De segunda mano a elitista: cómo la ropa vintage ha sido devorada por el "dropshipping" y la reventa

La nostalgia está de moda. El auge de los armarios vintage y la segunda mano es una realidad desde hace años y la pandemia no ha dado sino impulso a este sector gracias al bloqueo económico. Vinted, Chicfy, Humana, Depop: seguramente os suenen a más de uno. Son algunas de las aplicaciones que lideran este nuevo sector fundamentado en la economía circular, y que abandera el nuevo movimiento vintage y hipster. Ahora, existe una debate sobre el exceso de compraventa de estos productos que particulares venden a precio de oro por entrar en la casilla de "antiguo".

Una adulación economizadora y sostenible que pierde el sentido si algunos adolescentes están gastándose cientos euros en tiendas de segunda mano. Algo que debería ser bueno, especialmente por razones ambientales, empieza a suponer un problema para el consumidor medio.

La tendencia. La compra de segunda mano está creciendo y probablemente contribuya al declive de la moda rápida. Desde McKinsey, una consultora especializada, aseguran que en el 2025 el mercado de segunda mano crecerá más que el de la moda tradicional. Thredup, una plataforma de reventa de ropa, pronostica que en el 2029 el armario de los consumidores estará compuesto en un 19% por ropa de segunda mano, frente al 3% actual. El mercado de ropa de segunda mano valía alrededor de 23.000 millones en 2019 y se espera que alcance los 53.000 millones en 2024, según un informe de GlobalData.

Pese a su rápido crecimiento en el mundo online, ya hay quien se siente preocupado por los efectos del consumo excesivo. Principalmente, por cómo algunos usuarios de clase media y alta (personas que compran grandes cantidades de ropa de segunda mano para su reventa) están contribuyendo a la gentrificación de las tiendas de segunda mano, a las estafas y a una tendencia del dropshipping poco ética.

Creando su propio negocio. La proliferación de videos de artículos de segunda mano en YouTube y TikTok han introducido a estas compras a una generación de adolescentes, incluso a aquellos que pueden permitirse comprar artículos nuevos. Estas vloggers, la mayoría de las cuales son adolescentes, se filman examinando los estantes de Vinted o mostrando y diseñando las prendas que han encontrado. Muchos particulares buscan sacar un provecho de ello: revendedores de Vinted que ofrecen los artículos que se encuentran en muchas tiendas de donación de ropa para obtener ganancias; YouTubers de tiendas de segunda mano que compran más de lo que razonablemente podrían usar; y otros que compran prendas de tallas grandes para transformarlas en prendas más pequeñas y ajustadas.

Los revendedores y compradores de granel estarían subiendo así los precios de la ropa de segunda mano. Como resultado, los compradores de bajo ingresos podrían verse excluidos de las tiendas de segunda mano en sus barrios. Y quienes usen tallas grande, que ya luchan por encontrar ropa en el mercado de primera mano, podrían quedarse con menos opciones.

Vinted

Los vendedores detrás. Normalmente, los precios los dictan los vendedores, lo que significa que el valor de los artículos puede ser realmente extravagante cuando quien los pone a la venta es un adolescente de 20 años. Básicamente, en estas plataformas no se suele tener un conocimiento mínimo para distinguir los verdaderos artículos "vintage" de los montones de ropa usada y, como resultado, muchos usuarios podrían estar pagando precios muy por encima de la media por artículos que en realidad no son tan especiales. Sin embargo, para los revendedores, siempre que haya al menos un comprador dispuesto a pagar la cantidad indicada, el precio no debe ser tan escandaloso.

Lo “vintage”. Y luego entra en juego toda la adoración que se ha creado entorno a lo vintage, "antiguo" y hipster. Actualmente, uno de los géneros de ropa que más se venden son los estilos Y2K y de los 90: corsés de satén, vaqueros de talle bajo, blusas sin mangas y camisetas que llegan a las rodillas. Los revendedores están comprando incluso ropa para niños y anunciándolas por el doble o el triple de su precio. Tampoco ayuda que la mayoría de las prendas en Vinted estén etiquetadas como "vintage" para redirigir el tráfico de búsqueda a las tiendas originales, incluso si el término técnicamente solo se aplica a artículos que tienen al menos 20 años. El objetivo, al final, es colarte una prenda por más precio por el simple hecho de que creas que es “vintage”, si esto significa algo.

El doble del precio. En las redes sociales algunos usuarios se quejan de que se están vendiendo prendas de segunda mano en dichas plataformas por más del doble de sus precios originales."¿$40 por una falda que compraste por un máximo de $7?", comentaba un usuario de TikTok. "Era valor de mercado", respondió la vendedora, señalando que la falda se vendió por el precio demandado. A medida que más de estas publicaciones se vuelven virales, algunos revendedores, en particular aquellos que documentan públicamente su proceso de transporte en TikTok, han sido calificados de estafadores y gentrificadores.

“No puedo hablar de las motivaciones de cada vendedor, pero antes de poner un precio, considero la tarifa del 10% que suelen quedarse las plataformas de venta online, los costes de envío y el tiempo que gastas en limpiar, planchar y empaquetar la prenda”, decía una vendedora adolescente en un reportaje de Vox.

Dropshipping. Otra realidad es el crecimiento del dropshipping en este tipo de negocios de segunda mano. Los dropshippers no fabrican prendas o artículos directamente. En cambio, realizan pedidos a granel desde fábricas (a veces en el extranjero) y envían el producto a los compradores mismos, generalmente con el pretexto de que los artículos son únicos o hechos a mano. Con ello se consiguen ingresos pasivos por solo anunciarte en Internet. Cuando las principales marcas de ropa apenas entienden su cadena de suministro, es casi imposible para los consumidores determinar si los productos de los pequeños vendedores provienen de fuentes de confianza.

Si bien las compras de segunda mano, en apariencia, pueden parecer una alternativa anticapitalista al capitalismo, el mercado de segunda mano parece estar estrechamente vinculado al mercado minorista de primera mano. Ni la sostenibilidad ni el idealizado modelo de economía circular parecen ser las motivaciones principales de quienes se han decidido a hacer un negocio de este sector.

Imagen: Unsplash

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