Un mundo imposible para los no vacunados: Austria ya ha comenzado a confinarles de nuevo

La sombra del Covid vuelve a envolver las calles europeas. A medida que el número de casos positivos alcanza nuevos niveles récord, los gobiernos de varios países están comenzando a poner límites específicos a los movimientos de personas. No a todas: son los no vacunados quienes se han convertido en el punto de mira. En países como Austria, la tasa de infección es de más de 800 casos por cada 100.000 personas y han aplicado un confinamiento obligado para quienes no se han sometido a la inoculación. Alemania registró 50.196 nuevos casos en las últimas 24 horas.

Ha pasado más de una año desde que comenzó la pandemia. Y seguimos aplicando las mismas medidas y restricciones que entonces.

De vuelta al encierro. En Austria no se andan con chiquitas. No esta vez, cuando estaban gozando de una casi normalidad durante meses. Ahora, cerca de dos millones de personas que no han recibido la doble pauta de vacunación han sido confinadas. Las personas no vacunadas solo podrán salir de casa por razones limitadas, como trabajar o comprar alimentos. Y es que sólo aproximadamente el 65% de la población de Austria está completamente vacunada, una de las tasas más bajas de Europa Occidental.

Las medidas introducidas se producen en medio de una creciente presión sobre los hospitales del país y durarán 10 días. "No estamos tomando este paso a la ligera, pero desafortunadamente es necesario", decía el canciller Alexander Schallenberg. Y mientras, cientos de personas están saliendo a las calles protestando y agitando pancartas que rezan: "Nuestros cuerpos, nuestra libertad para decidir". Basta echar un vistazo a este gráfico de Our World in Data para entender parte de su situación reciente:

Austria.


Mismas medidas que hace un año. Mientras, en nuestro país, las autoridades autonómicas empiezan a no ser ajenas a la estrategia que se va imponiendo en otros países de la UE, centrada en aislar a quienes se considera responsables de que la pandemia vuelva a esta desbocada: los no vacunados. En este caso, mediante la exigencia del pasaporte Covid para acceder a hospitales y otros lugares públicos. No sería la primera vez, porque comunidades como Galicia, Cantabria o Cataluña ya lo exigen para entrar en bares de copas.

En las redes sociales vuelve a sonar el debate de si deberíamos ir a las cenas de empresa o comer en casa con allegados (no convivientes) en Navidad. Exactamente lo mismo que el año pasado por estas fechas.

Más control. Europa está abrazando restricciones duras. La profesora Eva Schernhammer, de la Universidad Médica de Viena, explicaba en este reportaje de la BBC que las medidas siguen siendo necesarias mientras los hospitales sigan recibiendo pacientes. A las personas no vacunadas ya se les ha prohibido ir a restaurantes, peluquerías y cines en países europeos como Alemania, aunque Austria haya ido aún más lejos obligando a que se queden en casa. El gobierno alerta de que la policía llevará a cabo controles al azar en los espacios públicos para determinar el estado de vacunación de las personas. Y quien no cumpla con la norma podría recibir una multa que va desde los 500 euros a los 1.500.

El caso alemán. Ciudades como Berlín han implementado unas nuevas normas conocidas como 2G. Instrucciones que excluyen a las personas que optan por no vacunarse en muchas áreas de la vida pública. Bajo estas condiciones, solo las personas que estén completamente vacunadas pueden comer dentro de restaurantes o ir a clubes o bares. Es decir, una prueba negativa ya no hará que uno atraviese la puerta de entrada.  Pero es que incluso los eventos al aire libre con más de 2.000 visitantes también estarán prohibidos para los adultos no vacunados. A ellos ya sólo les queda la prácticamente exclusión social.

En el resto del mundo. Con un nuevo pico de positivos, en los Países Bajos, se han impuesto medidas lockdown-lite para limitar los contactos sociales en respuesta a un fuerte aumento de las infecciones. Las medidas incluyen el cierre anticipado de restaurantes y tiendas. Y las tasas de vacunación son aún más bajas en algunos países de Europa del Este. Letonia, donde el 59% de la población está completamente vacunada, se volvió a imponer un confinamiento y se ha prohibido a los legisladores que van en contra de la vacuna votar las leyes y participar en debates.

En Rusia, solo alrededor del 35% de la población ha sido completamente vacunada, según Our World In Data. Y, a finales de octubre, Moscú cerró tiendas, restaurantes y escuelas parcialmente mientras los trabajadores recibieron nueve días de vacaciones pagadas para frenar los contagios. Singapur ya ha dicho que aquellos que permanezcan sin vacunar por elección tendrán que pagar sus propias facturas médicas a partir de diciembre. No es país para no vacunados.

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