Desenmascarando a los espías: qué pasa cuando trincan a un agente secreto

Notición en el mundo del espionaje: según fuentes de inteligencia occidentales, ayer mismo ha salido a la luz el primer caso de un 'ilegal' descubierto en Europa desde el final de la Guerra Fría. Henry Frith (en verdad Sergey Yuryevich Cherepanov) mantuvo durante 20 años una elaborada y nada sospechosa identidad falsa como representante de una consultora viajando a todas partes del globo, especialmente latinoamérica, mientras trabajaba para el SVR (algo así como el KGB contemporáneo). Y vivía en España.

El artículo de Político que lo desvela todo. Puedes leerlo "aquí ".

En el revelador artículo de Politico al respecto de este caso, apuntan a algunas cosas, como que Cherepanov podía haberle pedido informes y analíticas a sus colegas sobre el gaseoducto de Nabucco, que dejaba las informaciones accesibles a sus contactos en USB colocados en estratégicos puntos seguros o que, según ciertos servicios de inteligencia, Bruselas es ahora mismo un queso de gruyere para que entren más 'ilegales' en sus países.

Perdona, ¿no nos habíamos visto en California antes?

Anna Chapman, la atractiva ilegal rusa que sedujo al mundo.

De los llamados 'ilegales' tuvimos primera constancia hace no mucho, con el apasionante caso de desmantelamiento de una red de espionaje ruso en suelo americano confirmando así que los espías que vemos en las películas no son del todo producto de la inventiva. Estos son prácticamente idénticos a como los vemos en The Americans, la popular serie de FX, y no nos extrañaría que sus creadores hubiesen aplicado lo desvelado en el informe de este caso para crear a sus personajes de ficción yep, confirmado.

Rusos que se integran desde muy jóvenes en la vida del país enemigo, a veces encubiertos en matrimonios, que intentan erradicar todo rastro de su pasado ruso u otros detalles que pudiesen desvelarles como poco americanos y que se dedican, básicamente, a las relaciones sociales. A entrar en contacto con cientos de personas que saben tienen acceso a organismos o empresas con información valiosa.

Se hacen sus amigos, les seducen, les convierten en agentes dobles… cuentan que este tipo de agente posiblemente haya crecido en número en los últimos años debido a la progresiva tensión que se construye entre los dos bloques, y son muy increíbles (y este artículo de Obama World lo cuenta estupendamente).

El espía medio: menos esmoquin y más cuello blanco

También hay otras voces, alejadas del universo de los espías encubiertos, que cuentan que el gremio del espionaje se ha vuelto, por lo general, más aburrido. O al menos una buena parte de él. En esta era en la que la cobertura de la identidad se hace cada vez más difícil, muchos espías se han reconvertido a trabajadores de bajo-medio nivel dentro de embajadas extranjeras, posiblemente con inmunidad diplomática, pero los gobiernos los toleran porque así es más fácil establecer comunicaciones y mandarse mensajes con otros países con los que igual las vías comunicativas no son demasiado sólidas. Eso siempre que no se conviertan en una amenaza, cuando ya sí tomarán medidas, pero hasta entonces no suponen un gran riesgo y no se les expulsa del sistema.

El espionaje: si es trabajo de oficina ya no mola tanto.

Es decir, que hay que distinguir categorías. El espía medio no deja de ser un informante, y pueden proveer un amplio rango de datos desde diversos puestos que no suponen un riesgo para la seguridad nacional. Pero cuando entramos en ese pequeño porcentaje de espías que son, bueno, los James Bond de la vida, es cuando empieza el juego.

Los espías: sin convenio y sin reconocimiento, como es lógico

Saboteadores, ladrones de importantes secretos que pueden poner en jaque una parte de tus defensas… Lo que se ve con más frecuencia es una larga sentencia a prisión, de la que a veces el país emisor no quiere reconocer la condición de espía del capturado para no verse humillado públicamente. También es lógico que los encarcelen, un espía es más útil vivo que muerto. De todas formas, también hay que tener en cuenta que dada la privacidad de este micromundo, puede que creamos que lo normal es el encarcelamiento porque es la parte visible, y es posible que muchos de esos espías acaben asesinados, torturados o siendo instrumentalizados de otras formas.

Ah, y cuando hemos conocido algún caso de intercambio de espías o de deportación del enemigo a su país de origen, es por una cuestión de diplomacia, para enviar un mensaje de paz o de enfriamiento de las tensiones entre las dos naciones. Bueno, qué, ¿vemos entonces algunos de esos ejemplos históricos de grandes pilladas de espías?

Los 'ilegales'

Ellos son el último gran juicio relacionado por espionaje que conocíamos hasta ahora. Como los estadounidenses no pudieron probar una filtración de información especialmente peligrosa, ninguno de los acusados a los que llegaron a capturar fue acusado de ser espía en el juicio que tuvo lugar en Estados Unidos, y les condenaron al tiempo que ya habían cumplido en prisión preventiva de cara a un posible trueque con los rusos. En julio llegaron a un acuerdo las dos naciones, y los condenados fueron intercambiados por otros agentes norteamericanos.

Barnett, trafica como puedas

David Henry Barnett abandonó el trabajo como agente de la CIA para convertirse en empresario en Indonesia. Sus aventuras corporativas dejaron un buen pufo, que se le ocurrió saldar de la mejor forma posible: vendiéndole secretos a los rusos. El nombre de 30 operativos de la CIA y sus operaciones e informantes en Indonesia y Corea del Sur. Después volvería a EEUU a trabajar para el gobierno, solicitando el puesto en la Junta Asesora de Inteligencia Exterior del Presidente, que le denegaron. Después de un año trabajando de Nuevo en la CIA un agente doble le desenmascaró. 18 años de cárcel, y su puesta en libertad condicional para 1990.

Ames, casado con nadie

Como Barnett, Aldrich Ames se vio asolado por las deudas, y también vendió la información a los rusos. Su puesto no era el mismo, él trabajaba en los 80 como reclutador de agentes dobles soviéticos que estuviesen trabajando en sueño Americano. Ni todos los detectores de mentiras a los que se enfrentó entre el 86 y el 91 descubrieron su traición y los 2.7 millones de dólares que el apoyo a Rusia le había granjeado. Le arrestaron en 1994 y optaron por la cadena perpetua.

Los Rosenberg: ¿espionaje o caza de brujas?

Uno de los casos más sonados dentro del mundo del espionaje y un hito histórico bastante cuestionable en la historia de Estados Unidos. El matrimonio compuesto por Ethel Greenglass Rosenberg y Julius Rosenberg murió en la silla eléctrica, convirtiéndose así en los primeros ejecutados en la historia de ese país por el delito de espionaje (lo cierto es que en la Unión Soviética no tenían tantos reparos). Había tensión en la Guerra Fría en los 60 y Nixon necesitaba hacer una demostración de fortaleza. Los Rosenberg eran dos importantes figuras dentro del Partido Comunista, pero eso no significaba que hubiesen pasado secretos nucleares a los soviéticos, cosa de la que les acusó David, hermano de Ethel, y que años más tarde denunciaría que lo hizo por la presión que sufrió por parte del FBI.

Pollard, o Israel también juega

Jonathan Jay Pollard, nacido en Texas, trabajó para el Mossad (o eso se cree) filtrando una incalculable cantidad de información que sacó desde su puesto como analista civil de inteligencia de la Marina de los Estados Unidos. La CIA y el FBI le pillaron en 1987, cuando le condenaron a cadena perpetua, a cumplir en suelo norteamericano. Hasta 1998 no reconocería Israel que Pollard había trabajado como espía para ellos. Recientemente, Obama ha negado la petición de repatriación que llevó a cabo el estado judío.

Penkovski y los misiles cubanos

De Oleg Vladímirovich Penkovski sí conocemos la cifra: más de 10.000 documentos clasificados otorgados por parte de este oficial de artillería al Gobierno Estadounidense, entre otros, los de 1962 sobre los misiles nucleares que la URSS estaba colocando en Cuba. En suelo norteamericano es el “agente héroe”. En territorio soviético esta traición le valió un balazo en la nuca.

Klaus Fuchs, la bomba para todos

Uno de los nombres más importantes asociados al Proyecto Manhattan. Este trabajador del gobierno Estadounidense de origen alemán que contribuyó a la construcción de la primera bomba atómica estaba enviando de manera encubierta informaciones sobre el desarrollo del arma nuclear, así como de su ubicación y suministro, al KGB. Sus filtraciones fueron esenciales para que los rusos pudieran fabricar el arma, y cuando el gobierno británico le capture, le condenó a 14 años de cárcel.

Al son de Ana Montes

Sí, otra espía que también fue a prisión, 25 años le cayeron, que sigue cumpliendo a día de hoy. Montes, trabajando como analista para la Agencia de Inteligencia de Defensa especialmente en el ámbito de las relaciones con Cuba, le dio al gobierno ruso el nombre de cuatro espías americanos, así como el lugar de un campamento de entrenamiento militar norteamericano en El Salvador, que provocó que fuera poco después asaltado por guerrillas procubanas.

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