Un japonés perdió 200 veces en una máquina de gancho. La tienda quiso demostrar que no estaba trucada... Y perdió 300 veces

El año pasado, tras perder en una máquina de gancho, un residente de Tokio amenazó con gas venenoso a la empresa que gestionaba el espacio recreativo de Tokyo Arcade. Tras enviar repetidas cartas amenazantes, acabó confesando: "Invertí mucho dinero en ese juego y me cabreé porque nunca cogí nada". También el pasado otoño otro japonés llamó a la policía tras perder 200 veces en el mismo juego pero en otra tienda. Para investigar si se trataba o no de una estafa, los agentes le pidieron al personal que intentaran sacar el peluche. Fallaron otras 300 veces.

Los empleados tuvieron que colocar el premio en un lugar más fácil del interior de la máquina para poder engancharlo y la policía se fue sin altercado alguno. Sega, la dueña de esas máquinas, emitió un comunicado más tarde diciendo que los juegos de gancho se basaban en la suerte y la habilidad, pero advertía al personal de estar atento a ciertas situaciones. Vamos, para que hagan más o menos fácil la experiencia. Pero lo cierto es que ganar puede parecer imposible. ¿Son las máquinas de gancho un timo?

Sí.

Probablemente nunca hayas visto ganar a nadie. Has observado cómo a pesar de la habilidad para posicionar perfectamente el gancho sobre el premio y activarlo, las pinzas simplemente no agarraban con la fuerza suficiente para levantar el peluche. Básicamente, porque las máquinas están manipuladas de diferentes maneras, aunque sí funcionan en muy pocas ocasiones. Es decir, que lo que parece ser un juego de habilidad es en realidad una máquina tragaperras que depende totalmente de la suerte.

Tal y como expone este reportaje de Vox en el que participan algunos expertos sobre el tema, las máquinas de gancho están programadas para tener un agarre fuerte solo una parte del tiempo. No es algo que se hayan inventado, es información disponible públicamente en el manual de instrucciones de las máquinas más famosas que existen, las Black Tie Toys. Por supuesto, cuando Vox informó que estos documentos estaban disponibles en Internet, BMI Gaming los eliminó.

Sigamos con el timo, porque hay más. Mucho más. El propietario también puede ajustar manualmente la "habilidad de caída". Eso significa que en un número determinado de intentos, el gancho dejará caer un premio que haya cogido antes de dártelo. Las máquinas también permiten al propietario seleccionar el nivel deseado de ganancias y luego ajustar automáticamente la fuerza del gancho para asegurarse de que los jugadores solo ganen un número limitado de veces.

Nadie quiere jugar con una máquina que no funciona

¿Quieres hacerte con aquel Pikachu tan mono de la feria de tu barrio? El propio manual dice que tendrás que jugar docenas de veces para conseguirlo. El propietario puede programar de antemano con qué frecuencia el agarre es fuerte o débil (según el voltaje enviado al gancho). Pero también deben tener cuidado ellos, ya que nadie quiere jugar con una máquina que nunca funciona. Por lo tanto, a veces aceptan menos ganancias a corto plazo al permitir que el gancho sea más fuerte con más frecuencia, lo que le da a la máquina una mejor reputación.

Si bien los gobiernos regulan las máquinas tragaperras para que no se manipulen, esto rara vez pasa con las máquinas de ganchos. Si los operadores quieren hacer que la experiencia sea brutalmente injusta, no hay nada que los detenga. En la mayoría de casos, el único control es precisamente esa reputación. Pero ojo, porque hay sitios webs que indican qué máquinas de ciertos lugares están manipuladas y cuáles no. El sitio web Be the Claw recopila varias, aunque no hay una lista global.

Umehara Keiji, que fue propietario de una máquina de gancho durante un tiempo, explicaba en este reportaje de Vice que "las máquinas están 100% manipuladas en las salas recreativas". Según él, "la configuración de la mayoría de ellas es muy, muy detallada. Puedes configurar todo para que sea más atractivo pero más difícil". Cuenta cómo él mismo variaba la fuerza del gancho cuando subía, bajaba o retrocedía por encima del conducto. Esto hace que las personas sientan que están a punto de ganar cuando el juguete está cerca de la rampa.

Claw Coach, otro operador de máquinas, señalaba en ese mismo artículo otra función desesperante: tasas de ganancias predeterminadas: "Están destinadas a programarse de manera que el coste del precio de los premios se cumpla antes de emitir un pago". Por ejemplo, si el premio cuesta 10€ y la máquina cobra 1€ por intento, los propietarios pueden programar la máquina para que pague una vez cada 15 intentos. Esto significa que algunas personas afortunadas podrían ganar sólo durante "una ronda de pago", cuando la fuerza es lo suficientemente fuerte.

Si bien los propietarios de las máquinas siguen callados (lógico), los manuales de instrucciones nos muestran todos los secretos. Y los clientes, ciegos, siguen metiendo monedas para sacar aquel Pikachu que te mira con cara de: "Estoy encerrado, sácame de aquí".

Inocente…

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