El euro ya vale lo mismo que el dólar. Y eso tiene enormes implicaciones para el precio de la tecnología

Hace un año con un euro se podían comprar 1,20 dólares. Y esa era la cifra en la que se solía mover, al menos desde 2018. En 2015 estaba rondando los 1,10 dólares y antes de eso llegó a rozar 1,40 dólares. Pero lo cierto es que esta semana el euro y el dólar han llegado a la paridad, cosa que no se veía desde hacía veinte años. Esta paridad tiene varias explicaciones y también consecuencias para los europeos.

Y sobre todo para los consumidores de productos que normalmente se compran en dólares, como energía o electrónica. Ya estamos viendo movimientos en ese sentido.

Por qué hay paridad. Hay dos motivos por los que el dólar está tan fuerte en estos momentos. El primero es la sensación de crisis que se percibe en Europa: la guerra de Ucrania genera incertidumbre en sus cercanías y los inversores buscan refugio. Al contrario de lo que pasó en la crisis de 2008, que devaluó fuertemente el dólar, en esta ocasión el dinero huye hacia el otro lado del Atlántico.

Más motivos. Sin embargo no es la única razón. La inflación está siendo alta y los Bancos Centrales del mundo están reaccionando con fuerza. Excepto el Banco Central Europeo. La Reserva Federal de EEUU (Fed) ha subido ya los tipos de interés tres veces en 2022: la primera en marzo, de 25 puntos básicos; la segunda en mayo, de 50 puntos básicos; y la tercera en junio, en 75 puntos básicos, siendo la subida más fuerte desde 1994.

Los analistas esperan que a finales de año los tipos en EEUU estarán en el rango del 3,25% a 3,75%, una subida espectacular en un año en que empezaron en 0%. Pero es la estrategia que ha contemplado la Fed para combatir la inflación.

¿Y en Europa? En la zona Euro todavía no hemos visto ninguna subida de tipos, a pesar de que los datos de inflación son también malos. Eso sí, se espera que este mes de julio suban los tipos en 25 puntos básicos. Los motivos para esta política diferenciada del BCE son varios: parece que la inflación en Europa es casi toda importada; las relajaciones de las medidas monetarias estaban teniendo efecto en las primas de riesgos de los países del sur; y realmente el BCE llevaba tiempo buscando algo de inflación para reducir en términos reales las economías más endeudadas.

Esta diferencia de estrategias hace que el dólar sea más interesante para los inversores que el euro, ya que pueden obtener más rentabilidad en inversiones relativamente seguras como son los bonos del Estado.

Consecuencias para los consumidores. Que el dólar esté en paridad con el euro hace que las importaciones de EEUU sean más caras, así de simple. Donde hace un año con 100 euros podías comprar productos por valor de 120 dólares, ahora solo pueden comprar productos por valor de 100 dólares. Y esto hace que los fabricantes que venden en Europa eleven sus listas de precios en euros, para compensar la diferencia.

No es algo teórico, ya hemos visto como Apple elevó sus precios en mayo y seguramente lo hará con más fuerza en la próxima revisión. Y no solo Apple sino todos los fabricantes que trabajan con el dólar como su divisa principal.

Desde Estados Unidos. Sí, la mayoría de los productos se fabrican en China y quizá parezca lógico mirar más a esta divisa que al dólar pero hay que tener dos cosas en cuenta: primero, el Yuan se mueve bastante con el dólar y la apreciación de la divisa americana ha ido acompañada de una apreciación de la china; segundo, el coste de un producto no viene determinado solo por su fabricación sino por el I+D que normalmente se lleva a cabo en EEUU.

Pensemos en los productos electrónicos: tendrán componentes de Qualcomm, Intel, NVIDA y otras muchas empresas americanas, aunque se fabriquen en Asia. Los precios de la electrónica, por tanto, van a subir en su denominación en euros.

También la energía. Otra gama de productos que se va a encarecer por esta paridad van a ser los combustibles, ya que la negociación internacional se realiza en dólares. Aquí puede haber otros efectos, ya que una demanda más floja de Europa por precios más altos podría contrarrestar el efecto divisa, pero lo cierto es que la demanda de energía es bastante inelástica, a menos a corto plazo.

¿Tiene entonces alguna ventaja esta paridad? Sí. Al igual que los productos americanos van a ser más caros aquí los productos europeos van a ser más baratos en el resto del mundo. Y eso nos hace más competitivos. Siempre que los precios energéticos nos dejen ser competitivos, claro.

Imagen: Markus Spikse

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