La ola de calor es tan extrema que Alemania ha impuesto límites de velocidad en sus sacrosantas autovías

Europa atraviesa una de las peores olas de calor de su historia. De toda su historia. Numerosos países esperan batir sus máximas históricas durante todo el fin de semana, y gobiernos como el francés, consternados ante el precedente cercano de 2003, cuando fallecieron más de 30.000 personas a lo largo y ancho del continente, han movilizado a la totalidad de sus servicios. El estado de alarma es real. Las temperaturas por encima de 40 ºC son ya la norma.

Decisión. Así que Alemania ha decretado una medida inusual: imponer límites de velocidad en aquellos tramos de sus autovías donde habitualmente no existen. El gobierno teme que las altas temperaturas puedan causar fallos fatales en el funcionamiento de los vehículos (ya se de motor o de neumáticos) y ha preferido prevenir antes que curar. En determinados puntos los conductores no podrán superar los 100 kilómetros por hora.

Simbólico. Es icónico, dado el amor que los alemanes profesan por sus sacrosantas Autobahn. Construidas inicialmente por el régimen nazi, Alemania cultivó una viva red de infraestructuras que potenciaron la venta de automóviles (la principal industria histórica del país). Cuando el ejecutivo de Angela Merkel planteó imponer límites permanentes en los tramos libres la ciudadanía montó en cólera, y la reacción popular llevó a miles de manifestantes a las calles.

Dice mucho del estado de alarma que ha alcanzado Europa que Alemania, esta vez sí, haya reducido la velocidad de sus autovías.

Calor. Motivos para la preocupación tiene. Esta semana el país alcanzó su máxima histórica de junio: 38,6 ºC en Coschen, una pequeña localidad en la frontera con Polonia. Con todo, Alemania ha vivido situaciones aún más extremas. En 2015 Kitzingen, en el estado de Baviera, marcó el récord absoluto con 40,3 ºC. Al menos en otras dos ocasiones se han superado los 40 ºC. Está por ver que se repita este fin de semana.

Terror. Observar un mapa de temperaturas de Europa estos días es asomarse a un abismo sin fondo. Francia asume que muchos puntos del interior, más alejados de las corrientes oceánicas, sufrirán un fin de semana por encima de los 40 ºC. El norte de Europa afronta perspectivas más livianas, pero igualmente graves si pensamos en lo extraño de tan altas cifras en relación a la media.

Y qué decir de España. Se espera que Zaragoza marque más de 45 ºC el sábado, y puntos como el interior aragonés, Extremadura o el Valle del Guadalquivir rondarán con toda probabilidad los 44 ºC. ¿Alucinante, verdad? Así asá. España tiene en su haber hasta cinco registros por encima de los 47º (el último en 2017, en Montoro, Córdoba, máxima absoluta), y ¡37! sobre los 45 ºC (muchas de ellas en el siglo XXI).

Imagen: Jodage

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