Robots, plagios y aliens: cómo el Capitán Marvel perdió su nombre y pasó a llamarse Shazam

A lo largo de los más de ochenta años de cómics de superhéroes nos encontramos con multitud de casos curiosos, batallas legales y héroes olvidados que una vez fueron unos absolutos superventas. Uno de los que más guerra ha dado a lo largo de los años es Shazam, el superhéroe de DC que ha sido adaptado al cine por David F. Sandberg (con grato resultado).

Nos encontramos con la historia de Billy Batson (Asher Angel y Zachary Levy en la película), un joven que, adentrándose en el Metro, conocerá a un gran mago que le concederá poderes al grito de ¡SHAZAM!. Estos reúnen las habilidades de diferentes héroes mitológicos, transformándo al niño en el justiciero ultrapoderoso Capitán Marvel. ¿Un momento? ¿no habías dicho que el héroe se llama Shazam? Pues sí.

Y es que a pesar de que todo en torno al superhéroe use (o usaba hasta hace poco) el nombre de Marvel (Mary Marvel, la familia Marvel en general...) y los fans usemos indistintamente Capitán Marvel/Shazam a la hora de hablar del alter ego de Billy Batson, DC tuvo que cambiar el nombre como resultado de décadas de litigios.

Todo el mundo quiere (plagiar) a Superman

En los años posteriores a la gran Depresión, para la pequeña y emergente industria del cómic estadounidense todo era campo. A principios de la década de los 30 surgió el formato que permitiría a los creadores independizarse de la sindicación en los periódicos: el comic book.

El invento no era más que un cuadernillo de papel barato que serviría como segunda vida tanto a las tiras de éxito como a las que no terminaban de tirar (valga la redundancia). Un formato que en breve empezaría con la publicación de historietas inéditas y series independientes, abonando el terreno para el nacimiento de la edad de oro del cómic.

En 1938 se publicó el primer número de 'Action Comics', con el debut del superhéroe por antonomasia: Superman. El inesperado éxito propició que, en una época en la que los editores de cómics intentaban hallar "El Dorado", todo el mundo quisiese tener su propio Superman.

De la noche a la mañana, surgieron numerosos personajes que respondían a esta necesidad de tener otro Superman en los kioscos. Bob Kane creó Batman bajo ese pretexto (aunque el lavado que le dio Bill Finger hizo que se diferenciase mucho) y en diciembre de 1939 hizo su debut uno de los pocos plagios reconocidos judicialmente del superhéroe: el Capitán Marvel.

De las barracas a la imprenta

Allá por 1939, Fawcett Comics contrató al guionista Bill Parker para que dirigiera una nueva línea de superhéroes. Parker, periodista de policía y antiguo capitán durante la Primera Guerra Mundial, había comenzado su "carrera" de historietista realizando pequeños panfletos humorísticos y sexis para entretener a los veteranos y los heridos en combate.

El panfleto de humor de barracas, impreso en dos colores, se titulaba 'Captain Billy's Whiz Bang' (aunando su rango con un tipo de bomba de la guerra). Fue un éxito que pronto fue distribuido por hoteles y otros negocios.

Con los años, Billy Parker pasó a trabajar para Fawcett, una editorial que decidió probar suerte en el mundo del cómic. Parker tenía la misión de lanzar una nueva línea de superhéroes y a lo largo de 1939 creó al Capitán Trueno (Captain Thunder) como cabeza del nuevo título de la editorial 'Whiz Comics' (un guiño al exitoso panfleto).

Por razones legales (Captain Thunder era una marca registrada) tuvieron que cambiar el nombre a Capitán Marvel, aunque conservaron el relámpago en la pechera. La historia, editada en el número 2 de 'Whiz Comics' (diciembre de 1939, fecha de portada febrero de 1940) fue dibujada por CC. Beck y fue recibida con un éxito modesto.

En Fawcett no disimularon para nada que su mayor referencia era Superman. Podemos pasar por alto el hecho de que Billy Batson era un huérfano repartidor de periódicos (reportero infantil en sucesivos retcons), o los superpoderes tan similares, pero el hecho de que la portada fuese una especie de "toma 2" de la del mítico debut de Superman, hizo saltar las alertas.

Un icono de los años 40, a juicio

Detective Comics llevaba un par de años al quite con la propiedad intelectual de su obra y ya había logrado el cese de la publicación de 'Wonder Man' (Fox) y de 'Master Man' (Fawcett). Pero con Captain Marvel se encontraron con un hueso duro de roer.

Y no solo por la astucia de los abogados de turno sino porque el boca a boca (se calcula que en la época, cada ejemplar vendido pasaba por cinco o seis lectores) hizo que el Capitán Marvel se convirtiera en el personaje más popular de los años 1940.

Vendían más que Superman y desde Fawcett no paraban de explotar al personaje. En pocos años ampliaron la familia (Mary Marvel, Capitán Marvel Jr., Hoppy) y tendrían hasta su propia adaptación cinematográfica. Mientras que un juez no se lo prohibiera, ellos seguirían publicando.

Tras años de lucha legal, en 1948, se produciría un primer juicio que no saldría tal y como esperaban en la por entonces National Comics (DC). Mientras que el juez admitió que Capitán Marvel era una copia ilegal de Superman, no podía forzar un cease and desist debido a que se había descuidado el copyright en lo referente a las tiras de prensa.

Fue una victoria por la mínima para Fawcett que no duraría mucho. Como podéis imaginar, National Comics apeló y en esta ocasión lo que se arguyó fueron los elementos de la historia y las presuntas similitudes. El juez Learned Hand se mostró más favorable a los dueños de Superman.

Aunque no fue una derrota contundente (todavía había posibilidad de esquivar la bala), Fawcett decidió llegar a un acuerdo que incluía cesar la publicación de Capitán Marvel. Teniendo en cuenta que no hubo obligación judicial, la cancelación de Capitán Marvel en 1953 y no en los cuarenta atiende a factores que sobrepasaban los judiciales.

El caso es que esta "admisión" de la derrota, por así decirlo, responde en buena medida a la ponderación por parte de Fawcett Comics de la rentabilidad de seguir adelante. Los siguientes pasos (incluyendo analizar concienzudamente cada página de las aventuras de Capitán Marvel y Superman en busca de similitudes) implicaba un gasto mayor de lo que estaban ganando.

Mediados del siglo XX fue una época incierta y fatídica para la industria del cómic. El boom de los superhéroes se había esfumado tras la Segunda Guerra Mundial y las ventas eran muy inferiores. Esta bajada de popularidad se une a la gran cruzada anti cómics, que vivía entonces su auge.

No solo no estaban yendo nada bien las ventas, sino que además en cualquier momento te podían prohibir tal o cual publicación por perversión a menores. O, algo más llamativo mediáticamente hablando, podían acabar en una quema de cómics tan de moda en esos tiempos.

Fawcett se vio tomando una dura decisión: cerrar su sello de cómics y vender lo que puedan a otras editoriales como Charlton Comics.

Marvel adelanta por la derecha

Veinte años después, en 1972, la DC Comics de Carmine Infantino decidió licenciar al Capitán Marvel y su familia para seguir la estela del renovado género superheroico. Pero, a la hora de lanzar las nuevas aventuras se encontraron un nuevo obstáculo: no le podían llamar Capitán Marvel... por lo menos en el título.

Una marca potente queda libre y lo primero que se hace es rapiñarla... y a menudo no de la mejor manera. Carl Burgos, creador de la Antorcha Humana "original" vio a mediados de los años 60 una oportunidad de lujo para jugársela a Marvel en su terreno tras haber sido ninguneado por Stan Lee y compañía en esta nueva etapa.

Ni corto ni perezoso creó a un nuevo Capitán Marvel: un androide que tenía la habilidad de dividirse en piezas al grito de "¡SPLIT!" para volverse a juntar al de "¡XAM!" y se juntaba con gente como Billy Baxton y combatía a villanos como Doctor Doom.

Tan cutre (y copiota) como suena... pero consiguió el objetivo de enfadar a Martin Goodman, jefazo de Marvel Comics Groups, que se dio cuenta entonces que no se le había ocurrido registrar un nombre tan jugoso, a pesar de que estaban empeñados de que todo lo que pusiera la palabra de marras era de su propiedad.

Para fortuna de Goodman, la serie duró poco y menos, momento en el que decidió desafiar a la suerte para plantar con ayuda del siempre ávido Stan Lee la versión Marvel del Capitán Marvel. En esta ocasión sería un guerrero kree que haría heroicidades en la Tierra y cuya sucesora recibió un exitoso tratamiento cinematográfico.

Solo hay que ver la portada con la primera aparición de Mar-Vell, fechada en diciembre de 1967 y con cambio de título del cómic incluido, para darse cuenta de lo en serio que Goodman iba en su reclamación de la marca: "Marvel Super-Heroes. Featuring: Captain Marvel". Hasta cuatro veces aparece la palabra Marvel.

Así que llegamos a 1972 y en DC se encuentran con que, efectivamente, pueden contar historias de Billy Batson pero no usar la marca de Capitán Marvel para publicarlo. Así que pensaron en su grito de guerra "¡Shazam!" (acrónimo de Salomón, Hércules, Atlas, Zeus, Aquiles y Mercurio) para rebautizar su serie.

La jugada no gustó a Marvel, cuyo equipo legal envió un cease and desist porque en la portada ponía "The original Captain Marvel". La lucha era tensa y, un poco para regodearse, Roy Thomas decidió copiar el aspecto "niño a adulto" del héroe original para el de Marvel: a través de las negabandas, Rick Jones (otrora joven compañero del Capitán América) se intercambiaba en el espacio con Mar-Vell.

A pesar del cambio de denominación oficial, Shazam seguiría llamándose Capitán Marvel (excepto en alguna pequeña etapa) hasta 2012, cuando Geoff Johns (entonces ya gerifalte de DC) decidió prescindir definitivamente del nombre.

Hay montón de razones para el cambio. Una es que todo el mundo cree que se llama Shazam, fuera de los cómics. También por todo tipo de razones, llamarle Shazam tiene sentido para nosotros. Y, claro, en cada cómic en el que aparece ahora mismo tiene "Shazam" en la portada. Así que creo que lo asumimos y le llamamos Shazam.

Y verás que realmente tiene sentido en la historia el por qué es llamado Shazam en vez de Capitán Marvel. Es lo que va a ser llamado desde ahora.

En 2012 ya estaba en marcha (todavía en un estado muy temprano) la adaptación cinematográfica de Shazam y con ese cambio de nombre cerraban cincuenta años de conflicto con Marvel. Además, y esto ya desde un punto de vista de marketing, evitaban que dos personajes claramente distintos y establecidos, pudieran ser confundidos el uno con el otro.

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