Las rías de China han hablado: un futuro sin antibióticos eficaces ya es más que una posibilidad

Los antibióticos son medicamentos para el tratamiento de enfermedades infecciosas causadas por bacterias. Se trata de uno de los avances médicos más importantes de todos los tiempo y son medicamentos que me han salvado la vida y probablemente a ti también, aunque muchas veces los hemos utilizado de forma imprudente.

Los usamos para tratar infecciones virales, como la gripe, que no responden a los antibióticos y también los usamos para aumentar las tasas de crecimiento en animales de granja sanos. No hemos sido capaces de seguir las instrucciones sobre su uso adecuado y estas acciones tienen consecuencias graves.

Las bacterias se han defendido y se han hecho resistentes a los antibióticos en todo el mundo mediante mutaciones o robando genes resistentes a los antibióticos a partir de otras bacterias.

Cuanto más usamos los antibióticos, más rápido se vuelven resistentes. Esto es algo que ha llevado a de una crisis sanitaria en el siglo XXI: Recientemente se ha estimado que para 2050, un total de 10 millones de personas morirán cada año de infecciones resistentes a los antibióticos, más que las muertes por cáncer.

El problema está tan extendido que todas las personas del mundo portan genes de resistencia a los antibióticos en al menos alguna de sus bacterias intestinales o microbiomas. Normalmente no es algo tan malo porque estas bacterias no causan enfermedades y sólo tienen uno o dos genes resistentes cada una. Sin embargo, pueden dar lugar a consecuencias inesperadas e indeseadas.

Los genes de resistencia en el intestino humano acaban en las aguas residuales, donde contaminan los arroyos, ríos y otros cursos del agua. En un artículo recientemente publicado en la revista Nature Microbiology, mis compañeros y yo demostramos que los genes de resistencia a antibióticos se han convertido en un contaminante importante en las desembocaduras de los ríos. Algunas rías en China tienen hasta 100 millones de genes de resistencia a antibióticos por gramo de lodo, nada más y nada menos que un millón de genes de resistencia en un fragmento de barro del tamaño de la cabeza de una cerilla cuando hace 100 años no se podía encontrar ninguno de estos genes en el mismo lugar.

Contaminación pluvial que potenciamos nosotros mismos

Las desembocaduras de los ríos son puntos de filtración naturales entre el agua dulce y el océano, acumulando a su vez contaminantes que incluyen los genes de resistencia. El sistema funciona de la siguiente manera: los humanos y los animales de granja excretan genes de resistencia a antibióticos en sus heces. A veces, estos residuos se vierten directamente en los ríos y arroyos, pero incluso cuando los residuos pasan por una depuradora de aguas residuales los genes de resistencia son pocas veces son eliminados de forma eficaz.

Para colmo, muchos de los antibióticos utilizados para el tratamiento de los seres humanos y los animales también se excretan sin cambio alguno y estas moléculas no se descomponen fácilmente, añadiéndose a los desinfectantes, metales pesados y otros contaminantes que se pueden encontrar en todas las vías urbanas. Esto significa que las bacterias en los ecosistemas naturales obtienen grandes beneficios si pueden hacerse con genes de resistencia a estos metales, antibióticos y desinfectantes, haciéndose más fuertes frente a la contaminación humana.

Debido a que las aguas residuales procedentes de los asentamientos humanos contienen una mezcla compleja de bacterias, genes de resistencia y agentes antibacterianos, las aguas contaminadas se han convertido en un gran reactor para la generación de bacterias que portan múltiples genes de resistencia y dichas bacterias acaban en las rías.

Las bacterias ya presentes en el lodo de las rías pueden incluso obtener genes de resistencia a partir del agua contaminada.

Y lo más grave: estos genes de resistencia llegan a tu mesa (en forma de marisco)

¿Por qué es un tema importante? Son muchos los productos alimenticios, tales como gambas, ostras, cangrejos y peces, que se crían en las rías y muchos de estos animales se alimentan de los sedimentos o viven en ellos. Eso significa que hay una vía directa para que las bacterias del lodo de las rías entren en la cadena alimentaria humana y algunas de estas bacterias contienen combinaciones de genes de resistencia nunca antes vistos.

Estos genes de resistencia también podrían acabar en nuevas bacterias que nunca han sido un problema de salud en el pasado para los seres humanos o para los animales. Se trataría de un lugar idóneo para la creación de superbacterias y probablemente en algún lugar del mundo, en este momento, ya exista alguna especie de bacteria que esté acumulando más y más genes hasta convertirse en una superbacteria.

Nuestra investigación se realizó en China, donde los antibióticos se utilizan a menudo para la producción intensiva de animales. Bien es cierto que la situación en China es más extrema que en otras partes del mundo, aunque es importante tener en cuenta que la mayoría de los países siguen utilizando antibióticos de la misma manera o lo han hecho en el pasado. Por supuesto, todos los países del mundo utilizan antibióticos para tratar a las personas que se encuentran mal.

Toda vía fluvial procedente de granjas, pueblos o ciudades contiene tanto genes de resistencia a antibióticos como antibióticos en sí. El tipo de contaminación que encontramos en China es probable que esté presente en todas las rías con aguas procedentes de zonas de desarrollo urbano o agricultura animal. Creemos que es el caso, porque todas las desembocaduras a lo largo de 4.000 kilómetros de la costa de China contenían una contaminación similar con genes de resistencia.

Hay varias cosas que podemos hacer para minimizar este problema. Sin duda, tenemos que utilizar antibióticos con más precaución; solamente tenemos que utilizar los medicamentos para tratar infecciones graves y no como suplementos alimentarios. También necesitamos desarrollar de forma urgente tecnologías de tratamiento de agua que eliminen desinfectantes, metales, antibióticos y genes resistentes a estos agentes.

De lo contrario, el próximo viaje que hagas a la costa para comer una mariscada puede que sea el último.

Autor: Michael Gillings, Profesor de Evolución Molecular en la Universidad de Macquarie.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

*

Imagen | Annabel, Wikirayjarife, Lourdes Cardenal

Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com

VER 0 Comentario

Portada de Xataka