Este es el primer ordenador que llegó a España: un IBM 650 con una memoria de 1 kB y que costó 1,9 millones de euros actuales

Puede que en los últimos tiempos se haya criticado mucho la web de Renfe, pero esta empresa fue pionera en España en el mundo de la informática, y de hecho fue la empresa que compró el primer ordenador que entró en nuestro país.

Se trataba de un IBM 650 Magnetic Drum Data-Processing Machine, una computadora de la que se fabricaron 2.000 unidades y que tenía unas especificaciones singulares: se operaba con tarjetas perforadas y tenía una memoria de 1 kB. El coste de aquella máquina fue astronómico de más de 250.000 dólares de la época, unos 1,88 millones de euros actuales ajustados a la inflación.

Origen del IBM 650

IBM ya tenía claro que el mundo de la informática tenía un potencial enorme, y a principios de la década de 1950 comenzó a trabajar en diversos modelos de los cuales el más destacado fue el IBM 650 que se presentó en 1953.

Esta máquina contama con un tambor magnético que tenía capacidades sorprendentemente modernas como la tolerancia a fallos —aunque prematura— y rutinas en las que se introducían puntos de ruptura para ser retomados sin tener que empezar nuevos trabajos desde cero.

El elevado coste de la máquina -entre 250.000 y 500.000 dólares- hizo que IBM no vendiera sus IBM 650 como tales, sino que las alquilase de forma que las empresas que lo utilizaban pagaban 3.500 dólares (de la época) mensuales.

Su aplicación fue diversa en el mundo empresarial, y por ejemplo con ella era posible automatizar el cálculo de primas de riesgo en seguros, realizar tareas de contabilidad y facturación, cálculo de trayectorias en misiles balísticos o cálculo de estructuras.

Un ordenador legendario que ahora es pieza de museo

Este ordenador lleva tiempo siendo una de las atracciones del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de La Coruña (Muncyt), pero en su época fue el primer computador que llegó a funcionar en España.

El IBM 650 básico constaba de una consola -en la que estaba el tambor giratorio y la consola para el operador- la unidad de alimentación )IBM 655) y la unidad de perforación de tarjetas (IBM 533 o IBM 537).

El peso del IBM 650 rondaba los 900 kg, mientras que la unidad de alimentación se aproximaba a los 1.350 kg. El tamaño de esta computadora era también enorme, ocupando cada unidad un armario separado de 1,5 x 0,9 x 1,8 metros.

Renfe fue pionera en esa introducción de la informática en nuestro país, pero aunque adquirió el IBM 650 en 1959, el ordenador no llegó a funcionar hasta 1960.

La empresa lo usó para gestionar las nóminas de sus empleados, y curiosamente la adquisición no tuvo apenas repercusión en los medios. La revista barcelonesa 'Garbo' incluía en su edición del 4 de julio de 1959 un artículo titulado "Un cerebro electrónico para la Renfe", e indicaba que se había comprado este computador para los Servicios de Estadística e Inspección Económica de la empresa ferroviaria.

El IBM 650 era capaz de aprovechar lenguajes de programación como FORTRANSIT (una versión especíal de FORTRAN) o IPL (el primer lenguaje de procesamiento de listas), y su potencia era fantástica para la época, que constaba de 97 códigos de operación.

Fuente: Ceres

Por supuesto, nada de pantalla, teclado o ratón: eso tendría que esperar. Como indican en el Ministerio de Cultura y Deporte, "la entrada y salida de datos se realizaba bien por medio de fichas perforadas -ideadas por H. Hollerit a finales del siglo XIX-, o bien por cinta perforada, sistemas a los que posteriormente se añadió el almacenamiento por cinta magnética, más rápida y cómoda de utilizar".

El IBM 650 contaba con ciertos periféricos ya comunes en otras máquinas similares. Así, era posible utilizarla junto a la máquina de contabilidad, la perforadora, la unidad de almacenamiento de alta velocidad, la unidad de cinta magnética, la tabuladora o la teleimpresora de cinta perforada, entre otras.

La propia IBM subestimó el éxito de estas máquimas, de las que esperaba vender 50 en todo su ciclo de vida. Apenas dos años después de su lanzamiento ya se habían vendido 75, y había pedidos para instalar otras 700 en los años siguientes. En 1956 ya había 300 máquinas instaladas, y se llegó a producir un IBM 650 al día. La última de ellas se fabricó en 1962, y la IBM 650 se convirtió en todo un éxito para la época.

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