Spain is not different: no somos los únicos con obras faraónicas ruinosas

Sí, es cierto, los años de la burbuja inmobiliaria supusieron un desenfreno arquitectónico que encuentra pocas comparaciones en el mundo. Pero España no es tan diferente. En otros países también hay aeropuertos redundantes, obras millonarias con defectos de fábrica y edificios que rompen, por pura megalomanía, con la armonía de su entorno. Algunos, para colmo de males, son incluso ruinosos. Aquí hemos recopilado un puñado de ellos.

La terminal del aeropuerto de Kuala Lumpur

La aviación malaya no atraviesa un gran momento. Primero fue la desaparición del MH370 en algún remoto aún por descubrir del Océano Índico. Después llegó el derrumbe de un Boeing 777-200ER operado por Malaysia Airlines mientras sobrevolaba el cielo del Donbass, causado por un proyectil de los rebeldes secesionistas. Y ahora, la flamante nueva terminal del aeropuerto de Kuala Lumpur. Esencialmente, se hunde. Y ha costado casi mil millones de euros.

No es nada demasiado grave, pero sí lo suficiente como para poner en duda la inversión: hay goteras y las pistas de aterrizaje se inundan con demasiada facilidad, hasta el punto de que los aviones tienen que esquivar los charcos cuando despegan o aterrizan. Es un problema de seguridad, sí, explican las compañías que operan (Malaysia Airlines en su mayor parte), pero también una gran molestia.

El nuevo aeropuerto de Berlín

Aunque originalmente estaba planeado que comenzara a operar en 2010, el nuevo aeropuerto de Berlín y Brandenburgo aún no está operativo, y es improbable que lo haga en los próximos meses o años. Las fechas varían. Las menos optimistas ubican su apertura en 2018. Para entonces, los sobrecostes derivados de los retrasos y la mala planificación de las obras habrán duplicado con creces el presupuesto inicial para la construcción del aeropuerto. Un desastre sin paliativos.

Para colmo de males, se ha ganado la enemistad de los vecinos de los alrededores. El motivo: aunque inicialmente las rutas de los aviones no sobrevolarían sus casas, más tarde se descubrió que sí. Y salieron a la calle indignados.

Puente de la Constitución, Venecia

Es cierto, Calatrava ha causado auténticos estragos en España. Especialmente en Valencia, donde la Ciudad de las Artes y las Ciencias dobló el presupuesto inicial y fue construida con numerosas deficiencias. Pero el emblemático arquitecto español ha dejado su huella en otros lugares del mundo. Uno de ellos es Venecia, donde construyó el Ponte della Costituzione en escasa armonía con el entorno de la ciudad-museo y, sí, de nuevo con unos sobrecostes sorprendentes.

No sólo eso: el puente tiene serios problemas estructurales, resbala cuando llueve y tiembla. Por todo ello, Venecia decidió denunciar a Calatrava al sentirse estafada.

La nueva sede del BCE en Frankfurt

Arrasada durante la Segunda Guerra Mundial, Frankfurt am Main se convirtió en el corazón financiero de la Alemania Federal durante los años de la posguerra. Hoy es uno de los núcleos económicos del planeta y la sede del Banco Central Europeo. Institución que hasta hace poco vivía de alquiler en la ciudad alemana. Y que se mudó a un resplandeciente rascacielos de cristal... de exorbitante presupuesto. Y cómo no, con un sobrecoste de más del 50%.

En total, la nueva casa del BCE ha costado más de 1.500 millones de euros. Su imagen no desentona tanto con el resto de Frankfurt, eso sí, gracias a que es una de las ciudades europeas con más rascacielos por metro cuadrado. Hablamos no en vano de un "híbrido escultural de dos torres conectadas por un atrio" que haría las delicias de cualquier concejal de urbanismo español.

Imagen: Kiefer.

Cualquier cosa que se haya hecho en Dubai

Observar cualquier fotografía de Dubai lleva de forma inevitable a la misma pregunta: ¿en serio, Dubai, de verdad todo esto era necesario? Pese a que aquí importe menos dado el inmenso dinero que manejan las familias del país, Dubai es el ejemplo perfecto de cómo las obras faraónicas no son patrimonio exclusivo de España. Al fin y al cabo, es aquí donde se ha levantado un amasijo de hierro y cristal de 800 metros de altura (Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo).

Entre otras maravillas del mal gusto y el derroche descarado, en Dubai también se han construido dos archipiélagos artificiales. Uno imitando a una palmera, el otro reconstruyendo un mapamundi.

Dubai vista desde la torre Burj Khalifa. (Imagen: Daniel Chodusov)

El estadio de Manaos, en Brasil

La organización de cualquier evento deportivo conlleva de forma casi necesaria la ruina de la ciudad que lo alberga. El caso de Manaos es especialmente sangrante: el Gobierno de Brasil ha invertido alrededor de 250 millones de euros en la reconstrucción del estadio Vivaldo Lima para albergar exactamente cuatro partidos del Mundial de Brasil 2014. Ni uno más ni uno menos. Y ninguno más.

Porque el principal problema de este estadio, por lo demás no especialmente caro en comparación a otros ejemplos del mundo, es que Manaos no tiene equipo de fútbol. Es una ciudad dedicada a la industria del caucho en plena selva del Amazonas. Nadie juega allí. Es un enorme montón de hierro, hormigón y césped cuya utilidad en el futuro es más que incierta.

Cuatro partidos, cuatro.

Torres Abraj Al Bait

Seguimos hablando de rascacielos. En este caso, del cuarto más grande del mundo. Aunque en realidad, se trata de la masa arquitectónica más imponente y grandilocuente jamás ideada. ¿Emiratos? ¿Dubai? ¿China, no? Tiene que ser China, ¿verdad? Nada de eso: estamos frente a las torres Abraj Al Bait de La Meca, en Arabia Saudí, justo enfrente (encima sería el adverbio más apropiado) de la mezquita Masjid al-Haram, lugar de peregrinación anual de miles de fieles.

Para tal menester, el gobierno saudí destruyó una fortificación otomana del siglo XVIII, gastó una fortuna sin igual en la historia, y arrasó con el entorno urbano de La Meca, una ciudad pobre a la que las torres Abraj Al Bait le sientan como una patada en la entrepierna. Es tan feo que fascina.

Imagen: Gigi-dreams

New South China Mall

China tiene un largo listado de obras faraónicas, con inversión directa del estado, que han sobrepasado cualquier coste imaginable. Pero al contrario que la presa de las Tres Gargantas, una construcción que bien merecería ser incluida en esta lista si no fuera por su aprovechamiento futuro y rendimiento económico, el New South China Mall, el segundo centro comercial más grande del mundo, jamás tuvo utilidad o beneficio alguno. Desde su apertura en 2005, ha estado vacío.

Se encuentra en Dongguan, al sur de China, y apenas hay un par de tiendas, pese a tener una superficie de alquiler total desorbitante. Su localización no es la más adecuada, al encontrarse en una ciudad industrial y obrera antes que en otra turística y de servicios.

Imagen | O Palsson

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