Impuestos a las mascotas: la medida alemana que ahora podrán implantar ayuntamientos valencianos

La futura ley sobre bienestar y tenencia de animales de compañía de la Generalitat valenciana permitirá a los ayuntamientos imponer tasas municipales a los propietarios de perros, así como limitar el número máximo de animales de compañía que se puedan tener en cada vivienda.

Es una ley con más novedades: pretenden cambiar radicalmente la situación de los animales, y por eso también se endurecen penas y multas por maltrato (por ejemplo, dejar al perro encerrado en el coche durante horas) y un veto técnico al uso de animales en circos. Pero el citado impuesto a las mascotas caninas es la medida estrella del pack.

¿Por qué lo hacen? Básicamente porque ahora los municipios van a tener más competencias y costes en el mantenimiento de los animales. Por ejemplo, los perros y gatos sanos de los centros de acogida ya no serán sistemáticamente sacrificados cuando no encuentren un hogar, sino que se les custodiará hasta que se encuentre un hogar adoptivo. Esto incrementará enormemente los gastos, y la solución de Valencia es que lo sufraguen los Ayuntamientos, que a su vez decidirán si quieren que lo cubran con sus impuestos los dueños de perros.

La propuesta ha causado cierta polémica: como era de esperar, no ha sentado bien entre los propietarios de perros, que no ven justo que una parte de la población costee un servicio (el bienestar animal) que, en la práctica, nos involucra a todos.

Inspiración alemana: al igual que en ciertos municipios de Países Bajos, ciertas ciudades germanas funcionan desde 1949 con un impuesto perruno. Depende de tu localidad y otra serie de factores, pero la tenencia de un perro tiene un coste por hogar que oscila entre los 30 y los 160 euros anuales. Tener una raza calificada como peligrosa hace que el precio ascienda a los 200-1.000 euros anuales por mascota. Y si lo has adquirido de un centro de acogida, el primer año es gratuito.

¿Y los gatos? De hecho en Alemania la discusión últimamente va más allá, ya que están analizando si ponen o no impuestos a los propietarios de gatos. El conocido como Katzensteue tampoco entusiasma a los locales, y los verdes están manifiestamente en contra.

El impuesto desaparecido de Europa: porque en realidad el gasto municipal de los animales siempre había estado presente en las discusiones fiscales, y en el viejo continente han existido tasas a las mascotas durante todo el siglo XVIII (el foco estaba entonces puesto en reducir la prevalencia de la rabia) hasta los años 70. Reino Unido fue, de hecho, el último país en eliminarlo, en 1987.

De impuestos y bienestar animal: gestos como el de Valencia (que ya se han tanteado en otras regiones españolas) son en parte una demostración de cómo está muy viva una discusión sobre nuestra convivencia con otras especies. Empezando por las mascotas (que ahora también han dejado de ser cosas), parece que les estamos otorgando cada día más derechos.

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