21 películas de ciencia ficción no-tan-conocidas que deberías ver

Es un deseo que nos surge cada cierto tiempo a todos los amantes del séptimo arte: quieres echar mano de videoteca para ver algo reflexivo y edificante. Algo de ciencia ficción, ese género capaz de examinar las dimensiones sociales y políticas del hombre mediante metáforas argumentales o visuales que envuelven con una fantasía escapista lo que nos da miedo contemplar en la realidad.

Y sin embargo ya las tienes vistas todas o casi todas de entre los clásicos del género. Te conoces los diálogos de Blade Runner, hace mucho tiempo que viste por primera vez 12 monos y Metrópolis lleva años en la estantería de tu casa. Para eso hemos elaborado esta lista de películas de segundo nivel, de obras menos difundidas entre las que probablemente haya muchas que no has visto y que te recomendamos de buena fe. A nuestro modo de ver, todas ellas ofrecen una gran oportunidad para disfrutar de lo mejor de este tipo de cine.

Triangle (Christopher Smith, 2009)

Amigos hacen un crucero en su yate. Una tormenta imposible les hace naufragar y les rescata un barco que a todas luces está encantado. Como su condición de película de ciencia ficción sólo aparece pasado un tiempo de metraje, no diremos qué es eso que nos hace ver que estamos otra cinta al estilo de Destino Final. Fíjate en lo que se ve en sus planos, en los elementos que se cruzan en el camino de sus protagonistas. Desvela el misterio de este buque Triangle y no abandones toda esperanza.

The One I Love (Charlie McDowell, 2014)

Otra película con un factor sorpresa que se puede arruinar muy fácilmente si te cuentan su giro, aunque este llegue, como llega, a los pocos minutos de empezar. Es mejor quedarse con que esta pequeña cinta nos hace reflexionar mucho mejor sobre las expectativas del matrimonio de lo que cualquier comedia romántica reciente. Y es bastante más divertida.

Coherence (James Ward Byrkit, 2014)

Aunque muchos no la habrán visto, en los círculos de amantes del cine fantástico Coherence se ha convertido en la última gran joya del cine de grandes ideas y enano presupuesto, como lo fueron en su momento Primer o Los cronocrímenes. Estos amigos que hablan tranquilamente en la sobremesa ven cómo tras la aparición de un cometa en el cielo sus vidas cambian para siempre. Bueno, sus vidas no cambian, más bien es que son intercambiables.

Plan Diabólico (John Frankenheimer, 1967)

¿Qué sucedería si un hombre gris, de existencia ordinaria, cambiase toda su estabilidad por una versión de sí mismo más divertida? ¿Si una empresa le permitiera renacer y convertirse en el aventurero pintor que desde niño siempre soñó ser? ¿De verdad estamos preparados para recibir una segunda oportunidad? Deja que este cuento con moraleja y dirigido con ambición expresiva te lo cuente. Lo que fue cierto hace 50 años sigue siéndolo ahora.

Lemmy contra Alphaville (Jean-Luc Godard, 1966)

Godard no necesita presentación, pero aquí, tal vez, sí una aclaración: si eres alérgico a las a veces inaccesibles películas del director francés, no tienes nada que temer. Alphaville es una narración accesible, la versión nouvelle vague de la clásica distopía futurista en la que unos dirigentes han intentado crear una sociedad inhumana y subyugada a sus líderes (hola, Guerra Fría). Y como Alphaville es la versión nouvelle vague, eso significa que hay ideas sobre nuestro vínculo con el lenguaje, vestuario de estética noir y una guapísima Anna Karina de protagonista.

Westworld, almas de metal (Michael Crichton, 1973)

La rebelión de nuestros “frankensteins” particulares, vivir en la simulación, nuestra obsesión con el pasado como un lugar mejor y los parques temáticos. ¿No se parecen todos estos a los temas que hay en Parque Jurásico? Es lógico, porque esta película, como la de Spielberg, están basadas en historias de Michael Crichton. La dirección de la película es bastante simplona, pero si te gustó el argumento de la peli de los dinosaurios, aquí tienes un poco de lo mismo pero con robots.

La ciudad de los niños perdidos (Jean-Pierre Jeunet, 1995)

Puede que la fuerte de Jean-Pierre Jeunet no sea su vena exploratoria de la ciencia ficción, sino más bien la plasmación a la imagen de universos estéticos únicos e inmersivos. Además, a ninguna persona joven no puede emocionarle, aunque sea un poco, una historia que se basa en cómo los viejos le exprimen la vida a los niños para sobrevivir… para luego recibir su merecido.

Stalker (Andrei Tarkovsky, 1984)

Un director que declare, en concreto, por qué la ciencia ficción no le interesaba en absoluto, logra en esta película de género mostrar cuál es el trasfondo último más gratificante de este género: permitirnos abrir dimensiones ocultas del alma humana. No será demasiado importante la premisa de stalker, un hombre que acompaña a dos pensadores a una zona que permite la autoliberación. A lo que llegamos, sin embargo, es al territorio de la fe humana.

Attack the Block (Joe Cornish, 2011)

Acción y cachondeo en los projects. Aliens contra pandilleros. Producen los de Zombies party y eso se nota, ya que la escritura de los chistes visuales y verbales es perfecta para sacarte una sonrisa siempre que lo necesites. Una película de serie B que no puede caerle mal a nadie que tenga un poco de corazón.

Repo Man (Alex Cox, 1984)

La película más macarra de la lista. Toda una obra de referencia entre las subculturas escoradas al punk, algo totalmente comprensible dada su banda sonora. Malaspulgas, ladrones, agentes del sistema y extraterrestres se entremezclan en un argumento bastante mal hilado pero en el que básicamente todos intentan conseguir los cuerpos del maletero de un Chevy Malibu. Si no te gusta su ciencia ficción, quédate con su reflejo del espíritu de una cultura.

El Planeta Salvaje (René Laloux, 1973)

Alegoría sobre la convivencia entre distintas razas y culturas, plantea los problemas de la intolerancia, la opresión y el instinto de supervivencia en situaciones adversas. El diseño de los Draags, de los escenarios naturales y de las distintas criaturas que habitan el planeta Ygam harán las delicias de los aficionados al buen cine de animación.

El hombre que Cayó a la Tierra (Nicolas Roeg, 1976)

Estamos en plena psicodelia. En la primera cinta en la que Bowie lanzaría una de sus personalidades más interesantes, el Thin White Duke. Estamos con un director que, al igual que Tarkovski, decide que sea la estética la que nos transmitan el mensaje que su trama. Curiosamente, es un camino contrario, en vez de la corrupción del alma humana, es el extraterrestre el que viene aquí y se deja seducir por los vicios baratos de la humanidad.

Cemetery of Splendor (Apichatpong Weerasethakul, 2015)

Una enfermedad causa que los soldados taliandeses queden permanentemente dormidos. En sus sueños, antiguos dioses de la zona ejecutan sus batallas en ese mundo mental mientras el real es quieto, tranquilo, de una violencia sólo intuida sin que nunca llegue a materializarse. Este precioso cuento de Apichatpong Weerasethakul es tan original en su premisa como hermoso a la hora de mostrar una experiencia cinematográfica con un ritmo sinuoso que no encontrarás en las películas que copan habitualmente las carteleras.

John Muere al Final (Don Coscarelli, 2013)

¿Morirá o no morirá al final de la película John? John diez at the end es un delirio lisérgico con tantos cambios de narración como gamberradas adolescentes que sirve como híbrido entre las películas de casquería de los 80, planteamientos fisiconspiranóicos a lo Cronenberg y como nueva versión de cinta fantástica de colegas a lo Las alucinantes aventuras de Bill & Ted.

Upstream Color (Shane Carruth, 2014)

Nueva años después, el creador de Primer se disputa el mantener o no la corona de rey del cine rompecabezas. Por suerte Shane Carruth ha tenido tiempo para pensar bien su nuevo jeroglífico, y mientras tu superficie se concentra en conectar sus puntos tu psique interna irá absorbiendo un mensaje espiritual cuya misión última es fundirnos a todos en el amor.

Ex Machina (Alex Garland, 2015)

El mejor papel de Alicia Vikander hasta la fecha, un divertido tributo al legado de mujer como objeto de deseo y la escena de baile con cuadros de Pollock al fondo más divertida de la historia del cine.

Beyond The Black Rainbow (Panos Cosmatos, 2010)

Si te gusta la hiperestilización y vaciado de contenido a lo Nicolas Winding Refn, Beyond The Black Rainbow te tiene que gustar. Muy indie, un gran contenedor de diversos recursos habituales de su subgénero para regurgitarlos después ya deformados, mostrando sus características de forma superficial. Dicho de otra manera: un videoclip larguísimo al que sólo le interesa estimular en todo momento tus ojos y oídos.

Holy Motors (Leos Carax, 2012)

La reaparición de Leos Carax en la gran pantalla lo hace en forma de lamento de las ruinas en las que se encuentra el cine en la sociedad contemporánea. En diversos y fantasiosos escenarios, que sirven a modo de fascículos diferenciados entre sí, vemos a un actor sobreexplorado adaptarse a distintos roles, algunos feístas, muchos metarreferenciales, todos ellos difíciles y a su manera hermosos. Este loco mundo de ogros y limusinas parlantes te deja terriblemente cansado, pero como veremos al final, necesitamos a los luchadores, a los que creen en la belleza del gesto.

H. (Rania Attieh y Daniel Garcia, 2014)

H. reinterpreta la tragedia griega que se desata entre dos Helenas con distintos trastornos de maternidad en el momento posterior a la caída de un meteorito en Nueva York. Es, si ya las has visto, un buen mecanismo sustitutivo de los de Shane Carruth, con una suficiencia preocupación formal y con unas actuaciones que están a la altura. Cuando tengas lista la interpretación de lo que ha ocurrido en este apocalipsis te tocará comparar con las soluciones que hayan encontrado otros, ya que seguro que no será la misma.

LFO (Antonio Tublén, 2013)

Un sueco aburrido armado con un oscilador capaz de conectar con nuestras ondas cerebrales y anular nuestra voluntad. Un técnico de sonido descubriendo por primera vez el poder y el abuso de poder. Todo cargado de un humor autoconsciente y por momentos bastante negro. No esperes ver la película de ciencia ficción más inteligente del subterritorio indie, pero si la premisa te ha llamado la atención y te gusta la música electrónica, merece la pena echarle un vistazo.

Predestination (Michael Spierig y Peter Spierig, 2014)

Hay ciertas películas de presupuestos acomodados que acaban pasando desapercibidas, y eso le pasa a esta excelente juego laberíntico sobre viajes en el tiempo. Los que dominen el género creerán ir adelantando acontecimientos, pero al final de la partida esta mixtura de Minority Report, Looper e historia romántica ganará y sabrá sorprenderte.

Una versión anterior de este artículo fue publicada en mayo de 2017.

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