mayor, es más fácil colocarlo en el arnés del perro sin necesidad de una anilla extra, en una cincha de una mochila de excursión o en la correa de la cámara, así como en más tipos de llaveros. El grosor de 8 milímetros hace que sea algo complicado introducirlo en algunas carteras, pero bueno, en la mía sí entra.

Ahora bien, durante todo el periodo de análisis de este SmartTag 2 no he podido quitarme de la cabeza esa sensación de que es el SmartTag que Samsung debería haber lanzado desde el principio.

El dispositivo ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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