Supertifones, olas de calor extremas o devastadores incendios: así se ve desde el espacio el clima extremo que sufre La Tierra

Son días de clima extremo en algunos puntos del planeta (y lo que queda), tifones en Japón, gotas frías en el Mediterráneo y otros eventos que no sólo se perciben desde esas mismas latitudes. La NASA, con sus ojos desde el espacio, no les pierde el rastro y han mostrado sus herramientas de monitorización para eventos de clima extremo para que veamos esas curiosas imágenes.

La agencia espacial norteamericana trabaja en conjunto con la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) para poder seguir el rastro de huracanes de máxima potencia, lluvias torrenciales, sequía extrema y otros tipos de climas extremos. Explica la agencia que en la actualidad se consigue una cantidad de datos sobre la climatología sin precedentes, y toda esa información se comparte públicamente para poder predecir, monitorizar y atajar en la medida de lo posible estos eventos climatológicos.

La NASA y la NOAA cuentan con una constelación de satélites con la que monitorizan la totalidad del globo, ayudados por una pequeña flota de aviones de los servicios forestales de Estados Unidos. Además, herramientas como las que incluye el avión Global Hawk proporcionan una serie de datos de las tormentas que según la agencia no podrían ser obtenidos de otro modo, al poder volar este avión sobre una tormenta y lanzar sondas a la misma.

Altas temperaturas

Por desgracia, los récords de altas temperaturas, los deshielos e incluso que las centrales nucleares paren de funcionar por el calor son temas que tratamos aquí al ser efectos del cambio climático que hemos causado y se ha acentuado las últimas décadas.

En este caso nos muestran una progresión del cambio de temperatura global (en superficie) desde 1880 hasta 2018. La escala de color es la intuitiva: rojo temperaturas más altas, azul las más bajas. Dice la NASA que 18 de los 19 años más cálidos se han dado desde 2001, con el récord histórico el pasado mes de septiembre, y la consecuencia del aumento progresivo de la temperatura media en 1 grado centígrado ha provocado que el nivel del mal suba 178 milímetros en los últimos 100 años.

La culpa: demasiadas emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera que hemos creado nosotros, los seres humanos. El futuro: poco esperanzador, que las temperaturas sigan aumentando.

Sequías e incendios extremos

Julio de 2019 también fue un mes de récord hablando de altas temperaturas y ni se salvó Ourense ni se salvó Alaska. La región experimentó una grave ola de calor que vemos en la imagen de la izquierda representada por las altas temperaturas del aire, mientras que a la derecha lo que vemos son los incendios que se dieron en esta misma zona durante estas fechas.

Imagen: NASA

Las altas temperaturas pueden provocar con relativa facilidad sequías y el riesgo de incendio aumenta, con árboles más débiles y secos. La NASA nos muestra un incendio visto en el norte de California por el satélite Landsat 8, comentando que esta región cada vez experimenta más incendios debido a esas condiciones.

Imagen: NASA/USGS

Huracanes, ciclones y tifones

El último Gran Premio de Fórmula 1 tuvo que modificar su agenda debido al supertifón Hagibis. No es la primera vez que ocurre esto en esta competición al ir a las islas niponas, ni tampoco la primera vez que la región se enfrenta a algo así de potencialmente devastador, y la NASA nos muestra cómo se vio esto desde el espacio el pasado 11 de octubre gracias al MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer), así como el huracán Dorian el pasado mes de agosto.

Imagen: NASA

La intensidad de este tipo de tormentas intensas tropicales se ha incrementado en los últimos 30 años; son más fuertes, ocurren más y duran más. El calor es uno de los gatillos que les da energía, proviniendo de un océano cada vez más caliente. Hablábamos de Hagibis y explica la agencia que pasó de tormenta tropical a una categoría 5 en menos de un día (de ahí que se le pusiese ese "súper").

Tormentas de nieve

Lo extremo no sólo abarca sequías e incendios, las nevadas intensas también son más habituales en las últimas décadas aunque no siempre están ligadas al cambio climático. Lo que nos muestran en este caso son más imágenes del MODIS vigilando esta vez las fuertes nevadas sobre Nueva Inglaterra (Estados Unidos) en enero de 2011.

Estados Unidos ha sufrido más nevadas extremas en el último siglo, sobre todo en los dos tercios este del país. Este año vimos un ejemplo en Chicago, con temperaturas de hasta -28 grados centígrados, y apuntan en la NASA que además de la influencia de unos océanos más calientes está la de eventos como El Niño.

La realidad que nos rodea

No hace mucho dijimos que si tienes menos de 34 años, nunca has vivido un mes con temperaturas inferiores a la media. Hay ya muchas generaciones nacidas con un clima cambiado de manera irremediable, pero aún así hay muchos ámbitos en los que se podría actuar (otra cosa es que se quiera).

No obstante, la NASA y el resto de organizaciones no pretenden arrojar una visión pesimista con estas imágenes, sino ayudar a intentar prevenir los daños que estos devastadores eventos pueden suponer en la medida de lo posible con las predicciones y que éstas sean cada vez más exactas. Lo que no conviene, por jóvenes que seamos, es que nos parezca normal el calentamiento global, patente con eventos como los grandes bloques de hielo que cada vez vemos desprenderse con más frecuencia.

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