Todos estamos viendo nuestras series favoritas una y otra vez. Y hay una explicación psicológica

Cuando se trata de entretenimiento, somos criaturas repetitivas. No nos engañemos: los maratones de Friends, El Señor de los Anillos, Seinfeld o Los Soprano. Da igual que hayamos tenido un día horrible, estresante o estemos enfermos, siempre están esas series o películas que a los pocos segundos ya nos sacan una sonrisa y nos transportan a cuando teníamos 16 años.  La cultura pop es una máquina implacable de novedades. Hace poco, comentábamos en Magnet que se estrenan más de 500 series nuevas al año.  Y, sin embargo, pasamos más de 100 horas de nuestras vidas viendo películas y series que nos sabemos de memoria, literalmente.

¿Por qué dedicamos tanto tiempo a historias cuyos finales ya conocemos? ¿Por qué, entonces, con tanto contenido nuevo, existe una tendencia creciente a que las personas dejen de lado las recomendaciones de amigos y decidan darle a "repetir" a lo que ya han visto una y otra vez? Sí, hay una predilección por hacerlo al alza. Y hay varias explicaciones al respecto, algunas incluso científicas.

La evidencia indica que 2020 y 2021 fueron "los años del revisionado". No lo decimos nosotros, lo dicen los números. Los datos de Nielsen señalaban que la serie más vista en EEUU el año pasado fue la versión estadounidense de The Office, que finalizó en 2013 después de nueve series y posteriormente fue comprada por Netflix. Se reprodujeron nada menos que 57.000 millones minutos de la serie. Y otras que ocupan puestos destacados en el ranking fueron New Girl y Crónicas vampíricas, las cuales terminaron hace más de dos años.

Mientras tanto, tal y como contaba The Guardian, en el país británico aumentaron un 122% las reproducciones de Los Soprano en 2020, mientras que en EEUU lo hicieron un 200%. La famosa serie de gángsters se convirtió en un cliché del encierro. "El espectáculo más candente del confinamiento", rezaban los medios. Se estrenó en 1999. Y claro, el efecto de bola de nieve de la viralidad ayudó: una vez que que mucha gente está volviendo a verla, puede ser difícil resistirse a unirse a ese movimiento.

Sensación de control y familiaridad

Durante la pandemia, parece que hemos estado viendo algo de manera obsesiva. Pero, ¿por qué Los Soprano o Seinfeld por quinta vez en lugar de probar algo nuevo? Han sido años de ansiedad e incertidumbre y, en esos momentos, anhelamos la facilidad de procesamiento, una sensación de control y la calidez de la familiaridad. Además, en el último año, la mayoría de las personas han experimentado una carga cognitiva mayor que antes.

La carga cognitiva se refiere a la cantidad de estrés en nuestra memoria de trabajo, y durante la pandemia, tuvimos que mantenernos al día con más información y tomar más decisiones (más cruciales y arriesgadas) de lo que normalmente solemos.

Desafortunadamente, nuestra memoria es un recurso limitado y llega un punto en el que simplemente no podemos controlar nada más. El aumento de las reuniones de Zoom, la atención dividida, las condiciones de trabajo desconocidas y cambiantes, el equilibrio entre el trabajo y el cuidado y otras preocupaciones eliminaron la mayoría de nuestras capacidades de procesamiento. Bajo una gran carga cognitiva, podemos recurrir a programas que ya hemos visto y amado en lugar de nuevos para que no tengamos que acumular nada más en nuestros cerebros.

Ver algo nuevo inherentemente implica pensar: hay nuevos personajes que aprenderse, tramas que recordar, predicciones de lo que sucederá y la posibilidad de un giro desagradable. Pero no hay conjeturas, momentos de suspense ni anticipación estresante al ver una vieja favorita.

Cómo las series clásicas se convirtieron en oro para las empresas

Los servicios de streaming se disputan a un gran coste los derechos para agregar estos éxitos clásicos a sus bibliotecas. En los últimos años, los titulares de los derechos de algunos de los programas de televisión más conocidos han ganado mucho dinero a medida que las empresas de medios invierten cantidades asombrosas por la concesión de licencias de sus obras atemporales.

NBCUniversal, por ejemplo, pagó 450 millones de euros para llevar The Office exclusivamente a su propio servicio Peacock en 2021 durante cinco años. Mientras, WarnerMedia adquirió Friends por 400 millones de euros, también durante cinco años, para su servicio HBO Max. Ambas series estaban disponibles anteriormente en Netflix, quien, buscando llenar el vacío, pagó 450 millones por un contrato de alquiler de cinco años de Seinfeld.  HBO Max continuó con la fiesta cuando comprometió alrededor de 550 millones por los derechos de The Big Bang Theory y otros 450 millones para South Park.

El crítico de televisión de Variety, Daniel D'Addario, explicaba que la tendencia de volver a ver series clásicas se remonta más allá de la pandemia: "Esto ya estaba sucediendo antes del aislamiento, y solo se ha acelerado en los últimos años. Parte de esto es una cuestión de que la tecnología se haya puesto al día con nuestros intereses y deseos. Ya no tienes que esperar a las reposiciones de TV o invertir en DVD: todo esto te espera online. Luego está la comodidad de la familiaridad. Las cosas que la gente disfruta no son experimentales, conoces muy bien los ritmos de estas series. Se trata de saber lo que obtienes y dejar que te inunde".

Es bueno para el alma, según la ciencia

Todo esto está incluso apoyado por la evidencia científica, que dice que revisionar series antiguas y amadas es bueno para el alma. Un estudio de 2013 de Jaye L Derrick, profesora de psicología social en la Universidad de Houston, investigaba las formas en que los mundos ficticios familiares ayudan a restaurar el control en los individuos. En ese artículo, describió la naturaleza restauradora de las repeticiones como la creación de una sensación de "subrogación social", es decir, el tipo de relación de amigos.

La investigación sugería que con solo pensar en las series de televisión favoritas era suficiente para que las personas se sintieran mejor después de un suceso de rechazo, como una pelea o un período de soledad. Y existe una asociación entre las narrativas favoritas y sentirse mejor que no ocurre si estamos viendo algo nuevo.

A través de sus estudios, Derrick llegó a la conclusión de que el autocontrol, o la energía necesaria para manejar sus impulsos, emociones y comportamientos frente a nuevos eventos, es clave para que tantas personas vuelvan a las viejas historias. "Si usamos una gran cantidad de autocontrol en el día, en el trabajo o en las relaciones, entonces somos menos capaces de controlarnos al final del día cuando se trata de ver la televisión", explicaba. Volver a ver una serie conocida no requiere ningún autocontrol porque sabes cómo se desarrollará, pero aún puedes obtener todo el interés y la sensación de conexión al verlo. Esencialmente, muchos de nosotros, cuando nos sentamos después de un día estresante, no esperamos más sorpresas.

Así que la próxima vez que te encuentres viendo tu serie favorita y te preguntes si estás perdiendo el tiempo, siéntete mejor sabiendo que alguien más también está viendo Friends por 87.ª vez. Disfrútala sin pedir disculpas, porque la familiaridad siempre será tu amiga.

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