MSI GT75VR 7RF Titan Pro, análisis: una auténtica bestia del «gaming» con todo lo que hay que tener para jugar a 4K

Durante los últimos meses hemos tenido la oportunidad de analizar varios ordenadores portátiles diseñados específicamente para satisfacer las necesidades de los jugones. De todos ellos los dos más ambiciosos, y también los más caros, son el Omen X de HP y el ROG Zephyrus de ASUS. Ambos cuentan con microprocesadores Intel Core i7 de gama alta, paneles LCD de mucha calidad, y, sobre todo, con uno de los procesadores gráficos más rápidos disponibles actualmente: la GPU GeForce GTX 1080 de NVIDIA. Precisamente, el equipo al que dedicamos este análisis comparte con estos dos portátiles para gaming estas mismas características.

Como vamos a ver a lo largo del artículo, la configuración del GT75VR 7RF Titan Pro de MSI es de las que intimidan. Y lo es porque es evidente que ha sido diseñado para ofrecer a quien pueda permitírselo jugar a resolución 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos) a buena parte de los títulos que podemos encontrar actualmente en el mercado. Todos los jugones sabemos que el hardware necesario para afrontar este reto con garantías debe necesariamente ser muy potente. Por supuesto, una GPU GeForce GTX 1080 es un muy buen punto de partida, pero no es suficiente para garantizarnos una experiencia óptima. Entremos en materia y veamos si este monumental, por dimensiones y peso, ordenador portátil cumple nuestras expectativas.

MSI GT75VR 7RF Titan Pro: especificaciones técnicas

Los dos componentes de este ordenador portátil sobre los que recae buena parte del estrés impuesto por los juegos más exigentes son la CPU y la GPU. Y es evidente que los ingenieros de MSI han apostado sobre seguro al recurrir a uno de los microprocesadores de Intel y a uno de los procesadores gráficos de NVIDIA más apreciados por los jugadores. El primero es un chip Core i7-7820HK fabricado con litografía de 14 nm y dotado de cuatro núcleos físicos.

La tecnología Hyper-Threading, con la que cuentan todos los modelos de la familia Core i7, lo habilita para procesar simultáneamente hasta ocho hilos de ejecución, por lo que, sobre el papel, su alta frecuencia de reloj base y su capacidad multithread deberían permitirle arrojar un rendimiento importante tanto al ejecutar aplicaciones con un alto grado de paralelismo como con aquellas que carecen de él.

En lo que concierne a la GPU poco puedo añadir a lo que hemos explicado acerca de este chip en otros artículos y que no conozcáis ya. El procesador gráfico que MSI ha integrado en este equipo es la versión para ordenadores portátiles de la potente GPU GeForce GTX 1080 de sobremesa, solo superada por las versiones GTX 1080 Ti y TITAN Xp en el porfolio de NVIDIA. Actualmente este chip es una de las mejores opciones a las que podemos recurrir si queremos jugar a 4K con una cadencia de imágenes cercana a los 60 FPS, o bien si preferimos hacerlo a resoluciones inferiores, pero con una tasa de imágenes sensiblemente más alta y sólida como una roca.

Otro componente de este equipo al que merece la pena que prestemos atención es su pantalla. Aunque también está disponible con un panel TN de 120 Hz con resolución Full HD, la versión que MSI nos ha hecho llegar para que podamos llevar a cabo este análisis cuenta con un panel IPS 4K UHD capaz de trabajar a esta resolución con un refresco de 60 Hz. Una característica interesante de esta pantalla es que es capaz de restituir el 100% de la gama de color del espacio Adobe RGB, una cualidad que debería asegurar una colorimetría fidedigna gracias a un gamut superior al del espacio de color sRGB.

En lo que concierne a la memoria principal, MSI ha ido sobre seguro en este equipo. Y es que los 32 GB de memoria DDR4 con una frecuencia de reloj efectiva de 2.400 MHz deberían garantizar un rendimiento alto de este subsistema. La frecuencia de reloj real de la memoria es de 1.200 MHz, pero la frecuencia efectiva es justo el doble porque los chips DDR son capaces de realizar dos operaciones por ciclo de reloj gracias a su capacidad de activarse ante el flanco de subida y bajada de la señal.

El subsistema de almacenamiento secundario de este equipo está formado por un disco mecánico de 1 TB y dos unidades SSD de 256 GB cada una con interfaz NVMe M.2 configuradas en RAID 0

Otro subsistema al que merece la pena que prestemos atención es el de almacenamiento secundario. Este ordenador portátil incorpora una unidad SSD de 512 GB y un disco duro mecánico de 1 TB. Como tantos otros equipos. Por esta razón, esto no es nada realmente llamativo. Lo que resulta realmente interesante es que la unidad de estado sólido es, en realidad, dos discos Samsung de 256 GB cada uno con interfaz NVMe M.2 montados en configuración RAID 0 (stripping).

Este modo RAID consigue que las dos unidades aparezcan ante el sistema operativo como un único volumen lógico de 512 GB. Pero lo mejor de todo no es esto. Lo atractivo de esta tecnología es que la controladora accede simultáneamente a ambas unidades tanto en las operaciones de lectura como en las de escritura, por lo que su rendimiento debería ser muy alto. Lo comprobaremos un poco más adelante, en la sección dedicada a nuestro banco de pruebas.

MSI GT75VR 7RF Titan Pro
Pantalla LCD IPS LED 4K UHD de 17,3 pulgadas, 60 Hz y 100% de cobertura del espacio de color Adobe RGB
Resolución 3.840 x 2.160 puntos
Procesador Intel Core i7-7820HK (14 nm, frecuencia base de 2,90 GHz, frecuencia máxima de 3,90 GHz, 4 núcleos, 8 hilos de ejecución y 8 MB caché de nivel 3)
Gráficos NVIDIA GeForce GTX 1080 (8 GB GDDR5X)
RAM 32 GB DDR4-2400
SSD Samsung 512 GB NVMe M.2 RAID 0
HDD HGST 1 TB SATA600 7.200 rpm 32 MB caché
Sonido DAC ESS Sabre 32 bits/384 kHz, sonido 3D Nahimic 2+ y altavoces Dynaudio
Versión S.O. Windows 10 Home
Conectividad WiFi 802.11ac Dual Band / Bluetooth 4.2
1 x USB 3.1 Gen 2 Tipo C, 5 x USB 3.1 Gen 1 Tipo A, 1 x RJ-45, 1 x HDMI (4K@60 Hz), 1 x mini-DisplayPort, 1 x ranura tarjetas SD, 1 x jack micrófono, 1 x jack auriculares, 1 x jack entrada de línea, 1 x jack salida de línea y 1 x cierre Kensington
Dimensiones 428 x 314 x 31~58 mm
Peso 4,56 Kg
Batería Ion-litio de 8 celdas y 75 Wh
Precio 3.499 euros


En un equipo como este una pantalla 4K UHD sí tiene sentido

Hoy en día es perfectamente plausible jugar a 4K UHD, pero, para conseguirlo, si nos ceñimos al porfolio de NVIDIA, necesitamos contar, al menos, con una GPU GeForce GTX 1070. Un poco más adelante comprobaremos con qué solvencia es capaz de mover los gráficos a esta resolución el hardware de este equipo, pero el procesador gráfico GeForce GTX 1080 que incorpora debería poder hacerlo con cadencias medias superiores a los 30 FPS. Muy superiores en algunos juegos. Así que sí, tiene sentido que este portátil cuente con un panel con resolución 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos).

No obstante, la resolución de una pantalla apenas nos dice nada acerca de su calidad de imagen más allá de la relación que existe entre el tamaño del panel y el de cada píxel. Para poner a prueba las capacidades del panel recurrí a las herramientas WhiteDisplay.com, y, sobre todo, a Lagom LCD Monitor Test. La profundidad del color negro y el nivel de detalle en zonas oscuras son muy convincentes, y similares a las de otros paneles IPS de gama media/alta que he tenido la oportunidad de analizar. Su ángulo de visualización es amplio, de hecho, se acerca a los 180 grados sin que se deteriore nuestra percepción del color, una característica habitual en los paneles IPS, pero no en los de tipo VA.

De la pantalla de este ordenador portátil también me gusta su cobertura antirreflejos, que permite utilizarlo en espacios con mucha luminosidad ambiental sin que aparezcan esos reflejos que con frecuencia resultan tan molestos. Y, en lo que concierne a la colorimetría, no tengo nada que objetar. La gama de color es lo suficientemente amplia para rendir bien al visualizar fotografías o reproducir películas, por lo que con los juegos, que se lo ponen mucho más fácil, el resultado es muy convincente.

La única «pega» razonable que puedo poner a la pantalla de este equipo, y de la que adolecen la mayor parte de los paneles IPS, es que su tiempo de respuesta suele ser sensiblemente superior al que nos ofrecen los paneles TN. Y esta característica, como sabéis, es importante cuando los utilizamos para jugar. El panel TN que utiliza MSI en la versión Full HD de este equipo tiene un tiempo de respuesta de 3 ms, que es lo suficientemente bajo como para que no aparezca ningún tipo de desenfoque de movimiento (motion blur).

No he podido averiguar cuál es el tiempo de respuesta de este panel IPS, pero es muy probable que esté por encima de esos 3 ms. Honestamente, yo no he percibido ningún tipo de desenfoque de movimiento, pero quizás un jugón más avanzado que yo y con una mayor capacidad de percepción visual sí pueda hacerlo, especialmente en los títulos de acción en primera persona.

Eso sí, lo que pierden los paneles IPS frente a los TN, que se utilizan mucho en las máquinas para juegos, en lo que concierne al tiempo de respuesta puede quedar compensado por la superioridad con la que los primeros restituyen el color. Y también por su mayor ángulo de visualización, un ámbito en el que habitualmente aventajan a los paneles TN y VA. Lo ideal es que tengáis todo esto presente para que podáis elegir aquel portátil equipado con el panel que mejor se adecua a vuestras preferencias.

Un teclado para jugar sin restricciones

No me andaré con rodeos: la calidad del teclado que MSI ha integrado en este portátil es sobresaliente. Sin duda alguna, es uno de los mejores teclados que he probado en una máquina para gaming. Por supuesto, es mecánico, y, además, las teclas tienen el recorrido que a mí personalmente más me gusta (3 mm). Su tacto me parece una delicia, e incluso el sonido que emiten las teclas al pulsarlas es muy agradable. Por más vueltas que le dé, a este teclado no puedo ponerle ni una sola pega.

Un apunte más que a algunos usuarios posiblemente les gustará: las teclas cuentan con retroiluminación RGB individual, por lo que es posible programar su comportamiento de forma totalmente independiente del de las teclas colindantes.

El touchpad de este equipo no me ha sorprendido tanto como lo ha hecho el teclado, pero, aun así, cumple perfectamente su función. Es lo bastante amplio como para utilizarlo con comodidad, responde bien al toque y las dos teclas que incorpora tienen la sensibilidad apropiada. Así que no desentona, pero tampoco brilla tanto como el teclado.

Refrigeración: a la altura de las circunstancias

La imagen que tenéis debajo de estas líneas refleja con claridad la envergadura que tiene el sistema de refrigeración implementado por MSI en este equipo. Mantener en todo momento un procesador gráfico tan ambicioso como es la GPU GeForce GTX 1080 por debajo de su umbral máximo de temperatura requiere evacuar el aire caliente del interior del ordenador con eficacia, y para lograrlo es imprescindible recurrir a unos ventiladores capaces de desplazar un caudal de aire importante. El corazón del sistema de refrigeración de este portátil está constituido por dos ventiladores con 29 palas cada uno, una cifra superior a la habitual que a priori debería asegurar una renovación eficaz del aire caliente del interior del equipo.

Otro dato interesante es que los conductos de calor (heat pipes) responsables de transferir en última instancia la energía disipada en forma de calor por la CPU y la GPU al aire mediante convección son independientes para cada uno de estos chips. Sin duda, en principio parece una buena idea, pero son las cifras las que deben revelar si este sistema de refrigeración cumple su cometido con eficacia. O si, por el contrario, no lo hace. Así que vamos con ellas.

Bajo una carga de trabajo que oscila entre el 40 y el 50% la CPU se mantiene a una temperatura de unos 45 grados centígrados, mientras que la GPU trabaja a unos 42 grados. Como veis, son dos cifras bastante comedidas, así que por el momento vamos bien. Cuando el estrés se incrementa hasta rozar una carga de trabajo del 100% la temperatura de ambos componentes sube sensiblemente, alcanzando la CPU los 78 grados, y la GPU los 83 grados. Estos valores no son ni mucho menos exagerados, y, además, están claramente por debajo del umbral máximo de temperatura de ambos componentes, por lo que podemos concluir que, efectivamente, el sistema de refrigeración de este ordenador portátil está bien dimensionado.

El ruido emitido por el sistema de refrigeración alcanza los 58,7 dB bajo estrés intenso, un nivel elevado que nos obliga a utilizar auriculares

Eso sí, el elevado caudal de aire que es capaz de desplazar tiene un coste si nos ceñimos al ruido que emite como consecuencia del elevado régimen de giro de los ventiladores. Para medirlo recurrí a mi sonómetro habitual, un Velleman DVM805, con el que pude comprobar que, cuando la carga de trabajo es del 50%, el ruido oscila alrededor de los 43 dB, un valor bastante asumible en un ordenador de estas características. El problema aparece cuando el estrés se incrementa sensiblemente, algo que sucede siempre que se ejecuta un juego medianamente exigente.

En estas circunstancias el ruido alcanza picos de 58,7 dB, un valor muy importante que, honestamente, resulta molesto. La mejor forma de evadirse de él no es otra que recurrir a unos auriculares que nos aíslen bien del entorno, pero esta solución no nos permite disfrutar el sonido de este equipo, que, por cierto, recurre a unos altavoces Dynaudio de bastante calidad y a un DAC Sabre de ESS Technology muy respetado por los aficionados a la alta fidelidad.

Conectividad: bien resuelta, a pesar de su único puerto USB-C

Como podéis ver en la siguiente fotografía, el lateral izquierdo del portátil recoge tres puertos USB 3.1 Gen 1 de tipo A y cuatro conectores jack a los que recurriremos no solo para conectar unos auriculares o un micrófono, sino también para introducir o extraer una señal de línea del equipo.

En la fotografía anterior, la que muestra las toberas traseras del sistema de refrigeración, podéis ver que en el panel posterior del equipo residen un puerto RJ-45, una salida mini-DisplayPort, un enlace USB 3.1 Gen 2 de tipo C, una salida HDMI capaz de transportar señales con una resolución de 4K UHD y un refresco de 60 Hz, y, por último, el pertinente conector de alimentación.

Para concluir, en el perfil lateral derecho podemos encontrar dos puertos USB 3.1 Gen 1 adicionales, una ranura para tarjetas SD y el hueco para el cierre de tipo Kensington. Como veis, el abanico de opciones es amplio, por lo que me parece que la conectividad está bien resuelta. Aunque, eso sí, en mi opinión habría sido una buena idea incluir algún puerto USB 3.1 Gen 2 de tipo C más dada la flexibilidad que pone a nuestra disposición este enlace de alto rendimiento.

Demasiadas aplicaciones preinstaladas, pero al menos algunas aportan valor

La mayor parte de los fabricantes de ordenadores abusa del software preinstalado. El crapware, al que también llamamos bloatware, es ese conjunto de aplicaciones que los usuarios no pedimos, y que las marcas nos entregan preinstaladas, a pesar de que apenas aportan valor. O, incluso, no lo aportan en absoluto. Este equipo de MSI no es una excepción, aunque, afortunadamente, entre todas las herramientas que incorpora preinstaladas hay varias a las que merece la pena que prestemos atención porque pueden mejorar nuestra experiencia.

Una de ellas es Dragon Center, un repositorio en el que encontraremos información útil acerca de la temperatura instantánea de la CPU y la GPU de nuestro PC, del porcentaje de ocupación de la memoria principal o del régimen de giro de los ventiladores, entre otros parámetros. Y estos datos son útiles en un equipo para juegos al que con frecuencia sometemos a una carga de trabajo considerable.

Otra herramienta interesante incluida por MSI en este ordenador portátil es Per Key RGB Keyboard, que no es otra que la utilidad a la que debemos recurrir para personalizar la retroiluminación de las teclas. En este ámbito merece la pena que recordemos algo que os adelanté unos párrafos más arriba, cuando hablábamos del teclado: cada una de las teclas incorpora retroiluminación RGB independiente (podéis verlo con claridad en la fotografía de detalle en la que os mostramos el teclado).

Una última utilidad incluida por este fabricante en sus ordenadores portátiles que también me parece bien pensada es Battery Calibration, que está específicamente diseñada para permitirnos calibrar la batería de nuestro equipo. Como os hemos explicado en otros artículos, las baterías trabajan con menos estrés cuando su nivel de carga se sitúa entre el 40 y el 80%, por lo que habitualmente es preferible que no las descarguemos del todo, y también que no las carguemos al 100%.

Sin embargo, al ejecutar esta estrategia repetidamente podemos provocar que el sistema operativo no nos informe correctamente del estado de carga de la batería de nuestro ordenador portátil. Para corregirlo esta aplicación se encarga de sincronizar el estado de carga real de la batería con la información que recibimos. No obstante, solo debemos recurrir a ella una vez cada dos o tres meses, dependiendo de la frecuencia con la que usemos nuestro portátil.

Nuestro banco de pruebas

Y, por fin, llegamos a una de las secciones más apetecibles del análisis: la que nos ayuda a determinar cómo ha rendido este ordenador portátil en nuestro banco de pruebas. En la captura que tenéis debajo de estas líneas podéis ver que en la prueba multihilo de Cinebench R15 el procesador de Intel que incorpora este equipo ha quedado posicionado como cabía esperar: muy cerca de otros «micros» de Intel que incorporan el mismo número de núcleos, son capaces de procesar los mismos hilos de ejecución y trabajan a una frecuencia de reloj similar. Un buen resultado, en cualquier caso.

En la siguiente gráfica podéis ver que en PCMark 10 el equipo de MSI ha arrojado un resultado casi idéntico al del Aero 15 de Gigabyte, un portátil para jugones muy atractivo gobernado por un microprocesador Intel Core i7-8750H de octava generación. Un valor tan cercano a los 5.000 puntos en este test sintético refleja que la máquina que estamos analizando es capaz de enfrentarse a los escenarios de uso ofimático, de reproducción multimedia y creación de contenidos con garantías.

El resultado que ha obtenido este ordenador portátil en el test Home Conventional 3.0 de PCMark 8 va en consonancia con lo que hemos observado en PCMark 10. De hecho, una vez más este Titan Pro ha arrojado un índice muy similar al del Aero 15 de Gigabyte, que, como hemos visto, cuenta con un microprocesador Intel Core i7 de octava generación. Una evidencia más de que este equipo se siente cómodo en un escenario de uso que combina la ejecución de aplicaciones ofimáticas, multimedia y de creación de contenidos.

En el test Creative Conventional 3.0 de PCMark 8 el portátil de MSI ha arrojado un resultado muy convincente, superando no solo al Aero 15 de Gigabyte, y de una forma bastante clara, sino también al Omen X de HP, otro equipo para juegos ambicioso que cuenta con el mismo procesador del Titan Pro: un Intel Core i7-7820HK. Eso sí, la máquina de MSI ha quedado claramente por detrás en esta prueba del Omen 15 de HP, un equipo para juegos equilibrado que incorpora una CPU Intel Core i7-7700HQ.

En la exigente prueba Fire Strike v1.1 de 3DMark este equipo para gaming ha demostrado sentirse como «pez en el agua». Y es que su poderosa GPU GeForce GTX 1080 de NVIDIA ha sido crucial a la hora de permitirle alcanzar la primera posición en nuestra clasificación, superando a equipos tan potentes como el Omen X de HP o el ROG Zephyrus de ASUS, que cuentan con el mismo procesador gráfico que el Titan Pro.

Y llegamos a la prueba más importante de todas en la medida en que es la que nos permite determinar cómo rinde este PC cuando se enfrenta a la ejecución de los motores gráficos de juegos reales. En la gráfica que tenéis debajo de estas líneas podéis ver que a 1440p (2.560 x 1.440 puntos) y 1600p (2.560 x 1.600 puntos) la cadencia media de imágenes por segundo prácticamente siempre es notablemente superior a los 60 FPS, al margen de la calidad gráfica elegida, lo que evidencia que la GPU GeForce GTX 1080 puede con estas resoluciones «sin despeinarse».

Vamos ahora con la auténtica prueba de fuego: el renderizado de los gráficos a resolución 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos). Como podéis ver en la gráfica, la cadencia media de imágenes siempre queda por encima de los 30 FPS (incluso en Final Fantasy XV con la calidad de imagen más alta), por lo que con este equipo es posible jugar a 2160p. Eso sí, en algunos juegos especialmente exigentes, como el mencionado Final Fantasy XV o The Witcher 3, en ocasiones la tasa de imágenes cae por debajo de los 30 FPS, por lo que pueden producirse «tirones». Aun así, la experiencia a esta resolución en general es bastante buena.

(*) El título completo del juego Tomb Raider es «Rise of the Tomb Raider» (**) Resoluciones utilizadas: 2.560 x 1.600 (1600p) / 2.560 x 1.440 (1440p) / 3.840 x 2.160 (2160p)

Vamos ahora con otro test la mar de interesante. CrystalDiskMark nos permite poner a prueba el subsistema de almacenamiento secundario del equipo, que en este Titan Pro está constituido por un disco mecánico de 1 TB y dos unidades SSD de 256 GB cada una configuradas en RAID 0 (stripping). El primero, el disco mecánico, ha rendido un poco por debajo de otras unidades similares, alcanzando una velocidad de lectura secuencial de 146 MB/s, y de escritura secuencial de 143 MB/s. Pero los números más interesantes son los de las dos unidades SSD montadas en RAID 0. Y es que en operaciones de lectura secuencial la velocidad que alcanzan supera los 3.350 MB/s, acercándose mucho a los 3.000 MB/s en las operaciones de escritura secuencial. Unas cifras fantásticas, de eso no cabe duda, en las que el RAID 0 tiene mucho peso.

Nuestra última prueba nos ha ayudado a determinar qué autonomía podemos esperar de este equipo. Y, como suele ser habitual en las máquinas para jugones con una configuración tan ambiciosa, su autonomía es reducida. En un escenario de uso con una carga que oscila entre el 50 y el 70%, y que combina aplicaciones ofimáticas, reproducción multimedia y creación de contenidos, la autonomía oscila en torno a una hora. Y, si nos ceñimos a la ejecución de juegos, esta cifra puede reducirse notablemente, dependiendo del estrés al que el motor gráfico someta a la GPU. Por esta razón, si vamos a jugar es necesario que tengamos una toma de corriente cerca, porque, de lo contrario, nuestra sesión de ocio durará poco.

MSI GT75VR 7RF Titan Pro: la opinión y nota de Xataka

Basta echar un vistazo a la configuración de este ordenador portátil para juegos para darse cuenta de que es una máquina muy ambiciosa. De sus especificaciones me quedo, sin lugar a dudas, con su GPU GeForce GTX 1080, sus 32 GB de RAM DDR4-2400, y, sobre todo, con sus dos unidades SSD en RAID 0, que, como acabamos de ver, arrojan un rendimiento extraordinario. También está a un nivel muy alto su pantalla LCD IPS con resolución 4K UHD, sobre todo en el apartado de la colorimetría.

En lo que concierne a su diseño y construcción no brilla frente a otros equipos de la misma gama de precio, aunque en este último apartado sí me gustaría destacar la gran calidad de su teclado mecánico, y también la eficacia de su sistema de refrigeración, que logra mantener bajo control en todo momento tanto la temperatura de la CPU como la de la GPU. Aunque a costa, eso sí, de la emisión de un nivel de ruido muy elevado en algunos momentos.

En su «debe» este ordenador portátil tiene tres características que no deben pasar inadvertidas para quien esté buscando una máquina para juegos y se haya fijado en esta propuesta de MSI. La primera de ellas la acabamos de mencionar al hablar de la refrigeración: su nivel de emisión de ruido alcanza picos de 58,7 dB, que es un valor muy elevado. Además, su autonomía es muy reducida: en torno a una hora si no jugamos y sensiblemente menos si lo hacemos. Y su tamaño (428 x 314 x 31~58 mm) y considerable peso (4,56 Kg) limitan seriamente su portabilidad.

Eso sí, una vez que hemos colocado sobre la mesa sus limitaciones, si no representan un problema para ti y el elevado precio de este portátil encaja en tu presupuesto, es una buena idea tenerlo en cuenta. Pocos equipos portátiles para juegos pueden enfrentarse con tanta suficiencia a la ejecución de los motores gráficos de juegos reales con resolución 4K UHD y la calidad de imagen más alta. En este apartado esta máquina es una gozada.

8

Diseño 7
Pantalla 9,25
Rendimiento 9,5
Teclado/trackpad 9
Software 8
Autonomía 5,5

A favor

  • Nos permite jugar a 4K UHD por encima de 30 FPS a un amplio abanico de títulos
  • La excelente calidad de su teclado mecánico
  • Su panel LCD IPS nos ofrece una colorimetría fidedigna
  • Las unidades SSD en RAID 0 tienen un rendimiento fabuloso

En contra

  • Es muy ruidoso cuando es sometido a un estrés intenso
  • Su autonomía es muy reducida: para jugar es necesario estar cerca de un enchufe
  • Su tamaño y peso condicionan seriamente su portabilidad

El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de MSI. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas

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