Surface Pro 4, análisis: el más imitado sigue siendo inimitable

Hace unos tres años me compré la primera versión del Surface Pro. Ya lo había probado gracias al trabajo en Xataka, conocía las limitaciones y numerosos compromisos del producto, pero estaba enganchado a las ideas detrás de Surface: la convergencia, el 2 en 1, la creación de una categoría nueva.

Ha pasado el tiempo y llega a nuestras manos nada más y nada menos que la cuarta iteración del Surface Pro. Partiendo de que las novedades respecto a la Pro 3 no suponen un cambio de calado en la propuesta hemos decido apostar por un análisis diferente. No tan enfocado en evaluar si es un dispositivo de calidad (lo es, y mucho), sino para qué tipo de usuario tiene sentido algo como la Surface Pro 4.

Especificaciones técnicas

Surface Pro 4
Pantalla 12,3 pulgadas PixelSense resolución 2.736 x 1.824, ratio 3:2, densidad de 267 ppp
Tamaño 292.10mm x 201.42mm x 8.45mm
Peso Entre los 766 y los 786 gramos según la configuración, sin contar teclado
Procesador Intel Core m3 / i5 / i7 generación Skylake.
Gráficos Versión m3: Gráficos Intel® HD 515; i5: Gráficos Intel® HD 520; i7: Gráficos Intel® Iris
RAM 4/8/16 gigas
Disco 128/256/512 GB según precio
Versión S.O. Windows 10 Pro
Conectividad Wi-Fi (802.11a/b/g/n), Bluetooth 4.0
Cámaras Dos cámaras 720p HD, frontal y posterior
Puertos USB 3.0, lector de tarjetas microSD, Mini DisplayPort, puerto de funda / teclado, SurfaceConnect para el dock

Precios

  • 128 GB SSD e Intel Core m3: 999 euros

  • 128 GB SSD, 4Gb RAM e Intel i5: 1099 euros

  • 256 GB SSD, 8Gb RAM e Intel i5: 1499 euros

  • 256 GB SSD, 8Gb de RAM e Intel i7: 1799 euros

  • 256 GB SSD, 16 GB RAM e Intel i7: 1999 euros

  • 512 GB SSD, 16 GB RAM e Intel i7: 2449 euros

  • Type Cover (se paga aparte): 149,99 euros

Primer un paseo en vídeo: review del Microsoft Surface Pro 4

El Surface Pro 4 como dispositivo

El jugar a portátil y tablet derivaba, en el caso del Surface Pro, a hacer sacrificios en alguno de los dos lados a la hora de plantear el dispositivo. Si apostabas por ser competitivo como portátil tenías el problema de acabar con un tablet grueso, que disipa mucho calor y pesado.

Como dispositivo la nueva Surface Pro es un estupendo portátil para llevar a todos lados, no sólo ligero y fino, es un cacharro realmente bien diseñado; como tablet encaja bastante bien en un concepto de tablet grande con más pretensiones que la de ser pantalla de consumo

Si, como otros, apostabas por ser competitivo como tablet con un dispositivo ligero, delgado y con micros que no necesitaran apenas ventilación te quedabas corto de potencia, con una máquina que lastraba la productividad.

Microsoft con la gama Pro siempre ha dado prioridad al lado "portátil", mientras atacaban a la gama tablet con la versión Surface sin apellidos o con la original "RT". Es así como lo vienen presentando y con quienes se comparan en el mercado, por muchos debates que queramos tener sobre si fue antes el huevo (portátil) o la gallina (tablet).

El caso es que con Pro 4 Microsoft ha conseguido unas dimensiones en cuanto a grosor (apenas 8.4 mm) y peso (entre los 766 y los 786 gramos según la configuración, sin contar la Type Cover) que rompen esta necesidad de elegir: como dispositivo la nueva Surface Pro es un estupendo portátil para llevar a todos lados, no sólo ligero y fino, es un cacharro realmente bien diseñado; como tablet encaja bastante bien en un concepto de tablet grande con más pretensiones que la de ser pantalla de consumo.

La versión que hemos analizado (con un micro i5 y ocho gigas de RAM) ha costado mucho llevarla a un cierto calentamiento, pero cuando lo hemos logrado sí que ha resultado algo incómodo. Microsoft apunta a un sistema de refrigeración híbrido: uno "pasivo" que se encargar de repartir el calor por todo el chasis cuando no ponemos la CPU al máximo y con el que se consigue mucho menos ruido; otro activo que se enciende cuando se llega a cierto nivel de calor, más ruidoso y que sólo hemos conseguido notar en videojuegos y, eso sí, cuando algún proceso de Windows se ha quedado "atascado" consumiendo recursos.

En esto hay una parte que tenemos que reconocer a Intel el trabajo con Skylake y a Microsoft por saber esperar y saltarse Broadwell, buena decisión.

Continua siendo marca de la casa el cada vez más imitado kickstand, que con su flexibilidad de ángulos soportados consigue que nos podamos olvidar de perder ángulos de trabajo frente a un portátil de factor forma tradicional. Si te toca trabajar viajando en tren o avión lo agradecerás mucho frente a propuestas que limitan a una única posición de ángulo de pantalla.

El Kickstand, una pequeña gran obra de ingeniería

Tenemos también el lateral magnético, para emparejar el lápiz al dispositivo minimizando en parte la pérdida del mismo... y digo en parte porque si no hay oquedad hay que asumir que el lápiz mejor llevarlo a buen recaudo porque siempre tendremos la posibilidad de que por cualquier roce imprevisto caiga. Hay un puerto USB 3.0 (nada de Type C), que en ocasiones se queda corto, al menos frente a lo que ofrece el típico portátil.

La pantalla del nuevo Surface Pro 4 es fácil de resumir: una pasada. Por brillo, contraste, fidelidad de color y resolución

Un último apunte, el conector propietario tiene la costumbre de desprenderse cuando movemos el dispositivo con cierta facilidad, así que dueños de un Surface Pro 4: vigilen bien que luego se llevan la sorpresa al creer que estaban cargando y no. Eso sí, que en el cargador se incluya una salida para cargar por USB cualquier móvil o similar sigue siendo un acierto tan claro que no entiendo como el resto de la industria no lo está copiando ya.

El Surface Pro 4 encendido

La pantalla del nuevo Surface Pro 4 es fácil de resumir: una pasada. Por brillo, contraste, fidelidad de color y resolución. Los blancos realmente blancos, los negros muy negros, una gran experiencia sin perderse en esa tendencia a la saturación.

Mi única duda respecto a la pantalla es si es "demasiado buena": una resolución menor y menos píxeles por pulgadas nos hubieran llevado a menos consumo y creo que muchos usuarios lo hubiésemos preferido

Uno de los aspectos mejor trabajados en el diseño del producto es la superficie de pantalla en este tamaño de dispositivo. 12.3 pulgadas, un poco más grande que la de su antecesor, que nos deja un marco con el tamaño perfecto para funcionar bien como tablet: cuando lo tenemos sujeto con una mano necesitamos un mínimo de grosor para que ese agarrar no interfiera en la experiencia táctil.

Nos hemos ido con el Pro 4 a una resolución de 2736x1824 mientras que el ratio es 3:2 (ojo, para el consumo multimedia no es precisamente el más indicado) y a una densidad de 267 píxeles por pulgada. Mi única duda es si la pantalla es "demasiado buena": una resolución menor y menos píxeles por pulgadas nos hubieran llevado a menos consumo y creo que muchos usuarios lo hubiésemos preferido.

Una vez encendido nos encontramos son Windows 10, del que hemos hablado tanto en análisis a fondo (aquí me atrevería a hablar de análisis "a fondísimo") y en la experiencia tras un mes de uso que poco cabe añadir: parece un sistema diseñado ex profeso para la filosofía Surface Pro, primero portátil y actor secundario tablet.

Toqueteando el Surface Pro 4

Puestos a trabajar con el Surface Pro 4 lo primero que hay que asumir es que este dispositivo no tiene sentido sin su complemento por excelencia: la type cover.

Mucho ha mejorado el teclado, ahora la respuesta es muy buena, hay espacio entre las teclas y mantienen las dos posiciones (plano y con cierta inclinación). Para escribir un gran paso que coloca a la Pro 4 al nivel de portátiles de gama alta de tamaño similar, aunque sin mesa donde apoyarlo sigue perdiendo un poco cuando lo tenemos sobre las piernas y toca trabajar de esa forma.

También había mucho que probar ante el anuncio de que el trackpad es más grande y con mejor respuesta, a lo que sumamos los gestos en Windows 10 (alguno no lo he conseguido reproducir). El resultado, tiene razón Microsoft, es una mejora apreciable respecto a lo que habían hecho hasta ahora pero.... siguen un peldaño por debajo del trackpad de un portátil de gama alta y dos por debajo de quien mejor hacer esto en el sector: Apple.

La evaluación de la experiencia con el interfaz hacia el dispositivo si tenemos en cuenta todas las posibilidades es de notable alto: sólo si uno quiere priorizar de forma absoluta el trackpad debería penalizar al Surface Pro 4

Sin embargo toca romper una lanza por Surface, Windows 10 y el la idea de interfaz táctil. Conforme uno se hace a ellos empieza a descubrir que hay muchos contextos en los que lo mejor es un mezcla de uso de trackpad y uso táctil del dispositivo. Cierto que en el modo "clásico" de Windows 10 los elementos suelen ser muy pequeños, diseñados para una interacción con ratón o trackpad, pero hay muchos contextos en los que la parte táctil tiene sentido y mejora la experiencia: desde el scroll al navegar una web hasta el modo de tablet de Windows 10.

Por tanto, la evaluación de la experiencia con el interfaz hacia el dispositivo si tenemos en cuenta todas las posibilidades es de notable alto: sólo si uno quiere priorizar de forma absoluta el trackpad debería penalizar al Surface Pro 4.

Por supuesto no podemos olvidarnos del lápiz. En su aspecto funcional fundamental - escribir y dibujar - sigue siendo una virguería: han aumentado los niveles de presión que detecta hasta 1024 y mantienen la apuesta por la tecnología N-Trig (respecto a los antiguos Wacom lo que se consigue es llevar más tecnología al lápiz y eliminar de la pantalla, algo importante de cara al grosor).

Lo más interesante en todo caso con el nuevo lápiz está en la "goma" que añade nuevos métodos de interacción: un click y se enciende OneNote, dos clicks y hace captura de pantalla y la mete como nota en OneNote, tres clicks y aparece Cortana. Aunque uno se ha entregado a los brazos de OneNote (en mi opinión muy superior a Evernote a día de hoy), en el camino de Microsoft de cada vez mayor integración con sus servicios cabe anotar que mejora la experiencia pero araña un poco más al ecosistema.

También hemos probado el dock, algo que en un producto como el Surface Pro 4 tiene todo el sentido y que lo diferencia de otras propuestas del tipo "tablet para trabajar". Con la potencia de dispositivo como este (obviando quizás la versión con intel core m3), hay muchos perfiles de usuario que no van a necesitar más en el puesto de trabajo: en estos casos el dock que Microsoft ha preparado cumple a la perfección ofreciendo todos los puertos que podemos necesitar. No es inalámbrico como el dock de HP (mi favorito de la industria) y tiene un conector propietario al que han bautizado con el original nombre de "Surface Connect".

En movilidad con el Surface Pro 4

Llegamos a un momento delicado. Por factor forma, peso y grosor, Surface Pro 4 es un excelente equipo para la movilidad, pero hay otra variable en este caso que es la de la autonomía.

Aquí las noticias son agridulces con el equipo de Microsoft. Con un uso ligero, casi como tablet (algunas aplicaciones de redes sociales, navegación web con conexión wifi, algo de vídeo pero poco) hemos conseguido llevar al equipo a cinco horas de autonomía. Metiendo caña, con multitarea potente con Slack, edición de fotos, redes, spotify todo el rato, un poco de vídeo y mucho de navegador hemos logrado apenas conseguir las tres horas y media. Con el brillo al 25% y en otras ocasiones hemos tenido días que se han acercado más a las cuatro horas que a las tres de autonomía, algo coherente con las cifras que ha dado el test de PCMark 8.

Jugar con el brillo o tirar de navegador Edge en lugar de Chrome me han ayudado a alargar esa autonomía un poco más, pero aún así este es el verdadero punto débil de la propuesta de Microsoft. Quizás haber elegido una pantalla de menos resolución, un grosor mayor para una batería más grande (o incluso una batería supletoria en el teclado) o replantear una optimización crítica de Windows 10 podrían haber ayudado, pero el caso es que mi idea de un día entero de trabajo despreocupado de enchufes con el Surface Pro 4 se antoja muy complicado con esta variable.

Ojalá futuras actualizaciones de drivers del equipo o del sistema operativo ayuden a optimizar este aspecto, porque de lejos es el mayor lunar de un excelente equipo.

El Surface 4 Pro es para ti si...

...buscas un portátil con un gran diseño, que al tenerlo en modo tablet de la talla en grosor y peso, relativamente potente (aquí recomiendo como mínimo apostar por el i5 y evitar el core M3 que es el más barato y el que menos calor y ruido provoca, pero que supone un sacrificio excesivo de potencia) y con una pantalla y un lápiz para escribir sobresalientes. Y estas dispuestos a pagarlo, claro.

En potencia Surface Pro 4 se sitúa en lo que han venido siendo los portátiles ultrafinos de los últimos años: gráfica Intel integrada, que da para ejecutar la mayoría de programas con mucha soltura, desde navegación hasta ofimática pasando por edición de fotos y juegos a los que no exijamos chorrocientos fps.

Un equipo excelente, un producto que nos acerca a ese portátil que también puede ser una notable tableta, a un escenario de convergencia que se gracias a Surface se ve cada día más cerca

Es una gran solución portátil con el único punto a repasar que es el de la autonomía, se integra estupendo con su dock para usarlo también como equipo de escritorio y tiene ese punto emocional de ser un icono: la gran apuesta hardware de Microsoft y una referencia creando categoría.

No es para ti si: necesitas mucha potencia (puedes comprar la versión i7, pero aún así si lo que deseas es la potencia por encima de todo hay muchos equipos mejor en calidad/precio), la autonomía es lo primero que miras en un portátil o ante todo buscas el equipo que tenga el mejor trackpad del mercado.

Tampoco si la variable crítica es la calidad/precio. Surface Pro 4 se sitúa en la gama alta y si sumamos la, en mi opinión, imprescindible Type Cover nos vamos a que según configuración: 1100 euros del i5 con 4GB de RAM y 128 gb de disco más 150 del teclado es donde empezaría a considerar; el problema es que el salto a los 8 gigas de RAM (que suben el disco SSD a 256 GB) se va a 1450 euros a los que sumar el teclado.

En todo caso, un equipo excelente, un producto que nos acerca a ese portátil que también puede ser una notable tableta, a un escenario de convergencia que se gracias a Surface se ve cada día más cerca.

8,8

Diseño 9,5
Pantalla 9.5
Rendimiento 8.7
Teclado/trackpad 8
Software 9
Autonomía 7

A favor

  • Diseño, ligereza y delgadez
  • Pantalla excelente
  • El lápiz sigue mejorando
  • Windwos 10 le sienta a la perfección
  • El teclado a un gran nivel

En contra

  • La autonomía debería ser bastante mayor
  • Con la type cover se va muy alta de precio
  • En modo tablet el ecosistema de apps se queda corto

El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Microsoft. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas

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