Cómo la literatura nos salvará de la rebelión de las máquinas

El miedo a que el avance de la inteligencia artificial se vuelva en algo peligroso para la humanidad ha dejado de ser un argumento trillado de ciencia ficción. No son ni una ni dos las personalidades públicas preocupadas por el asunto. De hecho, es un tema que se está tratando ahora mismo en la conferencia anual de la Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial.

Ante este problema, un grupo de investigadores ha encontrado una solución. La mejor forma de enseñar a inteligencias artificiales qué deben y qué no deben hacer es poniéndolos a leer. Un enfoque muy curioso no solo porque sea toda una remasterización de la educación en valores, sino porque si al final el holocausto cylon, la yihad butleriana o Matrix se curan leyendo, va a resultar que la pluma sí que era más fuerte que la espada (cibernética). ¿Nos salvará la literatura de la rebelión de las máquinas?

¿Podemos educar en valores a un robot?

Parece que sí. O eso afirman Mark Riedl y Brent Harrison del Georgia Institute of Technology que han creado 'Quixote', un sistema que entrena a los robots para leer historias, aprender secuencias (socialmente aceptables) de eventos y comprender métodos adecuados para comportarse en el mundo humano.

Quixote utiliza un montón de historias y fábulas infantiles para identificar los patrones de comportamiento correctos e incorrectos. Se basa en Sheherazade, un programa de los mismos investigadores para generar historias coherentes y verosímiles usando los millones de historias que hay en internet. Las aplicaciones de Scheherazade han sido muy interesantes para el mundo de los videojuegos porque, al poder generar automáticmaente argumentos sólidos, los usuarios pueden escoger entre un número potencialmente ilimitado de líneas de acción.

Es robot, pero es buena gente

Sobre la base de Scheherazade, que indica qué conductas son aceptables y cuáles no, Quixote arma un entorno de aprendizaje muy básico recompensando ciertos comportamientos y castigando otros. En esencia, Quixote recompensa a nuestra inteligencia artificial siempre que se comporta como el protagonista o héroe de una historia seleccionada y la castiga cuando se comporta como el archivillano.

Los mismos investigadores ponen un ejemplo muy sencillo: si le pedimos a un robot que nos traiga ciertas cosas del supermercado, el robot tendrá varias opciones. Podría colarse en la tienda y robarlos o podría interactuar educadamente con los dependientes, pagarlos e incluso dejar propina. Gracias a Quixote los robots aprenderán que aunque la primera opción es más rápida y barata, la segunda es mucho mejor.

Quixote es uno de las primeros desarrollos operativos en 'razonamiento moral artificial', un opción interesante para sistemas no demasiado complejos que tengan que interactuar con humanos. Hay razones para ser optimistas y relegar el fin de la raza humana a la ciencia ficción. Ya solo queda esperar que en la lista de lecturas de Quixote no se cuelen 'American Psycho', el guión e 'Kill Bill' o, peor, alguna novela de Federico Moccia.

Imágenes | GaTech, The Chronicles of a Stuffed Robot

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